El casco del crucero “Costa Concordia”, que encalló frente a la isla toscana de Giglio el 13 de enero de este año y causó 32 muertes, se ha convertido en un atractivo para todos los turistas que llegan hasta el puerto italiano de Santo Stefano. Los visitantes que arriban hasta este paraje para tomarse fotografías junto a los restos del navío, que transportaba a 4.229 personas cuando encalló sobre una roca, tienen que pagar 10 euros por un paseo hasta la nave y el regreso hasta Giglio. “Se trata de un turista que viene para pasar la jornada, de curiosos que vienen para tomar una foto del paquidermo recostado sobre las rocas”, explicó el alcalde del Giglio, Sergi Ortelli, quién reconoció que el turismo había aumentado. “El turismo que nosotros preferimos, que ama el mar limpio y protege el medio ambiente, ha sido el más afectado”, lamenta la autoridad local tras mencionar la caída de reservaciones en hoteles y centros de vacaciones, un fenómeno que atribuye también a la crisis económica. Como se recuerda, la compleja operación para desencallar el crucero de lujo, de 114.500 toneladas, es considerada un verdadero desafío técnico y costará aproximadamente 236 millones de euros. (Con información de AFP)