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Oficialismo retiene la presidencia de Paraguay

Hegemonía. Partido Colorado no deja el Gobierno en siete décadas. Le sacó amplia ventaja a la coalición de centro-izquierda. Pese al crecimiento económico del país, la pobreza e informalidad aumentan. La corrupción y el crimen organizado también amenazan.

Triunfo colorado. El presidente electo del Partido Colorado, Santiago Peña (centro), desde su sede de campaña llamó a la unidad de los paraguayos. Foto: EFE
Triunfo colorado. El presidente electo del Partido Colorado, Santiago Peña (centro), desde su sede de campaña llamó a la unidad de los paraguayos. Foto: EFE

El candidato del gobernante Partido Colorado, el economista de derecha Santiago Peña, se convirtió este domingo en el presidente electo de Paraguay, con un 42,93% sobre el liberal opositor Efraín Alegre (27,52%), según los resultados provisionales del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE). Con un 94,74% de las mesas procesadas y una participación del 63,11%, el ente electoral indicó que Peña y su compañero de fórmula a la Vicepresidencia de la República, Pedro Alliana, sumaron 1.255.104 votos.

En sus primeras palabras, agradeció por el triunfo al exmandatario Horacio Cartes (2013-2018), su padrino político. “Muchas gracias, mi querido presidente de la Asociación Nacional Republicana (ANR, Partido Colorado), Horacio Cartes. Admiro la inmensidad de tu obstinada dedicación al partido”, dijo en su compañía, ante los seguidores que los vitorearon en la sede política. Poco después del anuncio de la justicia electoral, el opositor Efraín Alegre reconoció su derrota.

El Partido Colorado “en la adversidad sabe superar obstáculos para permanecer en el poder”, comentó Roberto Codas, analista político y económico de la consultora Desarrollo Empresarial. “En este caso le ayudó ‘Payo’ Cubas, que quedó como tercera fuerza. Le sacó votos a ambas agrupaciones, pero los más perjudicados fueron los opositores de la Concertación”, sostuvo.

 Santiago Peña gobernará Paraguay durante el 2023 al 2028. Foto: EFE

Santiago Peña gobernará Paraguay durante el 2023 al 2028. Foto: EFE

Manchas oficialistas

La campaña electoral se desarrolló en simultáneo con sanciones de Estados Unidos contra algunos de los más importantes líderes colorados, como el exmandatario Horacio Cartes (2013-2018), un rico empresario tabacalero, presidente del partido y padrino político de Peña. Designado en 2022 como “significativamente corrupto” por el Departamento de Estado, que le prohibió el ingreso a Estados Unidos, fue sancionado en marzo por el Tesoro.

“Estas acusaciones, por el momento en que salen, de algún modo convierten las elecciones en un plebiscito en contra o a favor de la corrupción”, opinó el analista político Sebastián Acha. Paraguay, en el centro de América del Sur, es considerado como un lugar de tránsito de las drogas hacia Brasil y Argentina para su salida luego con rumbo a Europa y Asia. En 2022 fueron asesinados el fiscal antimafia Marcelo Pecci y el alcalde José Carlos Acevedo, en crímenes atribuidos al narcotráfico.

Pobreza e informalidad

Aunque Paraguay tiene una de las economías de mayor crecimiento en América Latina –con una previsión de 4,5% del PIB para 2023, según el Fondo Monetario Internacional–, la pobreza alcanza el 24,7%, con enormes desigualdades. Peña ha propuesto crear 500.000 empleos. Alegre propugna incorporar al sector informal, que abarca a 40% de los trabajadores.

“Colorados arrasan”

La participación en esta jornada electoral –en la que también se elige a diputados, gobernadores y concejales– se sitúa en el 62,13%, según el conteo provisional, ligeramente por encima del 61,4% de hace cinco años. Además, los candidatos oficialistas están ganando en 14 de los 17 departamentos del país. La impresión de que en estos comicios los paraguayos acudían de manera multitudinaria a votar, corroborada por las declaraciones de los observadores electorales, se debió, en buena medida, a la mayor de cantidad de electores asignados por mesa y, según organizaciones locales, al transporte gratuito ordenado por el Gobierno.

Entre la bonanza, la corrupción y el narcotráfico

Paraguay, que celebró elecciones presidenciales y legislativas ayer, es alabado por su estabilidad económica, pero azotado por la corrupción y el crimen organizado. El Partido Colorado ha dominado la vida política de Paraguay casi ininterrumpidamente desde 1947. Bajo su égida, gobernó 35 años el dictador Alfredo Stroessner (1954-1989), cuyo régimen causó entre 1.000 y 3.000 muertos o desaparecidos. La única vez que Paraguay tuvo un presidente que no provenía del Partido Colorado fue con el izquierdista Fernando Lugo, quien llegó al poder en 2008. El exobispo católico fue destituido en 2012 tras un juicio político denunciado como un golpe de Estado.