Bebé de tres meses fue tratado con fentanilo contaminado en un hospital de Argentina y vivirá con una secuela de por vida
En medio de la crisis por fentanilo contaminado en Argentina, Giovanni se convirtió en uno más de los pacientes contaminados y con secuelas de por vida.
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El 26 de abril, Giovanni nació por cesárea en la Clínica Vélez Sarsfield de Córdoba, Argentina. Nada hacía presagiar que, pocas horas después, su salud se deterioraría de manera crítica. Una leve dificultad respiratoria motivó su traslado a neonatología. Días más tarde, su estado se agravó tras recibir una dosis de fentanilo contaminado.
La sustancia, infectada con bacterias multirresistentes, le provocó una infección sistémica que lo mantuvo varias semanas en terapia intensiva. Para combatirla, el equipo médico utilizó un antibiótico no autorizado para recién nacidos, lo cual le causó daños irreversibles en el hígado.
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¿Cómo fue que el bebé cordobés, resultó infectado con fentanilo contaminado y qué secuelas sufrirá?
Giovanni fue uno de los pacientes afectados por los lotes contaminados de fentanilo fabricados por los laboratorios HLB y Ramallo, ambos bajo investigación judicial por su implicación en múltiples muertes. Aunque el Ministerio de Salud de Córdoba negó la distribución local del medicamento, al menos 1.300 ampollas ingresaron a la clínica donde el bebé nació.
La infección por Klebsiella pneumoniae le provocó fallas orgánicas múltiples y la necesidad de respiración asistida. Si bien logró superar la infección, quedó con importantes secuelas hepáticas. Además, como no pudo succionar durante un largo periodo, ahora depende de una sonda para alimentarse y requiere un extenso tratamiento fonoaudiológico.
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¿Cuál ha sido la respuesta de los padres de Giovanni ante la situación que enfrentan?
Sol y Darío, padres de Giovanni y ambos con poco más de 20 años, atraviesan un proceso tan doloroso como prolongado. Desde mayo no se han separado de su hijo. Se turnan para acompañarlo y mantener el vínculo familiar en medio de la incertidumbre. “Va a necesitar controles de por vida”, lamentaron.
La familia exige justicia y denuncia que este no es un caso aislado. “Queremos que los responsables paguen por lo que hicieron”, reclamó Sol. Al impacto médico se suma el dolor emocional: nunca pudieron cargar a su hijo al nacer. Han tenido que aprender a criarlo entre tubos, alarmas y antibióticos.
























