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¿Por qué EE. UU. y la OTAN no envían tropas a Kiev?

Pese a que la segunda línea de ataque del Ejército ruso no está capacitada en formación castrense, la alianza militar del Atlántico Norte tiene que limitarse al entrenamiento y entrega de armamento para la defensa.

La OTAN y la Casa Blanca podrían apoyar con equipamiento militar y capacitación algún movimiento insurreccional que surja en Ucrania en contra de Rusia. Foto: EFE.
La OTAN y la Casa Blanca podrían apoyar con equipamiento militar y capacitación algún movimiento insurreccional que surja en Ucrania en contra de Rusia. Foto: EFE.

Las tropas de Rusia llegaron a Kiev, la capital de Ucrania, el pasado 18 de febrero. El despliegue territorial de las fuerzas del Kremlin primero escaló en las regiones autoproclamadas independientes, las separatistas de Donetsk y Lugansk, para luego pretender cercar el centro del palacio Mariyinsky. Para el internacionalista radicado de momento en París, Francesco Tucci, no hay duda: la gestión de Vladimir Putin apunta, si no hay concesiones, a Zelenski.

La duda por el alcance que tendría la alianza castrense, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) propulsada por Estados Unidos en territorio ucraniano encuentra rápido respuesta: al no pertenecer a la OTAN, Ucrania no puede siquiera solicitar que se active el código quinto de la carta, el que obliga a los demás miembros a iniciar acciones armadas en el territorio en conflicto.

Hay, sin embargo, matices que Tucci describe en conversación con este diario: la posibilidad de que emerja una insurgencia en Ucrania y que la Casa Blanca la apoye, así como las imprecisiones en el cálculo ruso que posibilitarían una guerra incluso más larga de lo previsto.

Vayamos de lo más general a lo específico.

Ni EE. UU. ni la OTAN están obligados a actuar

No hay ningún tratado internacional que obligue a ambas gestiones a intervenir en Ucrania. Como se mencionó en líneas anteriores, la situación fuese distinta si el país atacado fuera parte de la OTAN. De ser así, se tendría que cumplir el compromiso del artículo 5, que obliga a todos los miembros a defenderse unos a otros.

No obstante, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha pedido ayuda a la alianza militar del Atlántico Norte. En ese escenario se podrían enviar tropas. “Se podría aprobar tranquilamente una disposición para pedir el ingreso a soldados de la OTAN, pero no lo van a hacer“, señaló Tucci a La República.

“Sería muy peligroso enviar ahora soldados de la OTAN cuando hay batallas en curso. Era más oportuno enviar soldados antes de la invasión. De esta manera, los rusos no podían atacar porque iban a matar soldados de la OTAN y ahí se hubiera desatado una crisis internacional sin precedentes. No jugaron anticipando a Putin. Ahora es difícil“, agrega el también politólogo con formación castrense en el ejército italiano.

El Gobierno de Biden no es partidario del intervencionismo militar y no hay intereses económicos de por medio

Aunque en el presente el titular del Gobierno estadounidense ha esclarecido su línea no intervencionista, en la década de 1990 Biden apoyó la acción militar en el conflicto étnico de los Balcanes.

Lo mismo ocurrió en 2003, cuando votó a favor de la invasión estadounidense a Irak. Ese fue el último episodio prointervencionismo que tuvo. Muestra de ese cambio fue la oposición que mantuvo con la propuesta de incrementar las tropas en Afganistán, aunque el retiro que hizo de las mismas en su mandato fuera, para muchos, un lavado de manos de Occidente del conflicto que ellos mismos acentuaron.

Su posición actual es respaldada por el jefe diplomático de su Gobierno, Antony Blinken, encargado además de idear la política exterior de Biden. Blinken ha definido la misma como más abocada a combatir el cambio climático, la lucha contra las enfermedades globales y seguir en la competición geopolítica con China.

Sobre la inexistencia de intereses económicos que promuevan en la Casa Blanca un mayor incentivo, lo cierto es que Ucrania no alberga ninguna base militar estadounidense ni tiene reservas estratégicas de petróleo. Es decir, no es un socio comercial importante.

De momento, se han impuesto sanciones económicas que el gobierno ruso podrá sosegar debido a sus ahorros y la baja tasa de endeudamiento que tiene, pero que tendrá que buscar solucionar. Allí emerge la importancia de China, su aliado estratégico.

Fallas de la logística militar rusa

Se tiene la idea de que el despliegue castrense de Rusia es imponente, y así es en parte. Sino, Putin no hubiese pedido refuerzos a sus aliados (Kazajistán, por ejemplo) en el apartado militar. Esto tiene un motivo que comenta Francesco Tucci y que reafirma Lorenzo Nannetti, analista en asuntos internacionales de Medio Oriente: un alto porcentaje de los batallones está integrado por conscriptos, es decir, tipos que realizan servicio militar obligatorio.

Es por eso que, a pesar de haber casi 90 grupos tácticos de batallones y que, en la práctica, la fuerza militar rusa podría arremeter sin más complicaciones que la resistencia ucraniana contra Kiev, que no todos los segmentos han ingresado al territorio.

“Los soldados profesionales son los que están, efectivamente, luchando en la primera línea. Sin embargo, la logística (la segunda línea) está en las manos de los conscriptos. Hay un porcentaje muy alto de conscriptos que no están bien entrenados ni motivados”, dice Tucci para La República.

El internacionalista también informa que hay muchos padres de conscriptos que se están manifestando en Rusia. “En muchos casos, con un engaño se ha hecho firmar a los conscriptos un documento que autorizaba la salida del país. Hay todo un lío ahí“, agrega.

Escenario de insurgencia

Como recordó el internacionalista Farid Kahhat en Comité de Lectura, la estadía de las fuerzas rusas en el territorio ucraniano (no en el anexado a Rusia como Crimea, Donetsk y Lugansk) podría provocar el surgimiento insurreccional de algún grupo opositor.

“Putin no puede permitirse una guerra de desgaste“, dice Tucci. Además de que se activarían las sanciones económicas impuestas por Europa y Occidente, el antecedente histórico de la invasión soviética de Afganistán —y la pérdida de la misma—, confiere un escenario que el mandatario ruso debería más bien advertir.

“Yo no creo lo que había dicho el mismo Putin: que había parado la invasión para negociar. Creo que ha sido más una pausa táctica. Le ha servido a los rusos para organizarse. Están avanzando mal“, agrega el entrevistado.

Rol de la OTAN y Estados Unidos en la hipotética capacitación de la insurgencia

Es de conocimiento público que países miembros de la OTAN proveen de material bélico a Ucrania. Pero Tucci advierte algo más: “La OTAN está brindando información de inteligencia. Parece que ha coordinado un contraataque naval de buques de guerra esta mañana en el mar Negro que fracasó. La flota rusa hundió, por lo menos, a seis buques ucranianos. Parece que la gestión ha sido de la OTAN“.

En el supuesto escenario —hoy lejano, quizá en días próximos no tanto— de que surja alguna insurgencia en Ucrania, el Gobierno de Estados Unidos ha dicho que la apoyaría.

Tucci sentencia lo imprevisible, de momento, que resulta el futuro del conflicto: “La guerra podría ser mucho más larga de lo que quiere Putin. Si no se soluciona rápido, vamos a tener guerrilla“.