Senado argentino debatirá la ley de aborto y se prevé ajustado resultado
Este martes en Argentina una vez más el Senado decidirá si aprueba o no el aborto libre hasta la semana 14 de gestación. En caso de empate, definirá la vicepresidenta Cristina Fernández.
El Senado argentino debatirá este martes, en una sesión que se espera extensa, el proyecto con el que el Gobierno busca aprobar el aborto libre hasta la semana 14 de gestación, que será definitivamente ley si obtiene el visto bueno de la Cámara Alta, aunque la votación se atisba ajustada.
El texto legislativo fue aprobado por la Cámara de Diputados el 11 de diciembre pasado y para salir adelante depende solo del “sí” de la mayoría de los senadores, que en 2018 rechazaron un proyecto similar y donde el resultado, según las previsiones, se perfila muy parejo.
De ser sancionada, la ley permitirá acceder a la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación, y más allá de ese plazo para las madres cuyo embarazo sea fruto de una violación o para las que corra peligro su vida, únicos dos supuestos en los que se permite abortar en la actualidad, según el Código Penal vigente, de 1921.
Como ya ocurrió durante el debate y votación en la Cámara de Diputados, donde el proyecto recibió 131 votos a favor, 117 en contra y 6 abstenciones, multitud de personas, tanto a favor (marea verde) como en contra (celestes), se manifestarán a las puertas del Congreso y separadas por vallas, a la espera del resultado definitivo.
Ficha sobre el aborto en América Latina. Infografía: AFP
La Sesión Pública Especial del Senado comenzará a las 16.00 hora local (19.00 GMT) y con toda probabilidad se extenderá hasta bien entrada la madrugada del miércoles, a la par que en la otra Cámara, en el mismo Palacio, los Diputados debatirán otro polémico proyecto, el del nuevo índice de movilidad jubilatoria.
Desde la campaña electoral que le llevó a la victoria en 2019, con la expresidenta Cristina Fernández como compañera para la Vicepresidencia, el presidente Alberto Fernández se comprometió a impulsar la ley con la principal motivación de reducir los abortos clandestinos, que ponen en riesgo la vida de las mujeres, en especial las que no pueden costear clínicas privadas donde, a pesar de ser ilegal, lo hacen en condiciones seguras.
El aborto legal, seguro y gratuito es una reivindicación histórica de los grupos feministas, y si bien se presentaron proyectos en varias ocasiones, no fue hasta 2018 que se debatió por primera vez en el Parlamento.
La prueba del Senado
La llegada al Senado es la prueba definitiva para un proyecto que avala que los profesionales de la salud puedan acogerse a la objeción de conciencia, aunque con la obligación de derivar “de buena fe a la paciente” a otro profesional que sí pueda realizar el aborto, o a otro centro en el caso de que todos los sanitarios de un hospital se nieguen a practicarlo.
En 2018, la Cámara Alta, cuyos miembros representan a las provincias, algunas de ellas con perfil más conservador, rechazó la ley con 31 votos a favor, 38 en contra y 2 abstenciones, de un total de 72 escaños (hubo una ausencia).
Esta vez, una de las diferencias fundamentales es que el proyecto llega directamente elaborado por el Gobierno y no por una organización civil, como ocurrió hace dos años, por lo que de ser sancionado sería un éxito del oficialismo, a pesar de que el aborto genera diferencias en el seno de los principales grupos políticos.
En esta ocasión, estimaciones difundidas a través de la prensa local apuntan a un escenario muy igualado, incluso de virtual empate, en el que los aún indefinidos podrían ser decisivos, pero también las posibles abstenciones.
Sin olvidar las ausencias: la de los oficialistas José Alperovich —que en 2018 votó en contra y está de licencia laboral tras haber sido denunciado por presunto abuso sexual por una familiar suya— y el expresidente Carlos Menem, de 90 años, que también votó en contra hace dos años y está hospitalizado en estado delicado.
En este contexto, no se descarta que sea determinante la postura que adopte la vicepresidenta, Cristina Fernández, ya que, como titular del Senado, puede ejercer el voto en caso de empate.