Sandra Cubillos Laverde Docente Universitaria y magíster en Comunicación educación en la cultura. Nicolás Arévalo Cuadros Estudiante de licenciatura en Educación física, recreación y deporte en Corporación Universitaria CENDA/ Bogotá Colombia.,La interculturalidad y la decolonización del poder forman parte de las perspectivas para repensar el papel de la iglesia en la sociedad; es así que, según Catherine Walsh, el interculturalismo funcional responde en parte a los intereses y necesidades de las instituciones sociales; mientras que la interculturalidad crítica, en cambio, es una construcción de y desde la gente que ha sufrido una historia de sometimiento y subalternización. Esta primera reflexión nos invita a repensar el papel de la iglesia en la sociedad desde la esperanza como una necesidad ontológica en la que urge insistir para enfrentar la rabia y construir el amor. América es un continente que posee una riqueza inconmensurable en relación a su diversidad cultural y recursos, a pesar de haber pasado por el proceso de colonización, el cual propendió la homogenización del sujeto y la sociedad desde su sistema político, económico y religioso; por otra parte, sufrió la barbarie y explotación ilimitada del territorio. Cabe resaltar que las culturas latinoamericanas eran de tradición oral, y la llegada de occidente, generó la imposición de un pensamiento mediante la alfabetización, donde la lectura y escritura permitirían la evangelización hacia una comunidad descubierta por un error geográfico, sin embargo, solo se perpetró la abolición e invalidez de aquello propio: donde “Gaia” era la madre, se percibía una cosmología, y se posibilitaban los grandes descubrimientos para la vida como igual en la diferencia. PUEDES VER: Democracia sin ciudadanos, ciudadanos sin democracia Es evidente que después de este proceso de alienación (desarraigo de lo propio) que tardó más de un siglo, en relación a los sujetos (porque en este sentido no podemos hablar de agentes), estamos inmersos en unas dinámicas de control prestablecidas por un sistema hegemónico que propende ideas morales y de progreso en relación a la apropiación del conocimiento, de allí, nos genera gran interés enunciar cómo por medio de la propuesta decolonial del poder y saber, emerge una alternativa en relación a la construcción de una sociedad holística, donde el individuo se transfigura en un agente crítico, autónomo y colectivo. La colonización de los saberes propendió a un discurso moral enfatizado en la creencia homogénea y apropiación e invalidación epistémica, esto generó que el individuo en muchas ocasiones, deje de lado su libertad y forma de vida, por algo que le había sido impuesto. Por ende, se evidencia una docilización, una “deshumanización de su humanidad”, de allí se analiza, también, cómo la colonización generó el cambio de una sociedad politeísta a una monoteísta, y cómo, este proceso ha dejado de lado esa alteridad, en la cual, la diversidad cultural (comunidades indígenas, afrodescendientes, negras, entre otras) pasara a un segundo plano o simplemente quedara invalidada ya que, se insistió en dar cabida a lo que predilecta el sistema mundo. La necesidad de repensar una decolonización del poder nos acerca a propuestas teóricas donde se fundamenta, la necesidad como lo enuncian Castro y Grosfoguel de entrar en dialogo con formas no occidentales de conocimiento que ven el mundo como una totalidad en la que todo está relacionado con todo, esto en pro a alcanzar un espacio pluriversal/holístico, que deje de lado esos condicionamientos que han sido impuestos a través de discursos y formas de dominación, donde se ha visto expuesta la barbarie, obediencia ciega, naturalización, inequidad, cooptación, subversión, individualismo y desigualdad. Finalmente en esta propuesta decolonial e intercultural es necesaria la re-significación del papel de la iglesia; en el sentido de reconocer esas otras creencias y formas de existencia, en relación, a la construcción de una sociedad reflexiva, subjetiva, cuestionadora, consiente, praxeológica y revolucionaria ante todo aquello que invalide la diferencia, donde, el “intelectual revolucionario” como lo afirma Fanon, busque por medio de la pedagogía, la esperanza y el conocimiento, nuevas formas de vida, en las cuales, se alienten representaciones de acción política, económica y cultural. Redacción: La Periferia es el Centro. Escuela de Periodismo - Universidad Antonio Ruiz de Montoya