El increíble caso de Tomm Tennent, el bebé que nació con un alarmante exceso de piel
Tomm es el único niño nacido con piel extra por una condición física que le dificultó la vida y le hizo pasar momentos malos.
La sala quedó en silencio luego del tan esperado parto de Debbie y su esposo, Geoff Tennent, en 1993. Los resultados prenatales fueron bastantes positivos y la salud de la madre era más que buena. Pero el recién nacido guardaba un secreto por el que se haría mundialmente famoso: su exagerada piel extra. “Mi corazón se me subió a la garganta, pero al mismo tiempo también había amor allí y solo quería levantarlo y abrazarlo”, admitió su madre al programa "60 Minutes" de Australia.
Tomm Tennent, procedente del país oceánico, nació con piel extra, por lo que lucía arrugado. De acuerdo a los médicos, su piel podría cubrir a un niño de hasta 5 años. Los especialistas no se explicaban esta rarísima condición, ya que durante el embarazo y parto todo había estado dentro de los estándares.
Tomm Tennent: el extraño caso del bebé que nació con piel extra
Con el paso de los días y meses, investigadores se interesaron por el caso debido a que el menor estaba aparentemente sano. Durante algunos meses fue sometido a pruebas para descubrir cuál era la condición de Tomm.
El menor soportó la rutina médica con paciencia y se volvió el orgullo de sus padres. Al cabo de un tiempo, los doctores descubrieron que Tomm tenía elevados 100 veces más los niveles de ácido hialurónico —algo referencial a lo que le ocurre a los perros shar pei—.
“Los médicos y los científicos solo podían buscar en esta aguda raza de perro algún tipo de guía, ellos también nacieron con demasiada piel… Cachorros que tienen la clave del acertijo genético de Tomm”, contaron los padres al medio citado.
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¿Tomm Tennent se curó?
En el documental citado se muestra al menor con 10 años cuando admite que crecer no había sido fácil, pues era rechazado por algunos niños por su aspecto físico. También estuvo propenso a infecciones en la piel por los pliegues que tenía.
El menor admitió que por un momento se sintió como un “extraterrestre”, pero que aprendió a valorar a sus seres queridos. "Son mis amigos y realmente no les importa cómo me veo", reconoció.
Los padres contaron que los problemas desaparecerán por completo conforme crezca, “aunque uno no sabe qué esperar porque no hay otro niño con el mismo problema", admitieron los padres.