Anticipan en Foreign Policy “una reacción de la élite contra Castillo” en Perú
Criticaron el “comportamiento irresponsable de las élites, que priorizan imprudentemente sus propias agendas políticas y personales” en Perú, “mientras que las políticas para mejorar el nivel de vida se quedan en el camino”.
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La incertidumbre vivida desde hace más de un mes en Perú, por la campaña legal de Keiko Fujimori para anular actas de la segunda vuelta presidencial a fin de deslegitimar la victoria de Pedro Castillo, ha sido cubierta desde amplios sectores de la comunidad internacional.
Se han referido a esta situación desde exmandatarios hasta reputadas publicaciones, como es el caso de Foreign Policy, que expuso la posible crisis de ingobernabilidad en el país una vez que Castillo asuma el poder el próximo 28 de julio.
En un artículo publicado el jueves 15 de julio, titulado “La democracia peruana se encuentra en un punto de quiebre”, mencionan la campaña de miedo que hubo contra Castillo por su orientación ideológica.
“Pero la historia reciente apunta a la ingobernabilidad más que al autoritarismo”, puntualizaron los autores antes de citar los antecedentes de los ex jefes de Estado. “El Congreso de Perú permanece fragmentado y el partido de Castillo no tiene mayoría”, alertaron.
Gabriela Camacho, candidata a doctora en Ciencias Políticas en la Universidad Humboldt de Berlín, y Paolo Sosa-Villagarcia, estudiante de doctorado en la Universidad de Columbia Británica, consideraron que incluso Castillo las “prioridades” no están claras,
“Las propias prioridades de Castillo se han vuelto algo confusas, ya que moderó sus declaraciones anteriores y alteró la plataforma del partido entre la primera y la segunda ronda de las elecciones”, escribieron.
Las élites en Perú
Igualmente, opinaron que “los próximos años pueden ver una mayor erosión democrática, y casi con certeza verán una reacción de la élite contra Castillo, mientras que las políticas para mejorar el nivel de vida de los peruanos se quedan en el camino”.
Lamentaron el “choque en curso” entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. “En parte, esto se debe al comportamiento irresponsable de las élites, que priorizan imprudentemente sus propias agendas políticas y personales y utilizan todos los mecanismos constitucionales y judiciales disponibles para perseguir a sus enemigos políticos, erosionando la confianza pública en las instituciones”, criticaron.
Lo que se ha vivido en los últimos años con “decisiones extremas” de los sectores políticos “han llevado a las frágiles instituciones de Perú a un punto de ruptura”.
“Esto sigue a una campaña electoral polarizada, durante la cual, en lugar de promover la moderación y tender puentes, una gran parte de la élite económica y cultural, incluidos los principales medios de comunicación, se unieron rápidamente en una campaña ‘contra la amenaza comunista’ a medida que el apoyo popular de Castillo aumentaba en la segunda ronda”, dijeron.
De cara al futuro cercano, Camacho y Sosa-Villagarcia advirtieron que “Castillo también enfrentará una oposición más dura dada su política de izquierda y la reciente radicalización de la estrategia obstruccionista de Keiko Fujimori”.
“Con desinformación y recusación legal, Fujimori y sus aliados buscan deslegitimar las elecciones y, con ello, al nuevo gobierno. Esta narrativa de fraude se ha arraigado en segmentos importantes de la derecha, reforzada por lo cerca que estuvieron los resultados de las elecciones”, apuntaron.
Con la “interpretación arbitraria de la ‘incapacidad moral’” con la cual terminó Martín Vizcarra fuera de Palacio, aseguraron que se sentó un precedente peligroso e inclusive “es probable que el Congreso de Perú vuelva a intentar destituir al presidente”.
“Bajo un escrutinio constante, sin coaliciones políticas y sociales fuertes y leales detrás de él, y con una base electoral pequeña, Castillo probablemente enfrentará una campaña constante para derrocar su presidencia”, destacaron.
Por último, criticaron la narrativa de “nosotros contra ellos” de las élites políticas que colocan a la nación en un estado de desequilibrio.
“Esto podría llevar a un gobierno inestable que cae dentro del primer año, continuando un patrón que no logra las reformas políticas necesarias o un gobierno que concentra subrepticiamente el poder mientras todos están demasiado ocupados tratando de luchar contra las fuerzas antidemocráticas de la derecha”, finalizaron.
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