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El caso de Juana Barraza Samperio, la ‘mataviejitas’ mexicana condenada a 759 años de cárcel

La mujer que se hacía llamar 'la Dama del Silencio' en sus peleas de lucha libre logró burlar a la ley mexicana y confundir a todo el sistema policial durante casi una década, tiempo en el que asesinó a adultas mayores que vivían solas. 

Juana Barraza Samperio recibió una de las condenas carcelarias más grandes de la historia de México. Foto: composición Fabrizio Oviedo
Juana Barraza Samperio recibió una de las condenas carcelarias más grandes de la historia de México. Foto: composición Fabrizio Oviedo

Los casos de asesinatos de adultas mayores en la Ciudad de México empezaron en 1998 y duraron casi una década, tras cada nuevo homicidio, nadie los relacionaba entre sí. La situación solo parecía reflejar un síntoma más de una urbe rebasada por la tragedia, injusticias y mujeres de avanzada edad abandonadas.

Por años, decenas de adultas mayores aparecían muertas y con los mismos signos de violencia. Las víctimas vivían solas en los alrededores del oriente de la ciudad. La criminal se hacía pasar por enfermera o trabajadora del hogar para ganarse la confianza de las señoras, quienes luego de una breve charla la dejaban pasar a sus hogares. Una vez adentro, la asesina esperaba la oportunidad para asfixiarlas o golpearles la cabeza con un objeto contundente.

Los sospechosos

De acuerdo con las investigaciones policiales de ese entonces, se conocía que la responsable de los asesinatos era una persona de talla alta, cabello corto y corpulenta, que además vestía ropa médica. Para el año 2003, la historia ya era famosa y la ciudadanía se preguntaba: ¿quién podría ser lo suficientemente perverso como para atacar a una figura tan importante para los mexicanos como las abuelas?

Quien perpetró los crímenes tenía desconcertada a la policía mexicana, entidad que en el lapso de ocho años ya había anunciado hasta dos veces su captura, frente a las cámaras de televisión y la justicia, la cual ya había condenado a penas de cárcel a un hombre y a una mujer por ser los supuestos ‘mataviejitas’.

Sin embargo, pese a las detenciones, los asesinatos no cesaban. La situación llevó a las autoridades a replantearse las investigaciones: o había más de un ‘mataviejitas’ o la justicia culpaba a inocentes para librarse de la presión pública.

La captura de la ‘mataviejitas’

La tarde del 25 de enero de 2006, Joel López salió de su trabajo más temprano que de costumbre. El día era soleado en la Ciudad de México y el joven de 25 años aprovechó para caminar por las calles sin prestar mucha atención a los cuantiosos carteles con el identikit de la asesina más buscada de ese momento.

Joel se dirigía al departamento que le alquilaba Ana María de los Reyes Alfaro, una anciana de 89 años, quien vivía en el mismo edificio. Aprovechando la salida temprana, pensaba tocar su puerta para compartir una limonada fresca, como solían hacerlo.

Sin embargo, la puerta de Ana María estaba abierta y decidió llamarla con un código de ambos compartían: silbar el tema 'La chorreada' del cantante Pedro Infante. Al no obtener respuesta, entró solo para presenciar una terrible escena: su amiga permanecía inmóvil en el suelo con el cuello envuelto por un cable.

Cuando pudo moverse, luego de quedar paralizado por algunos segundos, Joel alcanzó a ver a la asesina y atinó a gritar: “¡Atrapen a esa mujer! ¡Atacó a María!”. Su llamado fue escuchado por dos policías, quienes fueron tras ella y lograron reducirla. Ese momento puso fin a la carrera criminal de Juana Barraza Samperio, la real y única ‘mataviejitas’ o ‘la Dama del Silencio’, como se hacía llamar en los gimnasios de lucha libre.

El 31 de marzo de 2008, Juana Barraza Samperio fue condenada a 759 años de prisión por 12 robos y el asesinato de 17 adultas mayores. Actualmente, permanece recluida en la cárcel de Santa Martha Acatitla.

Una niña que sufrió violencia

Una vez capturada, la vida de Juana Samperio se convirtió en objeto de curiosidad y especulaciones entre la población mexicana y los medios de comunicación. Todos competían por explicar cómo la luchadora se había convertido en una persona capaz de asesinar con sus propias manos a tantas adultas mayores o "abuelitas", como la prensa llamaba a sus víctimas.

“La mataviejitas” explicó su situación ante el tribunal: “Odiaba a las señoras porque mi mamá me maltrató, me pegaba y siempre me maldecía, un día me regaló con un señor grande y yo fui abusada, por eso odiaba a las señoras, yo sé que no es excusa, no merezco perdón ni de Dios ni de nadie, pero ya lo hice”, afirmó ante el juez