La frontera terrestre más larga del mundo es compartida por Estados Unidos y un país vecino: no es México
Estados Unidos y Canadá comparten la frontera terrestre más extensa del mundo, con casi 9,000 kilómetros de longitud. A diferencia de otras fronteras, esta carece de muros o vallas y cuenta con una supervisión discreta que la hace única.
Estados Unidos comparte la frontera terrestre más larga del mundo, pero no con México, sino con Canadá. Esta delimitación se extiende a lo largo de 8,891 kilómetros, de los cuales 5,061 son fronteras terrestres y 3,830 son fronteras acuáticas, constituyendo una de las divisiones internacionales más extensas y pacíficas. Conocida por su singularidad, esta frontera carece de barreras físicas como muros o alambradas en la mayoría de sus tramos y, en su lugar, cuenta con una franja de bosque despejada, llamada “el corte”, que se extiende seis metros de ancho a lo largo de miles de kilómetros.
A lo largo de esta inmensa extensión, se sitúan 111 puestos de control oficiales donde tanto ciudadanos estadounidenses como canadienses pueden cruzar legalmente. Aunque no hay vigilancia militar constante, existen sistemas de monitoreo que aseguran el cumplimiento de las leyes en esta “frontera no defendida”, como se le conoce popularmente.
¿Cuál es la frontera más larga del mundo?
La frontera entre Estados Unidos y Canadá es la más extensa del planeta, superando en más de 2,000 kilómetros a la segunda frontera más larga entre dos países. Esta línea divisoria se establece en gran parte a través del paralelo 49º, abarcando desde Alaska, en el extremo oeste, hasta el estado de Maine, en el noreste de Estados Unidos. En total, esta frontera toca trece estados de EE. UU. y las diez provincias de Canadá.
La peculiaridad de esta frontera radica en su falta de barreras físicas: no existen muros o cercas extensivas, lo cual contrasta con otras fronteras internacionales. La mayor parte de la división es representada por una franja de bosque despejada que atraviesa diversas zonas naturales. Esta línea, llamada "el corte", se mantiene libre de vegetación y árboles, lo que permite una demarcación visible que, aunque no imposibilita el cruce, sí facilita su supervisión.
La línea divisoria a través del paralelo 49° abarca desde Alaska hasta Maine. Foto: Wikipedia
La historia de la frontera entre EE. UU. y Canadá
La actual delimitación entre Canadá y Estados Unidos tiene sus orígenes en el Tratado de París de 1783, firmado tras la Guerra de Independencia de Estados Unidos. Este tratado estableció las primeras divisiones territoriales entre las antiguas colonias británicas y el territorio canadiense, que permaneció bajo el dominio británico.
Posteriormente, otros acuerdos definieron con mayor precisión la extensión de esta frontera. El Tratado Webster-Ashburton de 1842 fue clave para definir los límites en la región de Maine y otras zonas en disputa, mientras que el Tratado de Oregón de 1846 estableció el paralelo 49º como la línea divisoria en gran parte del oeste, dejando Alaska como territorio estadounidense. Estos tratados consolidaron una de las fronteras más singulares del mundo, conocida hasta hoy como la "frontera no defendida más larga", un símbolo de paz y colaboración entre ambas naciones.
¿Cómo realizar controles fronterizos sin barreras físicas?
A pesar de su extensión y de la ausencia de muros, esta frontera cuenta con un control estricto que solo permite el cruce legal en los puntos de control oficiales. Los ciudadanos de ambos países deben pasar por uno de los 111 puestos de control, los cuales están ubicados en las principales carreteras y puntos de paso. Estos puntos están equipados con sistemas de vigilancia, registros electrónicos y personal capacitado para garantizar la seguridad en ambos lados de la frontera.
Además, existe una supervisión discreta en las áreas menos transitadas, donde patrullas y sistemas de monitoreo remoto complementan la seguridad. Esta frontera pacífica es, sin embargo, estricta en cuanto a sus regulaciones de cruce, asegurando que los desplazamientos se realicen legalmente y que ambos países mantengan un control de quién entra y sale de su territorio. A diferencia de otras fronteras militarizadas, Estados Unidos y Canadá han apostado por un modelo de cooperación que respeta la naturaleza del territorio y evita la construcción de barreras físicas.