Vlado Taneski, el periodista y asesino en serie que publicaba sus crímenes en diarios de Kicevo
El ‘Monstruo de Kicevo’, como él mismo se apodaba en sus crónicas policiales, secuestró, violó y mató a mujeres. Una prueba de ADN fue suficiente para acabar con 3 años de impunidad.
Vlado Taneski, de 56 años, fue el mejor cronista de una serie de secuestros, violaciones y asesinatos que ocurrieron en la ciudad de Kicevo. Ningún otro periodista en Macedonia logró obtener datos tan detallados de esos crímenes, perpetrados entre 2005 y 2008.
Las notas que publicó en dos diarios locales despertaron la sospecha de la Policía porque contenían información que no se había hecho pública. Luego de que las pruebas de ADN terminaran por incriminarlo, Taneski fue arrestado y encarcelado el 22 de junio de 2008.
Sin embargo, el violador y asesino de tres mujeres tuvo un trágico final: lo hallaron muerto en su celda un día después de su encarcelamiento en medio de un aparente suicidio. Conoce la macabra historia del ‘Monstruo de Kicevo’.
Vlado Taneski nació en 1952 en la pequeña ciudad de Kicevo. Foto: La Vanguardia
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¿Quién era Vlado Taneski?
Vlado Taneski nació en 1952 en la pequeña ciudad de Kicevo, municipio perteneciente a la actual Macedonia, y que en su momento era gobernado por la República Federativa Socialista de Yugoslavia (RFSY).
El segundo de tres hijos. Sus padres eran conservadores en la disciplina y él tenía una relación tensa con su madre, Gorica, a quien llegó a calificarla como “mujer maligna” cuando se convirtió en periodista.
Su madre, además de insultarle y gritarle, también lo golpeaba sin motivo alguno en cualquier parte del cuerpo. Lo que provocó que Vlado sufriera de pesadillas y terrores nocturnos, que con los años se fueron convirtiendo en odio y frustración hacia ella.
Vlado Taneski en una fotografía con sus compañeros de profesión. Foto: La Vanguardia
Después de estudiar Periodismo en Croacia, Taneski comenzó a interesarse por la poesía y la escritura. A los 21 años, conoció a su futura esposa, una estudiante de Derecho llamada Vesna, con quien tuvo dos hijos.
“Era un buen esposo, hijo y padre. Se habría sacrificado por su familia”, afirmó Vesna.
Taneski trabajó inicialmente en una estación de radio, mientras que Vesna se convirtió en la primera abogada de Kicevo. En la década de los 80, trabajó como reportero para los periódicos Nova Makedonija y Utrinski Vesnik, con sede en Skopje, y su carrera finalmente abarcó 20 años.
En 2002, su padre se suicidó y, unos meses después, su madre accidentalmente tomó una sobredosis de medicamentos. Al año siguiente, Taneski fue despedido de Nova Makedonija. En 2004, su esposa recibió un ascenso y se mudó a Skopje. Él se quedó solo y con graves problemas económicos.
Vlado Taneski y su esposa. Foto: La vanguardia
De periodista a asesino en serie
Mitra Simjanoska, de 64 años
Mitra Simjanoska (64) desapareció el 16 de noviembre de 2004 tras dejar en la cocina de su casa un rastro de sangre. Dos meses después, un empleado de limpieza halló su cuerpo dentro de una bolsa: presentaba signos de haber sido torturada, violada y estrangulada.
Tras la autopsia, se descubrió que el cadáver llevaba menos de dos semanas muerta. Entonces, la Policía supo que el autor de aquella barbarie había mantenido a la víctima cautiva durante más de 40 días.
El incidente fue cubierto por el propio Vlado Taneski, quien fue el encargado de acudir al lugar de los hechos y entrevistar a los familiares de la víctima para su artículo.
“Hablaba con ellos de lo sucedido, pero en realidad seguía de esa forma cómo se desarrollaban las investigaciones”, explicó por entonces el portavoz del Ministerio del Interior, Ivo Kotevski.
Mitra Simjanoska (64) desapareció el 16 de noviembre de 2004. Foto: La Vanguardia
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En sus artículos, Vlado dio detalles del interior del piso de Mitra o aseguró que el cuerpo podría haber sido arrastrado a la cocina… Unos detalles verídicos que la Policía mantenía en secreto.
Sin embargo, las autoridades se centraron en dos delincuentes que ya habían asesinado a otro adulto mayor semanas antes del crimen de Mitra. Durante juicio, el periodista escribió la siguiente crónica.
“Esposados y con ojos escrutadores, Ante Risteski, de veintiocho años, y su amigo Igor Mirčeski, acusados de un horrible homicidio doble en Kicevo y Malkoetz, entraron al tribunal. Miraban al techo con ojos inexpresivos y, de rato en rato, susurraban como para sí mismos: ‘Todo terminó. Ahora pagaremos por nuestros crímenes’”.
Los dos delincuentes fueron condenados a cadena perpetua pese a que los rastros de semen hallados en el cuerpo de la mujer de tercera edad no coincidían al de ninguno de los acusados. Tres años después, el periodista volvió a matar.
Ljubica Licoska, de 56 años
En noviembre de 2007, Ljubica Licoska (56) salió a hacer unas compras, pero nunca regresó. “Era una mujer tranquila y bondadosa. Luchaba contra la pobreza y trabajaba limpiando cosas para alimentar a su familia”, explicaron sus familiares. El cadáver fue hallado en febrero de 2008.
Al igual que le pasó a la primera víctima, a Ljubica también la mantuvieron cautiva antes de ser ultrajada y asesinada. La envolvieron en una bolsa de plástica y la abandonaron en una zona boscosa cerca a una gasolinera de Kicevo.
“El nuevo crimen es la noticia del día en Kicevo. Abundan los rumores. Mientras la Policía trabaja en el caso, la mayoría de habitantes piensa que este crimen está relacionado con el doble homicidio de Malkoetz y Kicevo, cuando dos ancianos fueron asesinados por una pequeña suma de dinero”, escribió en primicia Taneski el 6 de febrero de 2008 para el diario Utrinski Vesnik.
Ljubica Licoska (56), desapareció en noviembre de 2007. Foto: La Vanguardia
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En esta ocasión, el periodista publicó varios artículos, en los que narraba el secuestro de la mujer. Habló de una ventana abierta, de una lámpara encendida, de un ataque por sorpresa donde la víctima se resistió, incluso de una puñalada en el pecho.
Dicha información fue tomada por la Policía como una filtración policial; sin embargo, las sospechas se intensificaron cuando apareció un tercer cadáver.
Zivana Temelkosva, de 65 años
El 16 de mayo de 2008, un hombre encontró el cuerpo de Zivana Temelkosva (65) envuelto en una bolsa de plástico y sobre un montón de basura junto a un campo de fútbol local de Kicevo, reportó La Vanguardia.
Llevaba nueve días desaparecida y, como los anteriores casos, fue abusada y asesinada. “Tenía 13 heridas en el cráneo y múltiples fracturas de costillas”, concluyó la autopsia.
Zivana Temelkosva (65) desapareció el 16 de mayo de 2008. Foto: La Vanguardia
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El ‘Monstruo de Kicevo’
Sin dejar pasar el tiempo, Taneski llamó a su editora y le planteó su hipótesis: él aseguraba que este último asesinato guardaba relación con los otros dos ocurridos en Kicevo en 2004 y 2008, por lo que estaba preparando una nota y que esta debería ir en la central del diario.
El 19 de mayo, su teoría fue publicada bajo el titular: “Asesino en serie acecha a Kicevo”. En el interior decía: “La gente de Kicevo vive con miedo después de que se haya encontrado otro cuerpo asesinado en la ciudad. El cadáver se parece mucho a uno descubierto a 20 kilómetros de Kicevo el año pasado y existe la posibilidad de que estos monstruosos asesinatos sean obra de un asesino en serie”.
Vlado Taneski en uno de sus escritos. Foto: La Vanguardia
El cable telefónico
Mientras la Policía iniciaba con la búsqueda del ‘Monstruo de Kicevo’, como el mismo Taneski se apodó en sus crónicas policiales, él empezó a dejar pistas en forma de supuestas conjeturas periodísticas plasmadas sobre el papel.
Según Vlado, una de las víctimas había sido engañada por el homicida alegando que su hijo estaba herido, momento que aprovechó para secuestrarla. En otra ocasión, describió que una de las mujeres llevaba un crucifijo de oro macizo en el cuello y que el “resplandor de sus ojos azules fue apagado por el manto de la muerte”.
Incluso, reveló el modelo de cable telefónico usado por el asesino para estrangular a sus víctimas. “Leímos sus historias y nos hizo sospechar. Sabía demasiado”, declaró el portavoz de la Policía, Ivo Kotevski.
Vlado Taneski habla del cable utilizado en el asesinato de Zivana Temelkosva, de 65 años. Foto: La Vanguardia
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El ADN: su fin
Lo que la Policía tenía ese momento eran simples sospechas, hasta que apareció una evidencia: unos rastros de sangre encontrados en el cuerpo de Zivana, y que un grupo forense verificó que no eran de ella.
Por ello, se procedió a la identificación del tipo de sangre. Se citó a 150 hombres, de los cuales fueron quedando varios vecinos de la víctima, un taxista y al citado periodista. Acto seguido, les sacaron muestras de ADN para cotejar con otras halladas de semen.
El 20 de junio de 2018, la Policía finalmente pudo arrestar a Vlado Taneski, quien fue acusado de tres delitos de violación y asesinato. En su vivienda, se encontró cordones y cuerdas que coincidían con los usados para atar a las mujeres, algunas prendas de las víctimas y material pornográfico sadomasoquista.
El arresto de Vlado Taneski. Foto: La Vanguardia
La propia editora de Taneski llegó a afirmar: “Decir que me quedé atónita es un eufemismo. Estaba estupefacta, temblando. No podía creer que fuera el asesino en serie, y parte de mí aún rehúsa a creerlo”.
Tres días después de su encarcelamiento, Taneski fue hallado muerto con la cabeza dentro de un cubo de agua. “Se suicidó ahogándose. No sabemos cómo ninguno de los internos o guardias se dieron cuenta de lo que estaba haciendo. Terminó como en una película de terror”, señalaron las autoridades.
“Todas estas mujeres fueron violadas, abusadas y asesinadas de la manera más terrible y tenemos pruebas muy sólidas de que Taneski fue responsable de las tres (…). Esperábamos que nos diera detalles de una cuarta mujer que desapareció en 2003. Pero ahora que se ha ido, es posible que nunca sepamos exactamente qué sucedió”, declaró el portavoz de la Policía.