¿Cuál es el futuro del Partido Morado en el 2022 tras la gestión de Sagasti y el alejamiento de Guzmán?
Analistas políticos Marylía Cruz y Arturo Maldonado coinciden en que la falta de una figura con liderazgo afecta a la agrupación. Señalan que los morados deben trabajar en lo que significa ser un centro que sea viable.
Cuando comenzaba la carrera para las elecciones presidenciales 2021, Julio Guzmán, fundador del Partido Morado, se encontraba en los primeros puestos de las preferencias electorales. En diciembre del 2020, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), por ejemplo, le daba el tercer lugar, mientras que Ipsos lo ubicaba en el segundo peldaño. Entonces, era una opción.
Pero pasaron los meses y Julio Guzmán se fue desinflando, hasta que llegó la primera vuelta en abril de 2021 y obtuvo un total de 2,26% de votos válidos; es decir, 325.608 personas optaron por él. El panorama de los resultados congresales fue un poco mejor para la agrupación, aunque no el que esperaban. Solo lograron 3 legisladores por Lima. Una disminución considerable si es que se mira al anterior Parlamento en donde había nueve morados.
El susto, sin embargo, fue que estuvieron a punto de perder su inscripción por desavenencias en la interpretación de la ley con el Registro de Organizaciones Políticas (ROP), que ya había resuelto quitarles su condición de partido político en primera instancia. Al final, los morados apelaron y el pleno del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) –la máxima autoridad electoral- les dio la razón. Se habían salvado.
De lo que no pudieron librarse fue del evidente fracaso de los comicios. El hecho desencadenó que Julio Guzmán anunciara su apartamiento: renunció a la presidencia de la organización, convocó a elecciones internas y desde el PM manifestaron que se iría a Estados Unidos para labor docente. Hoy el Partido Morado está en un proceso de reestructuración en el que, por lo pronto, tiene programado la elección de su nuevo presidente. Postulan para ese cargo, por el periodo 2022-2026, los excandidatos al Congreso Narescka Culqui y Luis Duran.
Candidatos a la presidencia del Partido Morado por el período 2022-2026 Narescka Culqui y Luis Duran. Foto: Partido Morado
No obstante, el desafío que tendrá el Partido Morado el próximo año son las Elecciones Regionales y Municipales, a celebrarse en octubre, las que para Arturo Maldonado, analista político del grupo 50+1, son una prueba de fuego para el futuro de esta organización. “Tienen una imagen de ser un partido bastante limeño. Y creo que, si les va bien, sería una suerte de alejamiento de ese estereotipo, y podrían decir que son un partido que tiene una intención nacional. Eso sería un punto interesante para ellos”, expresa en diálogo con La República.
Señala que aunque la figura del expresidente Francisco Sagasti ha salido bien posicionada después de su gobierno, “no es un símbolo que pueda ayudar mucho en el ámbito subnacional”. Por eso, añade, el Partido Morado necesitará de figuras regionales para forjar alianzas que le permitan “tentar una suerte más allá de Lima o más allá de unos distritos mesocráticos donde podría tener mejores perspectivas”.
Por su parte, la politóloga Marylía Cruz, profesora de la Universidad Católica (PUCP), indica que si el Partido Morado va solo, “la presencia que va a tener se limitará a Lima y a algunas ciudades principales del país, pero no van a tener mucha presencia regional”, en donde predominan otros partidos. Recordemos que en Arequipa el candidato morado estuvo muy cerca de ganar una curul parlamentaria, en una lucha codo a codo, que finalmente se la llevó el representante de Renovación Popular.
Cruz añade que la agrupación morada también debe saber aprovechar “el capital político que en las elecciones anteriores no lo hicieron, que era la figura del expresidente Francisco Sagasti”, en referencia “al recuerdo de su gobierno que fue de alguna manera tranquilo y mesurado” en medio de una inestabilidad política.
Guzmán postuló con el Partido Morado a la presidencia de la República en las últimas elecciones. Foto: La República
Falta de liderazgo y la imagen de Francisco Sagasti
Uno de los grandes problemas de esta agrupación es que la falta de una figura con liderazgo los está perjudicando, coinciden ambos especialistas. Si hablamos de Alianza para el Progreso, se piensa en César Acuña o si nos referimos a Juntos por el Perú o Nuevo Perú, rápidamente viene la imagen de Verónika Mendoza. ¿Qué ocurre si uno se refiere al Partido Morado? Julio Guzmán ya no está, y probablemente la respuesta más rápida sea Francisco Sagasti.
Sin embargo, hay un punto a analizar con el exmandatario. “El señor Sagasti tiene una imagen positiva, pero es una imagen de un político prácticamente retirado no solamente por su edad, sino también por los gestos que tuvo después de su presidencia”, dice Maldonado.
“Creo que el señor Sagasti está como una figura casi simbólica, pero el partido requiere alguien que esté en el día a día haciendo política, pensando en las elecciones subnacionales y parte de eso se va a resolver una que vez que haya las elecciones internas. Vamos a ver si esta persona que salga elegida (de presidente de la agrupación) puede tener esa capacidad de hacer política en el corto plazo, con miras a las elecciones subnacionales”, prolonga.
Para el porvenir del Partido Morado, Marylía Cruz añade que la figura del excongresista Daniel Olivares podría ayudar en Lima; además, su conocimiento sobre comunicación política también podría ser beneficioso para el partido. No obstante, la politóloga dice que, a su modo de ver, en la agrupación hay cuadros que son más técnicos que políticos, por lo que deberán buscar figuras más políticas “que puedan ayudar a comunicar mejor las ideas que tienen”, de cara a los siguientes comicios.
Ahora, ¿una vuelta de Julio Guzmán podría secundar a los morados? Para ambos expertos, el exlíder no ayudaría mucho. “En las sumas y restas creo que lo mejor es que no esté. Creo que las elecciones todavía están muy frescas en la memoria. El mal desempeño electoral y toda la mochila que la figura de Julio Guzmán carga creo que podrían ser un pasivo más que una activo”, sostiene Maldonado.
Francisco Rafael Sagasti Hochhausler. Foto: Andina
El centro y la polarización
Quizá el más grande obstáculo que tienen los morados es la polarización que se vive en la esfera pública, demostrada ya en las últimas elecciones presidenciales. La derecha –y la extrema derecha- que apoyaba a Keiko Fujimori y la izquierda –y la extrema izquierda-que respaldaba a Pedro Castillo. Dicha elección se resolvió por muy poco luego de acusaciones de fraude sin pruebas realizadas por la candidata de Fuerza Popular.
Hasta hoy, pasado meses de los comicios, el ambiente, inclusive en el Congreso, sigue igual, moviéndose de un lado para otro, de izquierda a derecha. Así, en este panorama, el Partido Morado “con esta idea de centro republicano a veces pues termina un poco descolocado”, apostilla el analista Maldonado; “hay una necesidad para ellos de trabajar en esa idea de que sean un centro viable”.
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Es importante -refuerza la especialista Cruz- que los morados definan exactamente lo que significa ser de centro, qué van a formular, a qué apuntan, porque esa palabra “se puede volver como un poco comodín”: “No sabemos si Acción Popular que a veces dice ser de centro puede apoyar cuestiones de derecha o izquierda, y es difícil entender una lectura exacta de lo que quiere Acción Popular o partidos que se pueden definir como de centro”.
“Entonces, yo creo que puede ayudar bastante que (los morados) tengan una lista de prioridades en el Congreso o propuestas si se presentan a la Municipalidad de Lima o en general (a alguna alcaldía). Tienen que concretizar”, culmina.
Arturo Maldonado es profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú y analista político del grupo 50 + 1. Marylía Cruz también es analista política y docente de la Universidad Católica (PUCP). Foto: 50 + 1, LinkedIn de Marylía Cruz