China detecta la mayor amenaza nuclear de EE. UU. en un arma antigua de la Guerra Fría: ni el bombardero furtivo ni el F-35
Ante esta situación, el Ejército Popular de Liberación propone fortalecer defensas y capacidades de intercepción en áreas clave, reflejando la creciente tensión entre China y Estados Unidos.
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A pesar del avance imparable en tecnología militar y del protagonismo de aeronaves furtivas como el F-35 o el B-2 Spirit, China considera que su mayor amenaza nuclear no proviene de estos desarrollos modernos. Según un informe de la Academia de Alerta Temprana del Ejército Popular de Liberación, publicado en marzo, el B-52H Stratofortress representa el principal peligro estratégico de Estados Unidos en caso de un conflicto con implicaciones atómicas.
Con más de siete décadas de servicio, este veterano bombardero de la Guerra Fría mantiene una relevancia táctica decisiva gracias a sus constantes actualizaciones, su capacidad de carga y su alcance operativo. El análisis chino sugiere que, pese a su antigüedad, sigue siendo el eje más potente de la disuasión aérea estadounidense.
Un bombardero del siglo XX que domina la estrategia del XXI
El B-52H Stratofortress, diseñado en los años 50, figura hoy como la principal amenaza nuclear para China. El informe técnico elaborado en Wuhan advierte que esta aeronave, aún activa en las filas de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, supera en peligro a los cazas F-35A y al bombardero invisible B-2. Según los investigadores, el B-52 sobresale por su capacidad para transportar hasta cuatro bombas nucleares tácticas B61-12, con una potencia estimada de 300 toneladas de TNT por unidad.
Estas bombas, cuya función principal es la disuasión, también podrían emplearse en ataques quirúrgicos contra sistemas de defensa y nodos estratégicos en suelo chino. El documento detalla que, gracias a sucesivas modernizaciones en sistemas de radar, guerra electrónica y navegación, el bombardero mantiene un valor estratégico elevado.
El estudio publicado en Modern Defence Technology se basó en simulaciones de ataques aéreos en un escenario de conflicto con Estados Unidos, bajo una campaña de contraataque aéreo. La fase de penetración y despliegue del B-52H mostró una eficacia notable frente a plataformas más nuevas, posicionándolo como el principal portador nuclear en un eventual enfrentamiento.
China refuerza su defensa ante el poder aéreo estadounidense
La respuesta china a esta amenaza no se limita al análisis. Los autores del informe proponen un conjunto de medidas para contrarrestar las capacidades de Estados Unidos, especialmente en escenarios donde lo nuclear esté implícito. Entre las recomendaciones destacan:
- Fortalecimiento de la defensa aérea en rutas clave.
- Incremento de la capacidad de intercepción en áreas sensibles como Taiwán y el mar de la China Meridional.
- Mejora de la inteligencia táctica para diferenciar ataques convencionales de los nucleares.
- Desarrollo de capacidades de guerra electrónica para interferir con los sistemas de navegación y comunicación enemigos.
El equipo del Ejército Popular de Liberación también sugiere priorizar el uso de ataques cibernéticos para neutralizar la ventaja tecnológica estadounidense. Además, el E-3 Sentry, avión de alerta temprana, figura como objetivo prioritario por su papel en la detección y coordinación táctica, mientras que plataformas como el B-1B o el C-17 son consideradas amenazas menores por su rol limitado y equipamiento obsoleto.
Tecnología, precisión y estrategia en medio de tensiones por Taiwán
Un punto notable del estudio es la decisión de evitar modelos de inteligencia artificial en sus simulaciones. En su lugar, los investigadores utilizaron métodos basados en teoría de juegos y análisis humano, por considerarlos más transparentes. Se destaca también la precisión de sus evaluaciones, que incluyen datos sobre la sección transversal de radar de aeronaves furtivas estadounidenses —como el F-22 o el B-2, con perfiles de tan solo 0,1 m²—, lo cual permite su detección a distancias de hasta 400 km.
Este enfoque se alinea con el acelerado desarrollo de misiles hipersónicos antiaéreos por parte de China, con capacidades de interceptar blancos a más de 1.000 km. Según el ex subsecretario de Defensa de EE. UU., James Anderson, es probable que cualquier futura crisis en torno a Taiwán conlleve amenazas nucleares, pese a la política oficial de “no primer uso” que mantiene Pekín.
El informe, más que un simple estudio técnico, redefine el equilibrio estratégico en tiempos donde la ciberseguridad y los drones dominan el discurso militar. Que un avión diseñado hace más de 70 años sea considerado la amenaza nuclear más seria por China revela tanto las virtudes del B-52 como la continua tensión entre ambas potencias en el tablero global.