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Los egipcios nunca se pintaban de frente, conoce la increíble razón: “Era extremadamente codificado”

El arte egipcio, con su peculiar estilo de figuras de perfil, sigue fascinando a millones. Detrás de esta técnica se esconde una profunda simbología espiritual y funcional.

El faraón Akenatón introdujo un estilo más realista en el arte, rompiendo con las convenciones, pero tras su muerte, se reafirmó la tradición al volver a las figuras estilizadas, priorizando la identidad espiritual. Foto: pngtree
El faraón Akenatón introdujo un estilo más realista en el arte, rompiendo con las convenciones, pero tras su muerte, se reafirmó la tradición al volver a las figuras estilizadas, priorizando la identidad espiritual. Foto: pngtree

El arte egipcio, a lo largo de la historia, ha capturado la imaginación de quienes lo observan. Las figuras en las pinturas y murales, con cuerpos en torsión (cuando se retuerce sobre su eje longitudinal) y rostros de perfil, desafían las nociones modernas de perspectiva y proporción. Este estilo no era un simple capricho estético, sino una decisión consciente con implicaciones profundas.

Egipto se destacó por una representación artística que no buscaba imitar la realidad de forma literal, sino preservar algo más importante: la esencia y el espíritu de las personas y deidades. La técnica se mantuvo inalterada durante siglos y siguió reglas muy precisas que apuntaban más allá de lo visual.

Decoración pictórica en el interior de la tumba del faraón Seti I en el Valle de los Reyes (Luxor). Foto: National Geographic

Decoración pictórica en el interior de la tumba del faraón Seti I en el Valle de los Reyes (Luxor). Foto: National Geographic

¿Por qué los egipcios representaban a sus figuras de perfil?

El arte en el antiguo Egipto tenía un propósito ceremonial y espiritual. Las representaciones de faraones, dioses y ciudadanos comunes seguían un conjunto de reglas extremadamente estrictas. Tal como explica Rosa Pujol, presidenta de la Asociación Española de Egiptología, “el arte egipcio, lejos de demostrar una falta de conocimiento, era extremadamente codificado”. Los artistas no se limitaban a mostrar la apariencia física; buscaban capturar lo que era esencial para la inmortalidad del sujeto.

Para los egipcios, el cuerpo humano se descomponía en varias partes que tenían que mostrarse de la manera más representativa posible. Los ojos y el torso se representaban de frente, ya que estos eran vistos como los canales del alma y la conciencia, mientras que la nariz y la boca se mostraban de perfil, lo que permitía preservar sus formas distintivas. Este estilo particular aseguraba que las figuras capturaran tanto el reconocimiento visual como su identidad espiritual, lo que protegía así su alma.

Representación de la reina Nefertari en su tumba del Valle de las Reinas Foto: National Geographic

Representación de la reina Nefertari en su tumba del Valle de las Reinas Foto: National Geographic

El arte egipcio no era un error de perspectiva

A diferencia de lo que podría pensarse, los egipcios dominaban las técnicas artísticas avanzadas. De hecho, en otras formas de arte, como la escultura, podemos observar un uso detallado de sombras y luces que reflejan un conocimiento profundo de la tridimensionalidad. La decisión de mostrar los cuerpos en perfil no era por falta de habilidad, sino un recurso estilístico y simbólico.

El objetivo no era mostrar una imagen tridimensional o realista, sino asegurar que el ka o espíritu de la persona, capturado en esa imagen, pudiera vivir por la eternidad. Este principio se aplicaba especialmente en tumbas y templos, donde las imágenes aseguraban la transición adecuada hacia el más allá.

 Anubis embalsamando a Osiris. Foto: Everything Egyptian And Egyptian Revival

Anubis embalsamando a Osiris. Foto: Everything Egyptian And Egyptian Revival

¿Cómo se refleja el poder en el arte egipcio?

En el arte egipcio, el tamaño y la colocación de las figuras también jugaban un papel crucial. Las figuras de mayor jerarquía, como los faraones, se representaban de mayor tamaño, mientras que los sirvientes o figuras de menor rango eran más pequeños. Esta jerarquía visual reflejaba el poder social y religioso.

Además, las figuras importantes ocupaban posiciones centrales y prominentes en las escenas. Este uso del espacio y el tamaño permitía una representación clara y ordenada del poder y la autoridad dentro de la sociedad egipcia, que subrayaba el papel fundamental del faraón como intermediario entre los dioses y el pueblo.

Representaciones de deidades egipcias en la pared norte de la tumba del rey Tut. Foto: Kenneth Garrett

Representaciones de deidades egipcias en la pared norte de la tumba del rey Tut. Foto: Kenneth Garrett

Akenatón: el faraón que rompió las reglas del arte egipcio

Un momento disruptivo en el arte egipcio llegó con el faraón Akenatón. Este gobernante rompió con las convenciones estilísticas tradicionales e introdujo un estilo más realista y natural. Las figuras ya no eran estilizadas ni inmortalmente jóvenes; en su lugar, se representaban de forma más humana y cercana, incluso mostraban emociones y escenas familiares.

Sin embargo, tras la muerte de Akenatón, el arte egipcio volvió a su estilo tradicional de figuras en perfil, que representaba la importancia de preservar la identidad y esencia espiritual de cada individuo.