Por Fernando Rospigliosi El martes pasado los senderistas casi derriban un helicóptero donde viajaba el jefe del Comando Conjunto, el general Francisco Contreras. Irónicamente le dispararon con una bazuca antitanque RPG que el Ejército les regaló a los terroristas. En cualquier país razonable, los mandos militares que han cometido tantos errores habrían sido destituidos de inmediato y, quizás, sometidos a un consejo de guerra. Aquí se les mantiene en el puesto y se les entrega más dinero. Ala patrulla emboscada el Jueves Santo le quitaron el RPG. ¿Qué hacía una patrulla de reconocimiento integrada por soldados bisoños, en medio de la selva, con una bazuca antitanque? Sólo a militares necios se les puede ocurrir incluir esa arma entre los pertrechos de una patrulla de ese tipo. A la patrulla del Ejército el RPG no le servía de nada y, probablemente, los jóvenes reclutas que la integraban no sabían usarlo. En cambio, en manos de los senderistas, puede convertirse en un arma temible. EL RPG 7 La bazuca antitanque rusa RPG 7 es casi tan popular como el fusil de asalto Kalashnikov, también ruso. Es usada tanto por ejércitos regulares como por fuerzas insurgentes. Los mujaidines afganos la utilizaron eficazmente contra las tropas rusas en la década de 1980, para destruir blindados y derribar helicópteros. Los norteamericanos la sufrieron en Somalia, en la década de 1990, cuando sus helicópteros Blackhawk fueron atacados con RPG. Más recientemente, en Afganistán e Irak, los lanzacohetes RPG han causado estragos en las tropas norteamericanas y aliadas, sobre todo en ataques a blindados y helicópteros. ¿EN LA SELVA? Pero usar RPG, como está haciendo el Ejército, contra Sendero en la selva, carece de sentido. Los terroristas no tienen bases fortificadas, sólo cabañas precarias de madera y paja, que abandonan cuando son descubiertos. Su ventaja es la movilidad en pequeños grupos y su conocimiento del terreno. Disparar un RPG en la selva contra un enemigo oculto es prácticamente inútil. En cambio, en manos de los senderistas, el RPG se convierte en un arma temible, porque con él pueden derribar los helicópteros de las fuerzas del orden. Algunos han sugerido usar los helicópteros de ataque blindados MI 25 que tiene la FAP. Puede ser, pero su blindaje sólo resiste fuego de fusiles y ametralladoras. No existe en el mundo un helicóptero que pueda resistir un impacto de RPG. El hecho que Sendero tenga ahora esa arma, obligará a modificar las tácticas de las fuerzas del orden, con un grave perjuicio para ellas. Por último, los senderistas pueden ahora atacar también las bases fijas del Ejército o la Policía con el RPG. Las bases del Ejército en la selva se construyen con madera, que resiste armas pequeñas pero no un RPG. La incompetencia de los mandos militares ha hecho ahora mucho más peligroso el trabajo de las tropas en el VRAE. INVENTANDO EXCUSAS Ahora algunos fujimoristas y amigos de Alan García pretenden achacar a los gobierno democráticos que sucedieron a la corrupta dictadura de la década de 1990, los desastres ocasionados por la ineptitud del actual gobierno en el VRAE. Por ejemplo, el ex presidente de la CONFIEP, Julio Favre, ha escrito en Correo: “Durante los gobiernos de Paniagua y Toledo se eliminaron los servicios de inteligencia y se retiraron las bases antisubversivas del VRAE, permitiendo irresponsablemente la consolidación y expansión del narcosenderismo”. (“Paradojas”, 30.4.09). Eso, por supuesto, es falso. El Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) fue disuelto por Alberto Fujimori el 16 de setiembre de 2000. En los días siguientes, con la anuencia de Fujimori, su socio Vladimiro Montesinos y sus secuaces desmantelaron el SIN. Se robaron todo, el dinero, los equipos los archivos. Los servicios de inteligencia fueron destruidos por Fujimori y Montesinos, que los corrompieron, politizaron y desnaturalizaron completamente. Específicamente el SIN que admira Favre, nunca tuvo un solo éxito contra la subversión. DERROTAS DE FUJIMORI EN EL VRAE Precisamente la última gran operación antisubversiva del SIN fue en el VRAE y propició una de las peores derrotas del Ejército. Montesinos puso al frente de la maniobra al primer general del arma de inteligencia, Adolfo Fournier (hoy operador del fujimorismo). El 2 de octubre de 1999, Fournier, que había negociado con “Alipio”, “José” y otros cabecillas, descendió en un helicóptero en un claro de la selva del VRAE para recibir a los terroristas que supuestamente se iban a entregar. Fujimori esperaba en Jauja para dirigir el gran espectáculo. Fournier cayó en una trampa. Los terroristas destruyeron el helicóptero con dinamita, asesinaron a 4 oficiales (el más alto número de oficiales muertos en un solo ataque en toda la guerra) y un número indeterminado de soldados. Se apropiaron de varias ametralladoras que portaba el helicóptero, incrementando su arsenal. El Ejército, humillado e irritado, trasladó a la élite, a la crema y nata de sus tropas, la División de Fuerzas Especiales (DIFE) al mando del general Luis Alatrista al VRAE (unos tres mil efectivos) para aniquilar a los senderistas. Tres meses después, en diciembre de 1999, cuando arreciaron las lluvias, la DIFE se retiró silenciosamente y nunca más volvió. No habían capturado ni abatido un solo senderista relevante. No informaron de sus propias bajas. DESATINO EN VIZCATÁN Es falsa, pues, la afirmación de Favre. Los servicios de inteligencia fueron destruidos por Fujimori y Montesinos. Respecto a las bases del VRAE, tampoco es verdad lo que dice. Es cierto que durante los últimos años de Fujimori y después, se redujeron las bases militares en muchos lugares, porque la amenaza senderista se había reducido. Concretamente en Vizcatán, donde se han producido los últimos incidentes, nunca existieron bases. Jamás hubo militares tan torpes ni políticos tan ineptos como ahora, que se les ocurriera poner bases en ese macizo montañoso inhóspito y casi inhabitado. Esas bases son inútiles para luchar contra Sendero y constituyen un blanco permanente. Mantenerlas es costosísimo en vidas y recursos y no sirven para nada (salvo, quizás, para cobrar cupos a los narcotraficantes, como han señalado algunos medios). NI EXPANSIÓN NI CONSOLIDACIÓN Finalmente, es absolutamente falsa la afirmación de Favre que el senderismo se ha expandido y consolidado gracias a Paniagua y Toledo. Los senderistas del VRAE siguen operando en la misma zona de siempre y son, más o menos, los mismos, unos 120-150. Ahora están mejor armados que antes gracias a la incompetencia del gobierno de Alan García, que nunca ha tenido –ni tiene todavía– una estrategia antisubversiva, ni se ha interesado en el tema. Y que ha dejado las cosas en manos de militares ineptos, que el propio gobierno ha nombrado para esos cargos por razones que nada tienen que ver, como es obvio por los resultados, con su habilidad castrense. En suma, la actual campaña militar en el VRAE ya tiene dos años y medio, y ha fracasado completamente. La ocupación de Vizcatán ya lleva nueve meses y es un desastre mayúsculo, con decenas de bajas del lado militar y ninguna de los senderistas. Estos están mucho mejor armados hoy que hace nueve meses, por exclusiva responsabilidad de mandos militares incompetentes. ¿Hasta cuándo habrá que esperar para que el gobierno reconozca sus errores, destituya a los responsables de los fracasos y elabore una estrategia adecuada?