Redadas de ICE en EEUU: comerciantes latinos luchan por sobrevivir ante miedo y desinformación en Los Ángeles
Comerciantes latinos en Los Ángeles enfrentan caída en ventas por temor a redadas de ICE y desinformación en redes sociales.
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En el corazón de Los Ángeles, los Callejones han sido por décadas un símbolo de esfuerzo, emprendimiento y cultura latina. Sin embargo, lo que antes era un lugar lleno de vida y movimiento, hoy se ve marcado por la preocupación y la incertidumbre por las políticas migratorias de Donald Trump. Las ventas han caído, los pasillos están más vacíos, y el miedo ha tomado protagonismo.
Todo comenzó con rumores en redes sociales sobre redadas del ICE. Aunque muchas de estas publicaciones son falsas o exageradas, el impacto ha sido real. Las familias latinas, que antes caminaban con confianza entre los puestos, ahora prefieren quedarse en casa. Para los comerciantes, cada día se vuelve una batalla no solo económica, sino también emocional.
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Impacto de las redadas y la desinformación en EE.UU.
Las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se han convertido en una pesadilla para muchos, incluso para quienes están legalmente en el país. El simple rumor de su presencia basta para vaciar una cuadra entera de comercios. Vendedores como Rosario Estrada, que lleva más de 30 años en los Callejones, ven con tristeza cómo las personas desaparecen de un día para otro.
A esto se suma la avalancha de desinformación en plataformas como TikTok o Facebook, que multiplica el miedo y lo convierte en una sombra constante. Aunque ICE afirma que sus operativos se enfocan en personas con antecedentes, el temor colectivo no distingue detalles. Las tiendas están abiertas, pero los clientes ya no llegan como antes.
Comerciantes de EE.UU. no se rinden
Pese a todo, los comerciantes no bajan los brazos. Olivia Sánchez, quien vende ropa con su esposo, dice que aunque algunos días apenas venden, se apoyan mutuamente para seguir adelante. “Tenemos que estar aquí. "Este negocio es todo para nosotros”, afirma con la voz entrecortada.
Historias como la de Jesús Contreras, que empezó a vender mariscos desde un carrito tras perder su empleo, muestran la capacidad de resiliencia que define a la comunidad latina. O la de Jesenia Calderón, en la tienda familiar de juguetes, quien a pesar de una caída del 70% en las ventas, sigue apostando por atender con una sonrisa. Entre tanto miedo e incertidumbre, ellos siguen creyendo que los Callejones volverán a brillar.
























