Marisa Glave: “El fujimorismo tiene una vena autoritaria de la que no logra salirse”
La legisladora señaló además que el autoritarismo fujimorista fue una práctica cotidiana en la década del 90.
En entrevista realizada por Suplemento Domingo de La República, la parlamentaria de Nuevo Perú Marisa Glave se refirió a la coyuntura política actual, en la que el fujimorismo intenta apoderarse del Tribunal Constitucional.
Sostuvo que el actual fujimorismo (Fuerza Popular) aún tiene la vena de la vieja guardia (la de la década del 90).
“Creo que lo más importante es tener claro, desde la ciudadanía, qué cosa es lo que queremos, al menos como mínimo. Y estar alertas, sabiendo que el fujimorismo tiene una vena autoritaria de la que no logra salirse”, manifestó Marisa Glave.
“Sinuosa, que utiliza, además, muchas veces a las propias instituciones para dar carácter de legalidad a actos abiertamente arbitrarios. Eso era una práctica cotidiana de la época del fujimorismo en su peor momento. Además, hay que entender que no es solamente esa bancada, como Fuerza Popular, sino que ya es una manera de hacer política y de entender la relación con las instituciones”, adicionó.
Como se conoce, el lunes 30 se pretende votar en el Pleno la elección de los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional; Fuerza Popular ha sido severamente criticado porque estarían intentando que el organismo esté conformado por miembros que velarán por sus intereses.
Como respuesta, el Ejecutivo busca plantear una cuestión de confianza para que se modifique el sistema de elección del Tribunal Constitucional.
Al respecto, Marisa Glave mencionó que existe interés en que esta norma sea declarada inconstitucional.
Por otro lado, al ser consultada sobre si pedir la modificación de la Constitución es una utopía, aseveró que la coyuntura permite pensar todo lo contrario.
“Más bien creo que en este contexto es más vigente que nunca. La Constitución ya no da más. Lo que hay que entender es que el régimen político, que nace con el golpe del 92 y con la constituyente del 93, que determina un tipo de Estado y su relación con el mercado y con la sociedad, ya no aguanta más parches, más pequeñas modificaciones. Es un Frankenstein nuestra Constitución”, aseguró.