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“Ecuador era un país lindo para vivir, ahora vivimos con miedo”, relatan peruanos en Guayaquil

Tensión. Testimonios de peruanos residentes en Guayaquil, una ciudad asolada por las bandas criminales que el martes asaltaron cinco hospitales y una estación de televisión. ¿Cómo es vivir en el epicentro de la crisis de violencia que hoy sacude a Ecuador?

Crimen. El Gobierno les ha declarado la guerra a 22 bandas vinculadas en su mayoría al tráfico de drogas. Foto: difusión
Crimen. El Gobierno les ha declarado la guerra a 22 bandas vinculadas en su mayoría al tráfico de drogas. Foto: difusión

En la tarde del martes 9, el peruano Carlos Llontop (57) estaba sentado en la sala de su casa, en un barrio del norte de Guayaquil, viendo al lado de su esposa, como todos los días a esa hora, el noticiero de media tarde de la estación TC Televisión, cuando algo ocurrió.

De pronto, el set se llenó de encapuchados con armas en las manos que iban de un lado a otro, empujando a periodistas y trabajadores del canal.

—Al principio, pensamos que era mentira —dijo el compatriota, por teléfono, a La República en una conversación en la noche del mismo martes—. Parecía una escenificación, pero cuando empezaron a pegarles a los periodistas, les tiraban en el piso, les daban planazos con el machete, ahí nos dimos cuenta de que era verdad.

 Captura. Los 13 delincuentes detenidos en la estación de TV recibirán el trato legal de terroristas. Foto: difusión

Captura. Los 13 delincuentes detenidos en la estación de TV recibirán el trato legal de terroristas. Foto: difusión

Llontop y su mujer se asustaron, sobre todo cuando, al rato, comenzaron las llamadas por teléfono, avisando que había caos en la ciudad: delincuentes intentando asaltar las tiendas, entrar a los edificios, tomar los autobuses. La pareja pensó en sus nietos, que seguían en el colegio.

La hija mayor de Llontop partió en su vehículo a recoger a los pequeños. Cuando estuvieron a salvo, él y su yerno salieron a toda prisa a buscar a la segunda de sus hijas, una enfermera que trabaja en una clínica del sur de la ciudad.

—No había transporte público ni taxis, la gente caminaba, y los motorizados, que no sabíamos si eran buenos o malos —contó—. Nos fuimos por las calles alternas porque en las principales estaban saqueando tiendas, quemando carros, un relajo total. Las tiendas cerraban sus puertas enrollables. No había policías. Así estuvimos hasta que encontramos a mi hija, que se había venido caminando y había pasado mucho susto.

Al volver, Llontop, su mujer, sus dos hijas, sus yernos y sus siete nietos se encerraron en la casa familiar, con cerrojos y candados.

—Afuera pasaban motorizados con revólveres —dijo—. Han asaltado a todas las tiendas de aquí de mi sector.
Nunca, desde que se había mudado a Guayaquil, en los 70, cuando apenas era un niño, había sentido tanto temor de vivir en esa ciudad. La capital comercial de Ecuador, la segunda en importancia del país, siempre fue un lugar para vivir con tranquilidad, dice.

Pero todo eso ha cambiado. Ahora se vive con tensión. Y, muchas veces, con miedo.

 Toma. Criminales asaltaron el canal TC en pleno noticiero en vivo. Fue el principio del caos en Guayaquil. Foto: difusión

Toma. Criminales asaltaron el canal TC en pleno noticiero en vivo. Fue el principio del caos en Guayaquil. Foto: difusión

Violencia cotidiana

No es una comunidad muy grande la de los peruanos en Ecuador. Según cifras oficiales, apenas superan los 14.000. Muchos se fueron por trabajo, en los 80, buscando un futuro mejor para sus familias. Cuando en Colombia mandaba el narcotráfico y en el Perú se padecía al terrorismo, el más pequeño de los países andinos parecía un espacio donde no había que preocuparse de la violencia extrema.

Pero en los últimos años la violencia se ha hecho cada vez más presente entre los habitantes del vecino del norte.

Apenas hace 6 años, en 2017, la tasa de muertes violentas era de 5 por cada 100.000 habiantes. En 2023 esa tasa superó los 40 por cada 100.000 habitantes. Como dicen los especialistas, el año pasado ha sido el más violento de la historia de Ecuador. Y eso se debió al crecimiento de las bandas del narcotráfico y a las alianzas corruptas con el poder que les permitieron fortalecerse y prosperar durante los últimos años.

Los peruanos que viven en ese país no han sido ajenos a esta ola de violencia. De alguna manera están habituándose a atestiguar crímenes tan horrendos como las masacres ocurridas en los penales, que solo entre 2021 y 2023 acabaron con 419 muertos, muchos de ellos decapitados y mutilados. O a los asesinatos de autoridades, gobernadores y hasta candidatos presidenciales.

En Guayaquil, una de las ciudades con las tasas de homicidios más altas del país, los peruanos son testigos todos los días de robos, asesinatos, secuestros y extorsiones. Algunos incluso han sido víctimas.

En agosto pasado, el periodista y empresario peruano Américo Pachas, de recordado paso por radioemisoras locales como RPP y Radiomar, estaba viajando de Guayaquil a Huaquillas, en la frontera con el Perú, para cruzar hacia Tumbes y poder tomar un vuelo a Lima, cuando un grupo de desconocidos, a bordo de motocicletas, detuvieron el vehículo en que viajaba, encañonaron a los pasajeros y les quitaron todo lo que llevaban.

 Operativos. El Ejército ha tomado las calles de las principales ciudades con el fin de restablecer el orden. Foto: difusión

Operativos. El Ejército ha tomado las calles de las principales ciudades con el fin de restablecer el orden. Foto: difusión

En ese momento, dice, él no sintió temor, más bien, trató de calmar a los pasajeros más nerviosos. Pero, dos días después, ya en Lima, lo asaltó una crisis de nervios. No podía ver a ningún motociclista porque temía que lo fuera a atacar. Fue una experiencia terrible.

En la tarde del último martes, Pachas estaba en el Malecón de Guayaquil, esperando fuera del municipio, donde iba a hacer unas gestiones, cuando vio que la gente empezaba a correr con evidente miedo. Los autos tocaban el claxon, dice, y se escuchaban sirenas y disparos.

Pronto se enteró de que habían asaltado el canal TC Televisión. Américo subió a su carro y en el camino llamó a Radio Morena, donde había sido gerente hasta hacía poco, para avisar que tomaran previsiones. Cuando llegó a casa, su esposa lo esperaba, llena de angustia. Desde allí siguió los incidentes del día, los que —según el balance oficial hecho después por las autoridades— acabarían con cuatro vehículos incendiados, el asalto a una estación de televisión y a cinco hospitales de la ciudad y la muerte de ocho civiles y dos policías.

El miércoles, cuando La República lo entrevistó, el hombre de radio contó que las cosas se estaban calmando. Después de que el presidente Daniel Noboa declarara que el país se encontraba en estado de conflicto armado interno y ordenó al Ejército restablecer el orden, Américo se mostró confiado en que las bandas criminales serían neutralizadas.

—Yo confío en que esto se va a arreglar pronto —dijo—. Los militares van a recuperar el control de las cárceles, porque la mayoría de los delitos se manejan desde allí.

Al otro lado la ciudad, en el centro de Guayaquil, la peruana Angélica Bonilla confiaba en el poder de fuerzas menos terrenales.

Ella contó a La República que apenas si se ha atrevido a salir de casa estos días, después de los episodios del martes, por temor a que una nueva explosión de criminalidad la sorprenda en las calles.

—Estamos viviendo esta tensión que es horrible, ¡horrible! —dijo—. Yo vivo 57 años aquí y recién en los últimos años se ha visto esta situación. Ecuador era un país tan lindo para vivir, ahora vivimos con miedo, ahora ni a misa puedo ir.

Bonilla dijo que lo que más lamentaba era no poder ir a rezar a la Catedral de Guayaquil, como hacía todos los días, pero dijo que apenas se reactiven las misas irá a pedirle a Dios que se superen los problemas de violencia. La anciana peruana dijo que cada 18 de enero ella y otras devotas acostumbran rendirle homenaje al Señor de los Milagros. Y que ojalá puedan hacerlo esta vez, para pedirle que bendiga con su misericordia a todos los residentes de ese país.

“Esto puede pasar en el futuro en el Perú”

Braulio Orellana, periodista peruano, residente en Guayaquil

“Ecuador siempre fue un país de tránsito de drogas, pero hace cuatro años, cuando se retira la base estadounidense de Manta, se acaban las acciones de interdicción y eso permitió que las organizaciones de narcotraficantes crecieran. Se dice que hoy suman más de 10.000 miembros. Desde entonces, ellos han hecho lo que han querido en el país. Cuando el Gobierno empieza a ajustarlas, haciendo operativos, ellas comienzan a agenciarse de recursos a través de otros delitos, como los secuestros y la extorsión. Y eso es lo que estamos viendo ahora. En el Perú, se debe ver esto como un espejo de lo que puede pasar en el futuro si sigue dejando que crezcan el narcotráfico y el crimen organizado”.

Cifras

  • 14.331 peruanos viven en Ecuador, según cifras del año 2020.
  • 8.008 personas murieron en 2023 en ese país debido a la violencia.
  • 63% aumentaron los homicidios en los cantones de Guayaquil, Durán y Samborondón.