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Política

Pitufeo electoral

Ningún partido supera el 9% de votos emitidos, y las votaciones “más importantes” se distribuyen en 10 listas que, juntas, hacen 43,6%, casi el mismo porcentaje de votos blancos y viciados: 43,1%.

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La encuesta de Ipsos Perú presenta un escenario electoral altamente fragmentado. La dispersión, a pocos días de las elecciones, se produce en un contexto de “despolarización” y desmovilización del debate político. Si los datos no se mueven hasta dentro de una semana, en cuatro años se habrá invertido la correlación de fuerzas parlamentarias, pasando de la imagen de Blancanieves y los enanos del año 2016 (Fuerza Popular con 32% de votos emitidos vs. el resto) a la del pitufeo electoral del 2020.

Ningún partido supera el 9% de votos emitidos, en tanto que las votaciones “más importantes” se distribuyen en 10 listas que, juntas, hacen 43,6% votos emitidos, casi el mismo porcentaje de votos blancos y viciados, que suman 43,1%. Ese hecho hará difícil a cualquier partido organizar una mayoría numérica en el Congreso.

Debemos prestar atención a la correlación entre la intención de voto que presenta la encuesta (31% de votos blanco /viciados y 15% de “no precisa”) y el simulacro (donde el 43,1% vota blanco viciado). Es probable que los que llamábamos indecisos no lo sean tanto, y que ya tienen una actitud ante el 26 de enero: abstenerse de votar o acudir a votar, pero invalidar su voto, de modo que la rebaja del porcentaje de votos inválidos no sería significativa. De esa manera, podríamos tener un Congreso por el que no votó casi la mitad del padrón electoral, entre los que se abstendrían y los que anularían su voto. Al respecto Hernán Chaparro anota que, en las elecciones del 2018, los votos válidos que obtuvo AP en Lima fueron mucho mayor que en el simulacro.

Tres meses de campaña han servido de poco. Entre noviembre y enero, salvo en dos casos de ligeros avances (Somos Perú y Frepap) los partidos no han incrementado su intención de voto. Al contrario, en dos casos (AP y el fujimorismo) disminuyeron su intención de voto, a lo que habría que agregar que en la campaña los “antis” han sido muy menores. Lo que exponen estos datos es la poca capacidad de los partidos en influir en el electorado, con dos probables explicaciones: la falta de dinero en la campaña, legal o ilegal; y la falta de diferencia entre la oferta nueva y la tradicional.

Finalmente, respecto de los grandes alineamientos, entre los 10 partidos que podrían pasar la valla se aprecia un volumen mayor de votos para el centro político. Al transformarse en votos válidos, estos grupos (AP, Partido Morado, AP, Somos Perú y Frepap) podrían agrupar casi el 50% de votos o más, si se considera que por lo menos 23% de votos válidos no se transformarían es escaños porque serían de partidos que no pasarán la valla, dando forma a un Parlamento mayoritariamente centrista. A pesar de todo, tendríamos un nuevo juego político parlamentario si se logra organizar una mayoría clara.

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