
La polémica llegada de Bukele a la presidencia: ¿Las pandillas construyeron su poder político?
"Recibimos 250.000 dólares, beneficios en prisión y control sobre zonas estratégicas", reveló Carlos Cartagena, exjefe de la pandilla que realizó acuerdos con Nayib Bukele para que logre ser alcalde y luego presidente en El Salvador.
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La libertad de prensa en El Salvador en peligro. Carlos Cartagena López es uno de cabecillas más influyentes del Barrio 18 Revolucionarios, en El Salvador. Conocido también como 'Charli de IVU', el ahora exjefe de pandilla reveló en una entrevista con El Faro lo que era un secreto a voces: los acuerdos de las pandillas con el gobierno de Nayib Bukele. “Durante años existió una relación entre el gobierno y las pandillas”, expresó Cartagena, antes de añadir: "Hubo un acuerdo monetario. Teníamos que influir en familias y vecinos para que votaran por él (en las elecciones para alcalde)".
“Si no había esa clase de presión al pueblo, Nayib no hubiera estado en ningún lugar (cargo público)”, dejó en claro Cartagena, quien agregó sobre Bukele: "Un 75%, un 80% se lo debe a las pandillas". ‘Charli’, quien reveló que las pandillas ayudaron al presidente a mantener a los salvadoreños confinados durante la pandemia de la COVID-19, confesó que logró salir de El Salvador gracias a “ayuda del gobierno”. El apoyo a Bukele, afirmó 'Charli', se dio a cambio de 250.000 dólares, beneficios en prisión y control sobre zonas estratégicas.
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Bukele y las pandillas: de los pactos a la traición
Desde su gestión como alcalde de San Salvador en 2015 hasta su ascenso a la presidencia; desde entonces datan los pactos entre Bukele y las pandillas, según reveló la entrevista de El Faro. Carlos Cartagena dijo que Barrio 18 Revolucionarios se encargó de recolectar votos para la campaña de Bukele Ortez para alcalde y presidente. “Las indicaciones de él era que se tenía que apoyar y se dio la instrucción que se votara por Bukele. Fuimos parte del apoyo que él necesitó en ese momento. Él no tenía ni partido político", confesó.
Al asumir el poder, Bukele impulsó un plan de seguridad que llevó a policías y militares a barrios controlados por pandillas. Ocho meses después, entró a la Asamblea con soldados armados para exigir a los legisladores opositores la aprobación de un préstamo para comprar cámaras, equipos tácticos y un helicóptero. Aunque el financiamiento fue rechazado en ese momento, la situación cambió tras las elecciones legislativas de 2021, cuando el partido oficialista logró una mayoría calificada. Desde entonces, el Congreso dio su aprobación a dicho préstamo.
Por su parte, el periodista independiente Daniel Lizárraga, confirmó que Bukele pactó con líderes de pandillas un "descenso de la criminalidad", pero que todo se habría tratado de una trampa: “A través de uno de sus funcionarios de apellido Villatoro, pidió hablar con los líderes que aún estaban libres, pero ¿cuál fue la sorpresa? En lugar de llevarlos a una reunión, los llevaron a la cárcel y los acusaron de terrorismo, manifestó el pasado 25 de marzo”.
A diferencia de Cartagena López, 'Tasmania', otro pandillero, exigió no revelar su rostro. Sin embargo, además de confirmar lo declarado por Cartagena, reveló que Carlos Marroquín, actual director de Tejido Social, fue un factor crucial en los vínculos entre Bukele y el crimen organizado: "Marroquín comandaba las reuniones y era el nexo".

Carlos Cartagena, el líder pandillero que confesó el pacto que hizo con Bukele. Foto: El Faro.
La ruptura del pacto se habría dado tras la detención de miembros de la MS-13, que viajaban en un vehículo oficial proporcionado como el gobierno. La pandilla interpretó este acto como una “traición”. Tras ello, las pandillas desataron una ola de violencia durante 2022, que dejó 87 fallecidos. Bukele no se quedó de brazos cruzados y declaró la guerra contra las pandillas. "Esto fue una treta para emprender todo lo que estamos viendo ahora. De ahí vinieron todas las consecuencias", dijo Lizárraga.
La represión como “respuesta”: un hábito del régimen de Bukele
Desde 2022, El Salvador vive bajo un régimen de excepción permanente, en donde Bukele utilizó cuestionables métodos para reprimir el crimen organizado: arrestos masivos que no respetan el correcto proceso, según denunciaron organizaciones de derechos humanos. Gracias a la "brutal represión" se redujo la violencia a niveles muchos más bajos que antes, además de generar gran popularidad al mandatario.
A lo largo de los años, el presidente salvadoreño adquirió un poder sin contrapesos: domina al derecho y al revés los poderes legislativos y judicial. Solo una fuerza critica su cuestionable poder: la prensa. En El Salvador, uno de los medios más reconocidos por su independencia y valentía frente al poder de Bukele es El Faro. Su labor periodística se caracteriza por investigar a fondo y denunciar hechos que otros prefieren callar. El director y fundador de El Faro, Carlos Dada, señaló que una fuente confidencial le informó que la Fiscalía General planea emitir al menos 7 órdenes de arresto contra periodistas del medio.
Además, en marzo de este año, el Diario El País sacó a la luz los "falsos positivos" de Bukele: adolescentes que fueron acusados de pandilleros por un video de 10 segundos.
Campaña violenta del gobierno contra El Faro
En el Día del Trabajo, El Faro publicó videos con exlíderes pandilleros del Barrio 18 Revolucionarios en las que confiesan haber tranzado con el entorno político de Nayib Bukele para brindarle apoyo hasta que consiga el triunfo en las elecciones presidenciales. El director de la Agencia de Inteligencia del Estado, Peter Dumas, quien lleva más de un año lanzando ataques contra este medio salvadoreño, expresó el 1 de mayo: “No hay que tirar morteros a los que tienen bombas”.
Asimismo, Dumas acusó a El Faro de “complicidad con el crimen”, además de exigir un aumento de fondos para trabajos de espionaje: “Con 'periodistas' financiados y vinculados a pandillas, narcotráfico, abuso sexual, trata de personas y otros delitos, deberíamos tener el doble del presupuesto”. Dumas, dejó en claro que los periodistas de El Faro “no pueden escudarse para siempre detrás en el fuero invisible del 'periodismo'”.
La acusación de Dumas fue respondida públicamente por Carlos Dada, quien sentenció: “El director del organismo de inteligencia del Estado está pidiendo más presupuesto para seguir espiando a periodistas. Nos está imputando una serie de delitos. Un funcionario público acusándonos de esas cosas”. En tanto, Andrés Guzmán, comisionado presidencial para los DDHH y la Libertad de Expresión, sostuvo que la libertad de prensa en El Salvador está “garantizada” y viene siendo “respetada”.
Siguiendo la línea de respuestas, la de Nayib Bukele no se hizo esperar, y a través de una publicación en su cuenta de X cuestionó a los medios de comunicación y a las ONG. “Está claro que un país en paz, sin muertos, sin extorsión, sin sangre, sin cadáveres todos los días, sin madres llorando a sus hijos, no es rentable para las ONG de derechos humanos, ni para los medios globalistas, ni para las élites, ni para Soros”, escribió Bukele.
Además de las declaraciones oficiales, El Faro fue blanco de ataques en redes sociales por parte de trolls. Algunas publicaciones defendieron a Bukele al asegurar que, si realmente pactó con las pandillas y luego traicionó el acuerdo para capturar a sus integrantes, eso demostraba aún más su determinación. Otros criticaron al medio por entrevistar a un delincuente buscado, alegando que, incluso si tenía pruebas contra el gobierno, darle espacio era un acto ilegal.