El único idioma en el mundo que no tiene palabras para decir sí o no: lo hablan 8 personas y está desapareciendo
Una lengua aislada de Nepal, carece de términos para "sí" o "no". Solo ocho personas la hablan, y su extinción parece inevitable por falta de transmisión generacional.
En el mundo existen más de 7.100 lenguas, cada una con características distintivas. Sin embargo, una lengua minoritaria hablada por una pequeña comunidad en Nepal destaca por no tener palabras específicas para decir 'sí' o 'no'. Este idioma ancestral utiliza construcciones contextuales para afirmar o negar, lo que lo convierte en un caso excepcional en la diversidad lingüística mundial.
Este idioma está en peligro de extinción, con solo ocho hablantes competentes, y el más joven tiene menos de 40 años. La falta de nuevos hablantes pone en riesgo su existencia, reflejando una crisis que afecta a muchas lenguas del mundo. La supervivencia depende de iniciativas urgentes para su preservación.
¿Cuál es el idioma que no tiene palabras para decir sí o no?
El kusunda es una lengua aislada, es decir, no está relacionada directamente con otras lenguas conocidas. Aunque algunos investigadores han sugerido posibles vínculos con las lenguas sinotibetanas, no existe consenso al respecto. Su principal particularidad es la ausencia de términos directos para afirmar o negar, obligando a los hablantes a usar el contexto para expresar estas ideas.
Esta característica refleja cómo el lenguaje se adapta a las necesidades culturales de su comunidad. La comunicación en kusunda es fluida y depende de la interpretación del entorno, lo que lo diferencia de la mayoría de las lenguas del mundo y lo convierte en un verdadero tesoro lingüístico.
¿Por qué el idioma kusunda está desapareciendo?
La desaparición del kusunda está ligada a cambios en el estilo de vida de su comunidad. Originalmente nómadas de los bosques, los kusunda comenzaron a establecerse en pueblos, abandonando su idioma por la presión social. Esta lengua ancestral fue estigmatizada, lo que desmotivó su enseñanza a las nuevas generaciones.
Además, la falta de apoyo institucional para preservar la lengua y el desprecio social hacia ella contribuyeron al declive. Hoy, la transmisión intergeneracional es prácticamente inexistente, y con cada hablante que muere, el kusunda se aproxima a la extinción total, dejando atrás una herencia cultural invaluable.