Poeta y Sacerdote no se arrepiente de su participación en política, aunque está retirado. A su paso por Madrid habló de la situación de Nicaragua. Madrid. No se arrepiente “en absoluto” de haber sido partícipe de aquella revolución. “Para mí fue muy bella, la apoyé de todo corazón”. Y ahora, ¿sigue creyendo que la lucha armada es legítima? “El papa Pablo VI dijo que la revolución armada era legítima contra una dictadura evidente y prolongada. Ahora mismo eso no ocurre en América Latina. Hay medios de comunicación, partidos políticos, denuncia cívica. No hay por qué echarse al monte”. Muchos fueron los logros de la revolución para uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación: “El derrocamiento de la dictadura; después, la transformación del país, donde se hizo un gran trabajo voluntario, como fue la vacunación de todos los niños o la alfabetización. Estas cosas son posibles en una revolución”. ¿A qué se debe ese desencanto por Nicaragua? Ernesto Cardenal, ahora sí, no lo duda, lo dice sin pensarlo dos veces. Quizá por eso lo hace: “A la pérdida de la revolución y la traición que los que ahora gobiernan Nicaragua hicieron de ella. Allí no hay nada de izquierda, nada de revolución, nada de sandinismo. Lo que hay es nada más corrupción y dictadura. Una dictadura fascista, familiar: Ortega, esposa e hijos”. La decisión Participar. Cardenal cuenta que fue su guía espiritual, el monje trapense Thomas Merton, quien le dijo que tenía la obligación moral de oponerse a la violencia generada por los Somoza.