Política

Mr. Manan y la enredada personalidad de Cáceres Llica

En esta entrevista Jorge Turpo Rivas, periodista y editor regional de RPP Arequipa, habla sobre su nuevo libro donde expone múltiples aristas del gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres Llica.

libro.  Jorge Turpo presenta "Mr.Manan", un perfil periodístico sobre Elmer Cáceres Llica.
libro. Jorge Turpo presenta "Mr.Manan", un perfil periodístico sobre Elmer Cáceres Llica.

Wilder Pari

Arequipa

En el libro “Mr. Manan: la hiel del poder”, el periodista Jorge Turpo Rivas, expone múltiples aristas del gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, desde sus denuncias archivadas por violación sexual, su relación con el alcohol, el círculo que lo rodea y más.

El autor opina que no puede descartarse un futuro político a Cáceres Llica, a pesar de su criticada gestión durante la pandemia de la COVID-19. En tiempos de coronavirus y de pintas con la advertencia “Llica presidente”, la lectura del libro es imprescindible.

En la obra mencionas que Cáceres Llica adopta un personaje acorde a la circunstancia. ¿Hay un Cáceres Llica auténtico, tras la máscara?

El verdadero Cáceres Llica es aquel que busca reconocimiento en todo momento. Toda su carrera está marcada por personajes y el último que ha adaptado es de candidato a la presidencia. Él quería ser sacerdote, pero no por servir, sino que le atrajo el cariño que la gente profesaba al sacerdote de Chivay.

También se reconoce a un tipo vanidoso. Señalas que se hizo una rinoplastia.

Desde sus trajes, desde sus zapatos, ahora utiliza los trajes de Evo Morales. Siempre ha tenido ese afán, la vanidad natural del político. Además, siempre le ha gustado estar rodeado de mujeres hermosas, en ese afán la vanidad siempre lo ha acompañado.

En parte de su círculo cercano, incluso influyó con su tipo de vestimenta.

Él tiene esa capacidad de tener seguidores, tiene un séquito de amigos muy fieles que lo admiran y siguen, hasta se visten como él, han adoptado sus ademanes. Pero estas personas no necesariamente le hacen un favor a él cuando llega al poder, al contrario, la admiración que le muestran, hace que viva obnubilado en un mundo paralelo y no se dé cuenta de la realidad. Ese es el daño que hacen en la política los ayayeros.

Dentro de su círculo de amigos, es llamativo que varios tengan denuncias por violencia contra la mujer, recordando que Cáceres Llica tuvo tres denuncias por violación sexual.

En una parte describo eso, porque me pareció relevante, que del círculo de amigos todos hayan terminado denunciados por violencia contra la mujer o delitos contra menores. Fredy Jiménez, acusado de tocamientos indebidos a niñas de un colegio y lo nombró gerente de Turismo. Hugo Mendoza, su íntimo amigo, golpeó a su conviviente, según denunció la propia señora. Valerio Andia, salió del GRA por acoso. Un consejero regional me dijo que al parecer, el único requisito que les pide Cáceres Llica a sus funcionarios de confianza es que sean violadores o maltratadores de mujeres. Es su círculo, uno atrae a los amigos con los que comparte fechorías o éxitos, y en el caso Elmer Cáceres Llica, vemos que es el círculo que lo rodea.

Desde el 2014, que realizaste un primer perfil a Cáceres Llica, ¿le notaste algún cambio en la última entrevista que hiciste, antes de las elecciones del 2018?

Ya era un político más cuajado, de no exponerse al declarar, solo decía lo que le convenía, con un discurso más confrontacional. Con un discurso bastante cerrado, le podías preguntar mil cosas, pero él repetía “manan” (negación en quechua), se cerraba en tres cosas que quería decir. Políticamente le funcionó, porque se victimizó, pero en el fondo seguía siendo el tipo tímido que no te da la cara ni te mira a los ojos, porque sabe que está mintiendo a veces.

¿Su discurso contra Tía María, también sería una máscara por la circunstancia?

Para mí es pura pose, él se subió al coche de Tía María. En Caylloma nunca dijo nada sobre la actividad minera. La República hizo un importante reportaje sobre la venta de tierras de su familia materna a la empresa Buenaventura, un negocio millonario. Ahí no dijo nada sobre el agua. A la minera Cerro Verde, en campaña, la culpaba de todo, hasta de atentar contra su vida, pero una vez que llegó a ser gobernador, le estira la mano para pedirle donaciones.

No creo que tenga una real convicción ambientalista. Si le hubiera interesado, no habría ido borracho a las reuniones por el agua de Tambo, como señaló el entonces gobernador de Puno, Walter Aduviri.

En el libro, para hablar de Cáceres Llica, reseñas a personajes de la política local, como Omar Candia, Javier Ísmodes, Yamila Osorio, quienes cargan cuestionamientos. ¿Ese escenario explicaría el hartazgo de la población que finalmente encumbró a Cáceres Llica?

El sociólogo José Luis Vargas lo explica y dice que la gente votó por el asco. La gente no solo votó hartada sino asqueada, al extremo de elegir a Elmer Cáceres Llica, encumbrado también por el voto blanco, que quiere decir “yo renuncio a mi responsabilidad de elegir”.

También está el componente racista de Arequipa, que supo utilizar Cáceres Llica de alguna manera.

Usó en campaña su apellido quechua, Llica, que significa telaraña. Eso ameritaría un estudio sociológico, que analice la nueva configuración social de Arequipa, cuya una de sus expresiones, sería la elección de Cáceres Llica.

¿Crees que Elmer Cáceres Llica representa lo peor de la clase política, o es un elemento más, solo que otros son menos visibles?

Si nos podemos a analizar, decir lo peor no creo, acabamos de elegir a Rosario Paredes (congresista), acusada de quitarle el sueldo a sus trabajadores en plena pandemia. Seguimos eligiendo mal, no a la gente decente o preparada y gente como Cáceres Llica o Rosario Paredes, espantan a la gente que quisiera llegar a servir a la ciudad. No creo que Cáceres Llica sea la excepción, es la regla, la norma.

Pero Cáceres Llica tiene una carga muy grave, estas denuncias de violación, ¿eso no traza una línea respecto a otros políticos cuestionados?

Claro, pero el gran tema es que ha salido librado de la justicia, ahí tenemos que voltear la mirada a la Fiscalía, ¿cómo es que con tres denuncias sale bien librado?. Y él tiene esa carga y eso marca totalmente la diferencia con el resto de políticos. Pero queramos o no, uno es inocente hasta que se pruebe lo contrario y de eso se ha valido en toda la campaña. Aquí el tema es de la justicia.

Cáceres Llica es un político con suerte, gana en su primera elección a los 29 años. Pero luego de su gestión en la pandemia, ¿le queda un futuro político?

En los 80, lo mismo se decía de Alan García, pero regresó y fue elegido nuevamente presidente del país. Yo pensé que en la última elección iba a ser el personaje caricaturesco, jamás pensé que iba a ganar. Pero vi los rivales políticos que tenía alrededor, y pensé que ahora sí tendría oportunidad. Y pasó a segunda vuelta y con Javier Ísmodes, era evidente que iba a ganar. No podemos decir que Cáceres Llica sea un cadáver político. Si el Ejecutivo en estos días no da señales de un verdadero cambio de cómo debe manejar la emergencia en Arequipa, en el fondo le van a hacer un favor a Cáceres Llica.

A Cáceres Llica muchos lo tildan de torpe, ¿se le puede reconocer alguna habilidad?

Sabe el manejo político, en ese sentido no es un tonto. Claro, hablamos del político mañoso que busca el provecho personal, no del honesto que tiene por encima el bien común.

Mira cómo convenció a Walter Gutiérrez para que su movimiento político sea su vientre de alquiler. Sabe cómo moverse en el juego político. Pero como gestor es un cero a la izquierda, nunca se capacitó para ello.

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Analistas políticos señalan que en el cargo, Cáceres Llica no dejó de estar en campaña.

Es un personaje en eterna campaña, incluso en la emergencia sanitaria. Pero se ha equivocado y la gente se ha dado cuenta que se trata de un personaje que le fluye la mentira como un manantial. Finalmente creo que la gente se está dando cuenta, cuando el periodismo lo advirtió desde el 2010 o 2014, ya decíamos: “ojo que Cáceres Llica quiere ser gobernador. Si llega a la gobernación, Arequipa va a sufrir”, y creo que no nos equivocamos quienes advertimos eso.

Cáceres Llica está en el cargo por decisión democrática, la gente votó por él sabiendo que había mentido en su hoja de vida o que tenía denuncias por violación, ¿debería ser un espejo para analizar que algo está mal en la sociedad?

Cáceres Llica no ha bajado de una nave especial o ha usurpado el poder, nosotros lo hemos puesto ahí, la reflexión pasa por eso, que pasa con nuestra educación cultural, como familia, como sociedad, que no le damos importancia a temas tan delicados como la violencia contra la mujer. ¿No conversamos eso en familia? ¿no tomamos decisiones en relación a los que nos puede afectar a nosotros mismos?. La educación es fundamental y esta emergencia sanitaria está revelando eso. Mientras tanto, vamos a seguir padeciendo a más Cáceres Llica. No creo que sea el último, tampoco espero que en las siguientes elecciones tengamos a mejores cuadros. Y me baso en la elección de los últimos congresistas.

¿Tienes en proyecto el perfil de otro político?

Por lo pronto no, volqué todas las energías a este libro. Tengo en proyecto seguir escribiendo perfiles pero de gente que transmita experiencia más enriquecedoras, algún científico arequipeño, algún artista, algún luchador social, que su vida transmita una experiencia positiva. Tengo una lista de arequipeños que me gustaría perfilar y juntarlas en un libro. Pero era necesario escribir sobre Elmer Cáceres Llica para tratar de entender este fenómeno social que pasa en Arequipa.

¿Qué otros títulos se pensaron para el libro, aparte de Mister Manan?

En realidad, fueron pocos, Mister Manan salió casi de inmediato. Por ejemplo, una alternativa iba a ser, el gobernador ingobernable (uno de los subtítulos del libro), pero Mister Manan caía por su propio peso, es una palabra que ha repetido tantas veces que casi era su sello personal. Y si lo configuras a su relación como político es un señor de la negación, es el “Señor No” de la buena práctica política, aquella que busca el bien común y no el bien personal.

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