Tensión en el paralelo 38. Mientras el mundo detuvo la respiración ante la declaratoria de "estado de guerra" del líder norcoreano, en Corea del Sur miles de turistas visitan la frontera para conocer la enorme zona desmilitarizada., Roberto Ochoa B. Agencias. Más allá de la encendida retórica belicista del gobierno de Corea del Norte , lo cierto es que la actual crisis se puede graficar por un detalle netamente militar: todo empezó la semana pasada cuando un superbombardero B-2 de la US Army –conocido por su diseño similar al de un murciélago gigantesco– sobrevoló la frontera de las dos Coreas escoltado por dos cazabombarderos F-16 de última generación. La bravata estadounidense era una advertencia para Pyongyang y anunciaba las maniobras militares conjuntas con Corea del Sur. Kim Jong-un pisó el palito. El líder supremo y pensamiento guía del régimen estalinista de la Corea del Norte reaccionó indignado. En represalia hizo despegar un obsoleto caza MIG-21 para sobrevolar la frontera. Lo cierto es que la declaración de un "estado de guerra" anunciado en Pyongyang asustó a medio mundo, menos a los pobladores de Corea del Sur , quienes siguen acudiendo en masa a la frontera para tomarse la foto del recuerdo ahora que surge una nueva amenaza. Ambas Coreas han estado técnicamente en guerra durante seis décadas, debido a que su conflicto de 1950 a 1953 terminó con un armisticio y no con un acuerdo de paz. A pesar de las amenazas del gobierno de Kim Jong-un , pocas personas las consideran como un indicio de que Pyongyang se arriesgará a una derrota casi segura al reiniciar una guerra abierta. El corresponsal de la agencia EFE en Seúl asegura que "lejos de sembrar el miedo, las graves aunque hasta hoy vacías amenazas norcoreanas han elevado la curiosidad en el lado sur de la fortificada frontera del paralelo 38, donde cada vez más turistas se aventuran para fotografiarse entre puestos militares y tiendas de souvenirs". ¿QUIÉN GANARÍA? Un informe publicado en el diario ABC presenta un buen balance del poder militar de ambos países: "Corea del Norte asegura haber detonado tres bombas atómicas y disponer de misiles capaces de golpear las costas de Alaska y EEUU, pero los expertos dudan de su alcance y de que disponga de la tecnología para dotarlos de cabezas nucleares". Seúl se sitúa a solo 50 kilómetros de la frontera y el ejército norcoreano, formado por un millón de soldados y cuatro millones de reservistas, tiene un arsenal de misiles de corto y medio alcance que pueden recorrer hasta 3.000 kilómetros y llegar incluso a Japón. Además, estaría dotado de armas químicas y biológicas y de siete kilos de plutonio, suficientes para fabricar seis bombas atómicas. Su fuerza aérea cuenta también con 820 cazas, a tenor de los cálculos del Ministerio de Defensa surcoreano, que tiene 460. Pero Pyongyang carece de combustible para hacerlos volar por su escasez de petróleo. Por tierra, sus 4.200 tanques también superan a los 2.400 de Corea del Sur, pero estos últimos son más modernos y están mejor equipados. Además, Corea del Norte ha desplegado más de 12.000 baterías de artillería antiaérea y 10.000 misiles de defensa, la mayor parte cerca de la frontera. Para protegerse, Corea del Sur cuenta con 330 cañones antiaéreos y un millar de misiles. A su ejército, formado por casi 700.000 soldados y 4,5 millones de reservistas, se suman los 28.000 “marines” estadounidenses acantonados en la frontera desde el final de la guerra y los 15.000 que permanecen en las bases de Japón. Pero en contraste con las baterías de artillería supuestamente listas para disparar en la zona norte, hileras de autobuses copaban estos días en el sur el peculiar parque temático de la confrontación, donde cada día cientos oincluso miles de turistas posan junto a vestigios de la guerra tornados monumentos. En Estados Unidos lo que más preocupa al gobierno es una acción "no anunciada" por Kim Jong-un, como los recientes ataques cibernéticos en el sistema bancario de Corea del Sur o el hundimiento de algún buque de guerra surcoreano. Otro tema es la impredecible personalidad del joven Kim, que asumió las riendas del país en diciembre de 2011 tras la muerte de su padre, Kim Jong-il. ENFOQUE Coreas en tensión Ramiro Escobar Internacionalista Declarar el “estado de guerra”, que es lo que ha hecho Corea del Norte frente a Corea del Sur es ir más allá de las habituales bravatas que ha habido entre ambos países en los últimos años. Es, casi, el anuncio previo al cambio de palabras por misiles. Sin embargo, hasta un bisoño gobernante como Kim Jong -un tendría que pensarlo 100 veces antes de aventurarse a una guerra. China, una de cuyas opciones de política exterior permanente es no hacer olas, no condenará de manera rotunda a Pyongyang. Probablemente tampoco Rusia, con lo que las posibilidades de que el Consejo de Seguridad de la ONU se ponga bravo son bajas. Barack Obama, a la vez, no es una aventurero de la talla de George W. Bush. Hay que esperar el paso angustioso de las horas y estar atento a las decisiones y acciones. Estamos en otro momento, no en los tiempos de guerras mundiales al alcance de una locura.