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El atípico caso de un hombre que dio positivo por COVID-19 durante 232 días

Esta es la primera evidencia de que el virus puede permanecer activo durante más tiempo del esperado. El caso se encuentra siendo investigado por el Instituto Pasteur y la Universidad de Sao Paulo.

Un hombre se realiza una prueba para detectar la covid-19 en un puesto en Río de Janeiro (Brasil). Foto: EFE/ André Coelho
Un hombre se realiza una prueba para detectar la covid-19 en un puesto en Río de Janeiro (Brasil). Foto: EFE/ André Coelho

Investigadores del Instituto Pasteur (Francia), la Universidad de Sao Paulo y la Fundación Oswaldo Cruz (Brasil) han documentado el caso de un hombre de 38 años que siguió dando positivo por COVID-19 durante 232 días.

“De los 38 casos que rastreamos, dos hombres y una mujer fueron atípicos en el sentido de que el virus se detectó continuamente en su organismo por más de 70 días”, explicó Marielton dos Passos Cunha, primer autor del artículo, que se ha publicado en la revista revista científica Frontiers of Medicine.

Esta no es la primera evidencia de que el coronavirus puede permanecer activo durante más tiempo del esperado, incluso en pacientes con síntomas leves. A principios de 2021, otros investigadores brasileños informaron de hechos similares.

Se analizaron 29 muestras de secreción nasofaríngea proveniente de pacientes que dieron positivo en la prueba de COVID-19 al décimo día de la aparición de los síntomas y las inocularon en células cultivadas en el laboratorio. En el 25% de ellos, los virus presentes en las evaluaciones eran capaces de infectar las células y replicarse in vitro.

Por tanto, en teoría, otras personas podrían infectarse si entraran en contacto con las gotitas de saliva expulsadas por este 25% en el momento de la recogida del material.

El riesgo parece ser aún mayor para las personas con sistemas inmunitarios comprometidos. En un artículo publicado en junio de 2021, estos mismos investigadores describieron un caso de infección que duró al menos 218 días. El paciente tenía unos 40 años y se había sometido a un tratamiento agresivo contra el cáncer antes de contraer la COVID-19.

Además, otro informe publicado en la revista New England Journal of Medicine a principios de diciembre de 2020 informaba del caso de un hombre inmunodeprimido de 45 años con un trastorno sanguíneo autoinmune en el que el virus siguió replicándose durante 143 días. Y uno adicional, publicado en Cell a finales de diciembre esbozaba, el de una paciente con leucemia en la que se reprodujo durante al menos 70 días, aunque no presentaba síntomas.

En este nuevo estudio, la diferencia entre mujeres y hombres, en cuanto a la duración de la actividad viral, no fue significativa (con una media de 22 días y 33 días, respectivamente). En cuanto a los tres casos atípicos, el virus permaneció detectable durante 71 días en la fémina y 81 días en uno de los dos sujetos. Ninguno de ellos presentaba comorbilidades y todos tenían sintomatología leve de COVID-19.

El otro paciente siguió dando positivo durante 232 días (de abril noviembre de 2020), tras lo cual dio negativo tres veces por PCR. Tiene VIH, el virus que causa el sida, desde 2018, pero no presenta carga viral detectable gracias a la terapia antirretroviral.

“El hecho de que sea seropositivo para el VIH no significa que sea más susceptible a otras infecciones, ya que se ha sometido a la terapia desde que fue diagnosticado. Su capacidad de respuesta a una infección por otro agente es comparable a la de cualquier otro individuo y de hecho respondió al coronavirus cuando se infectó. No está inmunodeprimido, como los pacientes de cáncer, las personas con enfermedades autoinmunes o los trasplantados, por ejemplo”, explicó Paola Minoprio, una de las líderes del trabajo.

Según los investigadores, su condición no explicaba la larga duración de su infección por COVID-19. Habría que comparar a muchos pacientes infectados simultáneamente por el VIH y el SARS-CoV-2 con un grupo de control adecuado para ver si algún rasgo genético o inmunitario del huésped podría estar asociado a una excreción viral tan prolongada.

El hombre se sometió a pruebas semanales, que detectaron la persistencia de la infección, y se secuenciaron periódicamente muestras del virus para demostrar que no se trataba de un caso de reinfección y que este no solo seguía replicándose, sino que mutaba.

Se trazaron las estrategias utilizadas por el coronavirus para escapar del sistema inmunitario durante la infección al mostrar que la carga viral disminuía cuando había más anticuerpos neutralizantes y que este era capaz de burlar las defensas del organismo para volver a acumularla. El ciclo se repetía, lo que forzaba la producción de más anticuerpos, hasta que la carga viral volvía a reducirse.

“Es importante observar a pacientes como este porque podemos aprender más sobre cómo muta el virus y qué mutaciones pueden dar lugar a variantes preocupantes”, apuntó Cunha.

El paciente del estudio estaba infectado por el linaje B.1.1.28, también llamada P1, que entró en Brasil a principios de 2020. Los investigadores no detectaron mutaciones en el virus aislado que pudieran justificar su clasificación como más transmisible o más resistente al sistema inmunitario.

Con información de Europa Press.