Las tropas rusas asedian Kiev
Combates callejeros. Soldados ucranianos se defienden del ataque a algo más de tres kilómetros del Parlamento. La capital amanece con fuertes explosiones. “¿Quién está dispuesto a combatir con nosotros? Nadie”, lamenta el presidente Zelenski.
Por: Luis de Vega y María R. Sahuquillo - El País
La capital de Ucrania se encuentra bajo asedio. Fuerzas rusas y ucranianas combatían este viernes en Kiev a poco más de tres kilómetros del Parlamento y de la céntrica plaza del Maidán, apenas en el segundo día de la ofensiva lanzada por el presidente Vladímir Putin. El País fue testigo de cómo militares ucranianos se defendían del fuego ruso en el barrio que rodea el puente de la Habana, una de las vías de acceso a la urbe. En un mensaje en Twitter, el Ministerio de Defensa ucraniano ha recomendado a los habitantes de la ciudad que preparen cócteles molotov y permanezcan en sus casas. También les ha instado a informar de los movimientos de las tropas rusas. Putin, mientras, ha llamado al Ejército ucraniano a la rebelión en un mensaje televisado: “Coged el poder en vuestras manos. Será más fácil negociar con vosotros”.
Se trata de un escenario extremo en la invasión de la antigua república soviética, cuyo presidente, Volodímir Zelenski, ha difundido a media tarde en su cuenta de Instagram un video grabado en las inmediaciones del Parlamento en una fecha desconocida para subrayar que sigue en la capital y en el que aparece, entre otros, con el primer ministro, Denys Shmyhal. “Todos estamos aquí. Defendemos nuestra independencia, nuestro Estado. Y así seguirá”, ha asegurado. Zelenski también ha acusado a Moscú de atacar a civiles. “Dijeron que no eran objetivo, pero es otra de sus mentiras”, ha lamentado. Según el último balance, ofrecido este viernes de madrugada, la ofensiva ha causado 137 muertos, la inmensa mayoría civiles, y más de 300 heridos.
Impacto profundo. Un avión ruso se estrelló contra un grupo de viviendas cerca de Kiev. Foto: EFE
El estruendo de los proyectiles del Ejército ruso y el ulular de las sirenas son la nueva terrible banda sonora que amenaza la vida de los habitantes de Kiev. “Es un milagro”, señala con la voz entrecortada Anatoli, de 50 años, tras haber salvado la vida delante de un edificio de diez plantas bombardeado en la noche de este viernes, a una docena de kilómetros del centro de la ciudad. La fachada destrozada con un enorme cráter del impacto delante explica el porqué de ese milagro. Fuentes policiales sobre el terreno confirman a El País que solo ha habido cinco heridos. Era en torno a las cuatro cuando “todo tembló y las ventanas de las casas saltaron todas hacia dentro”, relata este vecino. Olga, de 47 años, regresaba a su casa entre lágrimas y todavía incrédula ante la situación que está viviendo. Junto a ella, varios policías y militares rodeaban la zona mientras los bomberos acababan de recoger. Casi en paralelo a estas imágenes, los 27 países miembros de la Unión Europea y Estados Unidos han aprobado esta madrugada una nueva tanda de sanciones contra el entramado político y económico de Putin.
Nuevos frentes
Las fuerzas rusas atacan con especial intensidad. Las autoridades de la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania y donde viven unas 280.000 personas, han confirmado este viernes que el Ejército ruso ha logrado entrar. Las tropas de Putin cargan contra infraestructuras civiles para forzar a Zelenski a negociar y rendirse. En Odesa, una ciudad portuaria y estratégica en el mar Negro, también se han registrado ataques. Desde el sur y el este, las fuerzas especiales rusas y las tropas aerotransportadas tratan además de envolver al Ejército ucraniano en la región del Donbás, donde los servicios secretos ucranianos creen que Moscú puede haber infiltrado a grupos paramilitares para atacar desde dentro y hacerse con el control total de la zona.
Refugios. Miles de ucranianos pasan la noche en el metro. Foto: EFE
El plan podría repetirse, dicen, en otros puntos del país. El objetivo de Putin en Kiev podría ser descabezar a la cúpula del Gobierno. Miles de personas han huido desde el este, más cerca de la frontera rusa, y de la capital, hacia el oeste, a ciudades como Lviv, cerca de la frontera con Polonia, donde este viernes por la mañana se han oído también las sirenas de alerta por ataques. Decenas de miles de ciudadanos tratan de salir del territorio hacia países fronterizos como Moldavia, Polonia o Rumania (ver páginas 4 y 5).
La vida de los habitantes de Kiev pende de un hilo desde que comenzó el asedio del Ejército ruso sobre la antigua república soviética. Nadie sabe dónde puede producirse el siguiente ataque aéreo, lo que multiplica la ansiedad y el caos. El gran socavón provocado por el bombardeo del inmueble de 10 plantas de la capital se ha convertido en un lugar de peregrinaje al que se acercan los ciudadanos. Muchos fotografían la escena con sus teléfonos o graban videos para subir a redes sociales. Los cascotes han sembrado el parque infantil que hay justo delante del bloque. Los columpios y el tobogán son testigos mudos de una noche de carreras y alertas que todavía siguen a primera hora del día. Pocos minutos después de las siete de la mañana, las alarmas empiezan a sonar de nuevo. Los vecinos, a la carrera, se dirigen a los refugios más próximos, muchos de ellos al metro. En uno de los edificios cercanos al atacado, una treintena de personas se resguardan en silencio en el cuarto de las calderas. Algunos son niños todavía dormidos en el suelo ajenos a todo lo ocurrido.