Brasil: elefanta Mara, que fue rescatada de un circo, disfruta de su nueva vida [VIDEO]
El director del Santuario Global de Elefantes dijo que es insegura y expresiva, ya que “no para de 'hablar'”. Además, indicó que se alistan para recibir a dos ejemplares más.
Los trompeteos de Mara no han dejado de escucharse desde que arribó al estado de Mato Grosso, en Brasil, así lo afirma Scott Blais, titular del Santuario Global para Elefantes, a donde llegarán en un año y medio Kuki y Pupi, las dos elefantas que aguardan en el Ecoparque de Argentina, informó Clarín.
La decisión de llevarlas al mismo establecimiento surge en gran medida por los resultados favorables que ha presentado Mara. Luego de 25 años en el Ecoparque, la elefanta asiática recobró en menos de un mes las ganas de vivir, la musculatura perdida y parte del resplandor de su envejecida piel.
Scott y Katherine Blais, quienes cuidan a la elefanta Mara, que llegó el pasado 14 de mayo al santuario. Foto: Clarín
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“Nuestra casa está en la cima de un cerro y los elefantes están abajo, en el valle. Casi todas las noches escuchamos a Mara desde casa, trompeteando y ‘hablando'. Es hermoso”, contó el también entrenador y fisioterapeuta, que cofundó el santuario en 2013 en el estado de Tennessee, Estados Unidos, y al siguiente año empezó a laborar en la sede brasileña, junto a su esposa Katherine.
En la actualidad, Mara cuenta con interlocutores para sus conversaciones, ya que a parte del personal tiene a alguien de su misma especie: Rana. Con el pasar de los días se ha convertido en su compañera inseparable, aunque al principio la recién llegada se sentía intimidada por su bienvenida.
Con respecto a su comportamiento, Blais estima que fue porque, detrás de su personalidad expresiva, la elefanta es insegura. “Fue arrancada de su mamá y puesta en cautiverio, sin recibir un proceso de socialización adecuado ni poder aprender cómo ser elefanta. Su inseguridad expresa el trauma de una crianza antinatural”, expresó.
Tanto Mara como Rana son asiáticas, mientras que Kuki y Pupi son originarias de África, motivo por el que estas especies no deben estar en un mismo espacio. Por un lado, su alimentación es diferente: las elefantas de Asia suelen tener una dieta con alimentos suaves, como hojas o pequeñas ramas; mientras que los africanos comen corteza, “matando” más árboles.
“Requieren más paciencia que los asiáticos, porque tienen una energía muy alta. Se vuelven locos, se hacen los tontos, te hacen reír. Pupi y Kuki son bastante tranquilas, pero es probable que cuando lleguen acá cambien mucho y sean más juguetonas y melodramáticas”, aventura Blais. “Los elefantes asiáticos son un poco más introspectivos y analíticos”, agregó Scott.