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Países Bajos prolonga toque de queda y critica a protestantes anti-COVID

Desde el sábado, manifestantes se levantan contra el toque de queda. Son los peores disturbios en cuatro décadas. Gobierno neerlandés mantiene restricciones.

El Gobierno de los Países Bajos aseguró el martes 26 de enero que prolongará el toque de queda impuesto para luchar contra la pandemia, y tildó de “escoria” a los manifestantes que han causado graves alborotos desde el último sábado 23 de enero.

“Uno no se rinde ante la gente que rompe los escaparates de las tiendas”, dijo el ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, citado por la agencia de prensa ANP. Él consideró que los causantes de los disturbios no eran manifestantes legítimos.

La Policía neerlandesa anunció la captura de al menos 184 personas por su participación en los violentos disturbios que se han producido tres noches consecutivas en el país, los peores desde hace cuatro décadas.

Unos diez policías resultaron heridos en los últimos enfrentamientos contra los manifestantes, que saquearon tiendas e incendiaron automóviles en varias ciudades, entre ellas Rotterdam, Amsterdam y La Haya.

El ministro de Justicia, Ferd Grapperhaus, también aseguró que el Gobierno mantendría las medidas restrictivas nocturnas al considerar necesario el toque de queda para luchar contra el nuevo coronavirus.

Los disturbios comenzaron cuando se impuso el toque de queda por primera vez en el país desde la Segunda Guerra Mundial. La prohibición de salir de casa entre las 21.00 hr. y las 04.30 hr. es respetada por la mayoría de los neerlandeses.

Momentos difíciles

El jefe de la Policía, Henk van Essen, condenó enérgicamente a los manifestantes. Afirmó que “estos disturbios ya no tienen nada que ver con el derecho a manifestarse”.

“Tengo un gran respeto por los colegas que han pasado por momentos difíciles en las últimas noches”, dijo en Twitter.

Los sindicatos de la Policía precisaron que se trataba de los peores disturbios en cuatro decenios, desde los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los ocupantes desalojados de edificios que ocupaban ilegalmente en los años ochenta.

El primer ministro Mark Rutte condenó el lunes 25 de enero las “violencias criminales”, ya que son inaceptables, y que el 99% de los habitantes apoya las restricciones.

Los alcaldes de varias ciudades reaccionaron con ira, como el de Rotterdam, Ahmed Aboutaleb, que tildó a los alborotadores de “ladrones desvergonzados”, según la televisión pública NOS.

Las protestas comenzaron a pequeña escala el sábado por la noche, y un centro de detección de COVID-19 fue incendiado en el pueblo de Urk, en la región conservadora protestante llamada Cinturón de la Biblia, en el norte del país.

Con información de AFP.

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