Trump planea eliminar regulaciones sobre "químicos eternos" en el agua potable y afectaría la salud pública en Estados Unidos
Los PFAS, compuestos perjudiciales en el agua potable de Estados Unidos, podrían verse favorecidos por el cambio regulatorio, según expertos que advierten sobre un incremento en enfermedades peligrosas.
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El presidente Donald Trump anunció su intención de reducir las regulaciones federales sobre los llamados "químicos eternos" en el agua potable. Esta decisión generó críticas por parte de activistas, científicos y legisladores demócratas, quienes advierten sobre graves consecuencias para la salud pública y el medioambiente en Estados Unidos.
Los "químicos eternos", técnicamente conocidos como PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), son compuestos industriales que persisten en el entorno y en el cuerpo humano durante décadas. Diversos estudios vincularon su exposición prolongada con enfermedades como el cáncer, disfunciones hormonales y problemas inmunológicos.
¿Qué implica la eliminación de regulaciones sobre los "químicos eternos"?
La medida contempla modificar los límites establecidos para la presencia de PFAS en el agua potable, flexibilizando los estándares propuestos previamente por la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Durante la administración del expresidente Joe Biden, la EPA trabajó en fortalecer estos límites basándose en estudios científicos actualizados. Sin embargo, la actual Casa Blanca sostiene que los cambios buscan "reducir la carga regulatoria sobre las industrias", según un comunicado oficial.
María López, directora de la organización Clean Water Action, afirmó: "Con esta decisión, el gobierno de Trump pone en riesgo a millones de estadounidenses, priorizando los intereses corporativos sobre la salud pública". Organizaciones ambientalistas insisten en que los PFAS, presentes en productos como espumas contra incendios y utensilios de cocina, representan un problema de escala nacional que exige una respuesta contundente y no una relajación de medidas.
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¿Cuál es el impacto sobre la salud pública y el medioambiente?
Según el informe reciente de la Universidad de Harvard, más de 200 millones de estadounidenses podrían estar expuestos a niveles peligrosos de PFAS en su agua potable. Reducir las restricciones actuales podría incrementar los casos de enfermedades vinculadas a estas sustancias.
El doctor Alan Michaels, epidemiólogo de la Universidad Johns Hopkins, declaró: "Esta decisión contraviene toda la evidencia científica acumulada durante los últimos años sobre los riesgos de los químicos eternos". De igual modo, los activistas remarcan que la contaminación de acuíferos afecta de manera desproporcionada a comunidades de bajos recursos, perpetuando desigualdades sociales.
Además, el debilitamiento de la política ambiental podría tener consecuencias irreversibles para el medioambiente, considerando que los PFAS no se degradan fácilmente. Un ecosistema contaminado con estos compuestos representa una amenaza silenciosa para la biodiversidad y para la seguridad alimentaria de futuras generaciones.
¿Cómo reaccionan los activistas y la oposición política?
La decisión del gobierno de Trump provocó un inmediato rechazo entre grupos activistas y sectores del Partido Demócrata. Legisladores como la senadora Elizabeth Warren critican la medida, afirmando que "es un claro retroceso en la protección ambiental que beneficiará exclusivamente a grandes corporaciones".
Desde el Congreso, algunos representantes impulsan proyectos de ley que intentan contrarrestar la iniciativa presidencial. Paralelamente, organizaciones civiles convocaron a protestas y acciones legales para impedir la implementación de los cambios propuestos. Trump defendió su decisión asegurando que su administración "protege el crecimiento económico y evita trabas innecesarias a las industrias".