Una enfermera contagiada con COVID-19 registró su lucha hasta la muerte
Pamela Orlando, enfermera de un hospital de Estados Unidos, documentó la evolución de la enfermedad que la llevó hacia la muerte para concientizar sobre los efectos devastadores del virus.
Una heroína en la primera línea de batalla decidió grabar a diario videos de sí misma cuando le diagnosticaron el nuevo coronavirus, en un esfuerzo por mostrarle al mundo la importancia de seguir el distanciamiento social y sensibilizar sobre cuán devastadora es la enfermedad.
Pamela Ann Orlando, de 56 años, trabajó salvando vidas durante sus más de 30 años de carrera en enfermería. Sobreviviente del cáncer de mama, vivió en la ciudad de New City, en el condado de Rockland, Nueva York, Estados Unidos.
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Madre soltera con dos hijos, Reid de 23 años y Ryan de 16 años, Pamela trabajaba alrededor de 60 horas a la semana desempeñándose como enfermera en la sala de emergencias de tres hospitales a la vez para mantener a su familia.
Pamela Orlando con sus dos hijos, Reid y Ryan. | Foto: Jennifer Armida
Durante los últimos 17 años, trabajó en el Valley Hospital, en Ridgewood, Nueva Jersey. Ahí ganó en 2019 el Premio DAISY, un honor internacional para enfermeras extraordinarias. En los últimos meses, ayudó a tratar pacientes con COVID-19 hasta que ella misma contrajo la enfermedad.
En marzo, Pamela dio positivo a la prueba del coronavirus y desde ese entonces comenzó a documentar diariamente la evolución de la enfermedad hasta el día que murió. Empezó grabándose en su casa, cuando presentó temperatura alta. “Hoy tengo una fiebre que no se me va”, señaló en su primer video.
Al tercer día, Pamela fue ingresada en la sala de emergencias del Valley Hospital donde trabajaba. Continúo registrando su progreso. “Me siento horrible. Estoy muy mal, casi como si no fuera a lograrlo”, expresó. “Ni siquiera puedo moverme sin quedarme sin aire”.
Su condición empeoró y ya no contó los días, pero siguió grabando hasta el final, incluso cuando ya no podía hablar. Finalmente, en la unidad de cuidados intensivos donde se encontraba intubada, perdió la batalla el 16 de abril, 24 días después de enfermarse. Dos horas antes tuvo la oportunidad de hablar con sus hijos por última vez.
“Le supliqué a mi madre que no fuera a trabajar”, afirmó Reid Orlando, su hijo mayor. “Sí, lo hice: se lo supliqué. Pero mi madre no era así. Era una mujer que podía perder todo y, aun así, estuvo en primera línea para salvar vidas”.
“Creo que el propósito de mi madre es más grande que la vida en esta tierra. Mi madre salió como un héroe”, agregó Reid. “Esa fue la vida de mi madre, salvar vidas. Ella fue muy humilde. No quería ninguna atención. Ella hizo todo lo correcto”.