Violeta Bermúdez: “Las mujeres tenemos mucho que aportar a la política”
La ex primera ministra señaló que en vez de poner tanto “abusador” en cargos públicos, el Estado debería tomar en cuenta a las mujeres capaces, profesionales e íntegras.
En el marco de la conmemoración por el Día Internacional de la Mujer, en La Entrevista, Paola Ugaz conversó con la ex primera ministra Violeta Bermúdez sobre la importancia de la figura femenina en la política peruana.
- Tenemos un gabinete con dos mujeres, en el TC una y en la política no estamos representadas. ¿Cómo cambiamos eso?
Siempre, a lo largo de la historia, hemos querido e insistido por participar en los espacios de toma de decisiones públicas. Las mujeres abogaban por ser reconocidas como ciudadanas, por tener derecho de sufragio, es una lucha histórica, pero lamentablemente tenemos que vernos obligadas en sacar leyes que hagan mandatos para poder elegir y ser elegidas, para que ser incluidas en las listas de postulación de cargos públicos y para que las organizaciones políticas abran espacios obligados para las mujeres.
La evidencia de que esto es así la tenemos en el Ejecutivo. Como no existe ninguna ley que obligue al presidente de la República a conformar un gabinete con un equilibrio de género, ni siquiera hablamos de paridad, sino de un 60% - 40%, que haya una presencia significativa, pero las mujeres somos ignoradas.
Estamos en pleno siglo 21 y no nos pueden decir que no hay mujeres profesionales, competentes, mujeres con integridad en vez de poner a tanto abusador como ministros.
Son pocos los hombres demócratas que entienden que sin el aporte de las mujeres no vamos a avanzar. Las mujeres constituimos más del 50% de la población electoral, un 48% de mujeres son militantes de las organizaciones políticas, ¿dónde están? ¿por qué no las colocan en cargos donde puedan aportar?
- Mirtha Vásquez, al dejar el cargo como primera ministra, señaló algo muy duro: que como era chiquita y tenía voz baja, debía gritar o imponerse porque sino no la escuchaban en este entorno de hombres. Esa cultura machista demuestra lo mucho que hay que avanzar.
Eso es a lo que se denomina todavía la vigencia de los prejuicios de género. Se espera que por el hecho de ser mujer uno tenga que tener cierto rol en la sociedad y, por supuesto, el espacio público ha estado históricamente monopolizada por hombres.
Entonces, cuando una ingresa a ese espacio, se va a encontrar con personas que sienten que una mujer puede desplazarlo; por eso, hay mucha resistencia y a veces hasta violencia. Nosotras las mujeres, como somos parte del sistema, adoptamos prácticas políticas históricamente machistas, autoritarias. No tenemos porque gritar para exponer nuestras ideas o hablar lisuras. Las mujeres tenemos mucho que aportar a la política.
- Usted decidió ser primera ministra del gobierno de transición de Francisco Sagasti sin conocerlo. Cuéntenos un poco sobre ese momento, era un momento sumamente complicado.
Conocí a Francisco Sagasti hace muchos años. Trabajé en la Cooperación Internacional cuando él estaba en la Agenda Perú, tuvimos la oportunidad de estar en reuniones técnicas. Sí, lo conocía, pero nunca había trabajado directamente con él.
Para mí, fue una grata sorpresa que él me llamara. Cuando él me llama pidiendo apoyo, yo le respondí: ‘Cuenta conmigo para lo que quieras’. Él me dijo: ‘¿Estás segura de que para lo que quiera?. A lo que yo respondí: ‘Sí, pero depende quién sea el presidente del Consejo de Ministros’. Me dijo que no iba a haber problemas porque quería que sea yo la primera ministra y, por supuesto, me dio un vuelco al corazón porque empecé a pensar en las implicaciones. Lo primero que me pregunté fue si estaba preparada para hacerlo.
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Una cosa que me animó más fue que me dijo que íbamos a trabajar en equipo. Me dijo que pensara quiénes podían conformar nuestro equipo y, a primera hora, escucharía mis propuestas para armar el gabinete.
Para mí, fue importante porque daba cuenta de una persona sumamente constitucional, hicimos sintonía porque él conoce la Constitución, él es abogado, yo soy abogada. No me arrepiento, fue una experiencia muy difícil, complicada, en contexto de pandemia.