Xi Jinping rechazaría la invitación de Donald Trump a su juramentación como presidente de los Estados Unidos
La invitación del presidente electo Donald Trump a Xi Jinping para su toma de posesión genera controversia entre expertos en relaciones internacionales, evidenciando tensiones entre EE. UU. y China.
La invitación del presidente electo Donald Trump a Xi Jinping para asistir a su toma de posesión el 20 de enero ha generado un intenso debate entre expertos en relaciones internacionales. La respuesta del líder chino podría ser un reflejo de las tensiones crecientes entre Estados Unidos y China, así como de la percepción de debilidad que podría acarrear su presencia en un evento tan simbólico.
Según analistas, Xi Jinping podría rechazar la invitación debido a los riesgos asociados con la asistencia a la ceremonia, especialmente en un contexto donde las relaciones entre ambas naciones se han vuelto cada vez más competitivas. La secretaria de prensa entrante de Trump, Karoline Leavitt, confirmó la invitación, pero la Embajada china en Washington no ofreció comentarios al respecto.
Trump decide implementar aranceles de hasta el 60% sobre productos chinos y esto aumentaría la tensión. Foto:AFP
Un gesto arriesgado para Xi Jinping
El exasistente del secretario de Estado para Asuntos del Este Asiático, Danny Russel, argumenta que la imagen de Xi sentado al aire libre en Washington, rodeado de miembros del Congreso, podría ser inaceptable para el líder chino. “No permitiría ser reducido al estatus de un mero invitado”, afirmó Russel, quien ahora es vicepresidente de seguridad internacional en el Asia Society Policy Institute.
Yun Sun, directora del programa de China en el Stimson Center, también sostiene que Beijing optará por la cautela. “No creo que los chinos tomen el riesgo”, comentó, señalando que no hay precedentes para que un líder chino asista a la toma de posesión de un presidente estadounidense. Además, la presencia de diplomáticos de Taiwán en eventos de este tipo podría ser vista como una provocación por parte de Beijing, que considera a la isla como parte de su territorio.
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Las implicaciones de una posible guerra comercial
La situación se complica aún más si Trump decide implementar aranceles de hasta el 60% sobre productos chinos, como ha amenazado. En tal escenario, la asistencia de Xi a la ceremonia podría interpretarse como un error estratégico, lo que sería inaceptable para el régimen comunista. “Xi parecería un tonto si hubiera elegido asistir”, advirtió Sun.
Russel también destacó la importancia de la dignidad y seguridad del líder chino en el extranjero. “Siempre han exigido que cualquier viaje de líder a Washington sea tratado como una ‘visita de estado’”, explicó. Esto sugiere que Xi podría preferir evitar cualquier situación que lo coloque en una posición vulnerable.
Expectativas de un encuentro futuro
A pesar de la negativa a asistir a la toma de posesión, se espera que se planifique una reunión entre Trump y Xi en un futuro cercano. Trump ha mostrado preferencia por encuentros cara a cara con líderes extranjeros, especialmente con aquellos que considera adversarios. Esto podría ofrecer a Beijing la oportunidad de negociar directamente con el nuevo presidente estadounidense.
Con el regreso de Trump a la Casa Blanca, se anticipa un aumento en la rivalidad entre Estados Unidos y China. El presidente electo ha seleccionado a varios críticos de China para su gabinete, lo que podría intensificar aún más las tensiones. Beijing, por su parte, ha adoptado un enfoque de “esperar y ver”, pero está preparado para responder si Washington toma medidas hostiles.
La dualidad de la política de Trump
Sun advierte que la invitación de Trump no garantiza un cambio en las políticas hostiles hacia China. “Para Trump, no hay contradicción entre la zanahoria y el palo”, afirmó. Esta dualidad en la política estadounidense podría llevar a China a actuar con mayor precaución, evitando ser atrapada en un juego de engaños, ya sea que el mensaje de Trump sea amistoso o hostil.
En resumen, la invitación de Trump a Xi Jinping para su toma de posesión representa un dilema diplomático que refleja las complejidades de las relaciones entre Estados Unidos y China. La decisión de Xi de asistir o no podría tener repercusiones significativas en el futuro de la diplomacia entre ambas naciones.