Espectáculos

Yuri Ortuño preocupado: “Hace tiempo que Bolivia no exporta artistas de talla internacional”

¡Regresa al Perú! Yuri Ortuño habló de su próximo show en Lima junto con Diosdado Gaitán y de los artistas que abandonan su carrera musical en nombre de Dios porque "siguen dogmas religiosos".

Yuri Ortuño, representante del folclore boliviano y latinoamericano. Fotos: Facebook Yuri Ortuño
Yuri Ortuño, representante del folclore boliviano y latinoamericano. Fotos: Facebook Yuri Ortuño

Después de cinco años de ausencia en el Perú, el cantante boliviano Yuri Ortuño regresará a su "segunda patria" para reencontrarse con sus fieles seguidores y también para celebrar el Día de la Canción Andina. El espectáculo denominado “De canto a canto” se realizará este viernes 16 de junio en el centro de convenciones Bianca (Barranco) y contará con la presencia del peruano Diosdado Gaitán Castro, con quien se juntará para hacer un pequeño homenaje al ‘Picaflor de los Andes’. 

“Estoy anhelando tanto reunirme con ese público maravilloso. Reencontrarme con esa gente que iban a vernos en Campo de Marte, en el Teatro Municipal o en el Teatro Segura; realmente va a ser una satisfacción muy grande porque hay una relación hasta de amor con el público del Perú”, dijo Yuri Ortuño para La República.

Yuri Ortuño y Diosdado Gaitán volverán a cantar juntos. Foto: Difusión

Yuri Ortuño y Diosdado Gaitán volverán a cantar juntos. Foto: Difusión

Ortuño León, reconocido por ser uno de los grandes referentes del folclore boliviano y latinoamericano, celebrará su cumpleaños y sus más de 47 años de trayectoria artística en tierras peruanas. Como se recuerda, el exintegrante de reconocidas agrupaciones como Kjarkas y Proyección cumplirá 60 años este jueves 15 de junio y tiene en su haber unos 65 discos y más de 600 canciones grabadas, de las cuales casi 300 son sus propias composiciones.

¿Cómo vives los días previos a tu retorno a Lima?

―Estamos ansiosos de estar nuevamente en Lima después de mucho tiempo. Estoy anhelando tanto reunirme con ese público maravilloso y reencontrarme con esa gente que iba a vernos en Campo de Marte, en el Teatro Municipal o en el Teatro Segura. Realmente va a ser una satisfacción muy grande porque hay una relación hasta de amor con el público del Perú. El Perú es mi segunda patria. 

¿Qué recuerdos tienes del Perú?

―Yo he recorrido el Perú en su época más terrible. Hemos viajado prácticamente desde Yunguyo hasta Tumbes, recorriendo todos los pueblos y llevando ese canto. En ese tiempo, he desempolvado canciones muy antiguas y sentidas de autores peruanos como Luis Severo Damián y de ‘Picaflor de los Andes’, porque soy amante de esa música. Y creo que, de alguna manera, también hemos dejado una huella profunda en el Perú y nos sentimos parte de esa patria hermosa.

¿Cómo conociste a Diosgado Gaitán Castro?

―No recuerdo el año, pero fue en los 90. Nosotros teníamos un concierto en Huancayo y el Coliseo estaba llenísimo. Los hermanos Gaitán Castro estaban haciendo la antesala en el escenario. Cuando yo entré, estaban con sus ponchitos tocando música ayacuchana. Entonces, me gustó mucho y hacían la música que —en ese momento— estaba prácticamente en su ardor porque estaba en su auge el tema de Sendero Luminoso, MRTA, etc. El país estaba muy convulsionado. Entonces esa noche nos llaman de Ayacucho porque teníamos un contrato para el día siguiente, pero nos pusieron una bomba en el hotel y estábamos muy asustados. Mi representante nos dice: “Tenemos que salir esta noche” y yo respondí: “No viajo, nos volvemos a Lima”. Entonces, estábamos dilucidando hasta las 2.00 a. m.. Ante la insistencia, le digo: “Contratemos a estos chicos que son ayacuchanos y los llevamos a la gira. Si nos paran en el camino, empezamos a cantar música ayacuchana”. Entonces lo llevamos de bandera y de esa manera empezamos una amistad y llegamos a Ayacucho sin novedad. Hicimos una conferencia de prensa. Habían pasado 10 años que ningún artista ayacuchano o peruano llegaba en esos tiempos. Cuando en la noche iba a comenzar el concierto, nos dijeron: “No pueden cantar porque hay amenaza de bomba en el teatro” y nosotros estábamos con miedo, así que limpiaron el teatro. Entonces Diosdado me dice: “No te preocupes, hermano, la mitad del teatro son terrucos, así que no van a hacer nada. Están felices”. Y fue así como nos conocimos. 

Yuri Ortuño conoció a Diosdado Gaitán en Huancayo. Foto: Facebook

Yuri Ortuño conoció a Diosdado Gaitán en Huancayo. Foto: Facebook

¿Qué tal es compartir escenario con él?

―Compartir con Diosdado Gaitán es una alegría muy grande porque no es una amistad de ahora y tampoco es circunstancial. Nuestro canto va más allá de lo que pueda ser la fama o la popularidad. Nuestro canto se gesta por amor a nuestras tierras, a nuestras patrias, a nuestros pueblos y en circunstancias bien duras. Cuando hacer arte realmente era mucho riesgo y donde tenía que pagar para cantar. Por eso estar en este concierto “De canto a canto” es una gran satisfacción.

Yuri Ortuño, orgulloso de su hijo Mijail

También será un show diferente porque estarás cantando con tu hijo. 

―Mi hijo va a hacer alguna aparición con algunas canciones y podrá mostrar su arte a todo el público limeño. Él ha lanzado un nuevo disco y la gente siempre lo solicita.

Yuri Ortuño cantará con su hijo en Lima. Foto: Facebook Yuri Ortuño

Yuri Ortuño cantará con su hijo en Lima. Foto: Facebook Yuri Ortuño

¿Su amor por la música es porque se lo inculcaste o porque le nació a él?

―Este chiquillo, desde que tuvo uso de razón, siempre fue muy aficionado a la música. Yo me di cuenta de que él tenía mucha musicalidad y mucho talento cuando era pequeñito. Tenía 2 o 3 años y ya empezaba a tocar sus instrumentos, como su bombito de juguete. Ahí me di cuenta de que tenía una rítmica muy firme, tenía buen oído porque las canciones que escuchaba, él las entonaba.  Y luego, cuando tenía 6 o 7 años, empezaba a crear sus propias cancioncitas obviamente infantiles. Y a los 8 años él compuso una primera canción.

Me imagino que tu orgullo es gigante.

―Si algo he tenido en la vida, es la alegría de tener el apoyo de mis padres, quienes me inculcaron la música desde chico. Por eso yo dije: “Quién soy yo para negarle esta misma dicha, esta misma satisfacción de poder hacer música”. Porque realmente es algo pasional. Entonces él entró al Instituto Eduardo Laredo, que es una escuela prácticamente de artes, de música. Cuando salió del colegio, salió con una tecnicatura de bachiller en Humanidades y en música con grado en técnico superior en música. Para eso, había lanzado su primer disco y me dijo: “Quiero continuar en esto”. Después se fue a estudiar a la universidad en Buenos Aires (Argentina) para optar a una licenciatura en Música. Su madre y yo siempre lo hemos apoyado.

¿Tus otros hijos también trabajan en la música?

―Tengo cuatro hijos: un hombre y tres mujeres. Todos tienen talento para el canto, pero ninguno se ha dedicado profesionalmente. Hoy por hoy es un gran productor musical. Hace música para películas, cortometrajes, etcétera. También está produciendo a otros músicos y se ha convertido en mi coach y en mi productor. Hemos tratado de mezclar su profesionalismo con la experiencia del papá. Gracias a Dios, él se está realizando musicalmente y tenemos una relación muy unida.

¿Mijail es parte de tu staff o tiene su carrera por separado?

―Él tiene su carrera por separado; sin embargo, compartimos prácticamente La Nueva Proyección, que es un grupo de músicos connotados que están trabajando conmigo casi 20 años. Entonces, como Mijail ha estado mucho tiempo dentro de La Nueva Proyección, también tocan con él en algunas giras que él tiene. Somos como una familia. 

¿Cuál será su función dentro de tu show en Lima?

―En Lima va a estar siendo parte del grupo, pero el objetivo es que él pueda hacer algunas canciones para el público limeño, particularmente de los discos que tiene.

¿No te dio miedo que él crezca bajo tu sombra?

―Ese ha sido un tema muy delicado. No es que tuviera miedo, pero sí, nunca quiso crecer bajo mi sombra, por eso es que sus dos primeros discos consisten en uno de balada pop y el otro de rock andino. Él nunca quería hacer folclore, precisamente para no crecer bajo la sombra de Yuri Ortuño, para que no haya esas odiosas comparaciones. Pero, en algún momento, yo le dije que él nació en una cuna folclórica y que ningún otro género musical iba a ser como el folclore. Entonces le sugerí que se volcara directamente al folclore y así lo hizo. 

―¿Y cómo le ha ido?

―Son dos discos que tiene de folclore y está entendiendo que quiera o no, somos padre e hijo. Sí, la gente a veces hace comparaciones, pero no podemos negar que los genes y la musicalidad, inclusive el tono de voz. Ahora estamos llevando eso con naturalidad y el mismo público nos da esa tranquilidad. A la gente le agrada vernos cantar juntos y yo me siento muy satisfecho. Soy el primer admirador de mi hijo, no porque sea mi hijo, pero sí tiene muchísimo talento. Por ejemplo, su nuevo disco se llama "Somos bolivianos" y ha sobrepasado mis expectativas en cuanto a producción musical, arreglos, etcétera. Me siento muy orgulloso y feliz de compartir con él algunas presentaciones.

La música y la religión en la vida de Yuri Ortuño

Otra característica de Yuri Ortuño es esa estrecha relación con Dios. ¿En qué momento se hace parte de tu música?

―Prácticamente del año 97 al 2000, hice un alto en mi carrera artística y dejé los escenarios, precisamente por el tema de la fe. Dios vino a mi vida de una manera contundente para sanar heridas, para hacer una restauración plena de mi corazón y obviamente inculcándome la fe; porque hasta ese momento era un hombre sin ella, un hombre que no creía en nada; pero algunos acontecimientos han hecho que yo busque a ese Dios maravilloso, a ese Dios real.

―¿Y cómo así retomas tu carrera musical?

―Ya después del 2000, retomo mi carrera y en esos tres años había hecho una grabación de ocho discos de corte espiritual. Entonces, hoy por hoy, la fe sí está en el corazón de la familia, pero también nos da la solidez para poder caminar no solamente en el ámbito artístico, sino también en el ámbito familiar. Somos un equipo familiar y cuando viajamos, viajamos casi toda la familia, entonces ahí tiene mucho que ver el tema de la fe, el tema de estar compenetrados unos con otros para que esto no reviente como una bomba.

―¿Qué le dirías a esos artistas que renunciaron a su carrera para dedicarse a alabar a Dios?

―A veces, cuando te introduces a una religión o en una religiosidad, efectivamente vas a seguir dogmas de hombres. Pero Dios mismo lo dice, por medio del apóstol Pablo: “Todo me es permitido, pero no todo me conviene” y “todo me es lícito, pero no todo me edifica”. Y si estamos hablando del arte, es algo que Dios ha creado. Y como también reza la escritura, “es Dios mismo quien derrama espíritu de arte para muchas cosas”; entonces, Dios nunca va a estar reñido con el arte y menos aún con las culturas de los pueblos. Cuando conozco el amor de Dios, me atrevo —tal vez en contra de los dogmas religiosos— a hacer folclore. Por ejemplo, yo tengo una canción que se llama “Bolivia, pueblo de Dios”, en la que canto a ritmo de saya caporal y en su momento me crucificaron. 

¿Qué consejo le darías a esos artistas que se alejaron de la música en nombre de Dios?

―El tema es conocer qué es Dios, en primer lugar. Dios te pone límites a ciertas cosas, pero no te castra, no te arrincona. Entonces, si Dios ha derramado dones y talentos sobre nuestras vidas, es precisamente para poder expresar mediante el canto vivencias y también un canto propositivo para la sociedad, para la humanidad. En casa tenemos una relación muy estrecha y muy sólida con Dios, pero eso no quiere decir que no podamos ejecutar y ejercitar nuestro arte y el canto de nuestros pueblos para difundir en el mundo entero.

Yuri Ortuño apuesta por la música inédita

¿Cómo se siente seguir vigente con más de 47 años de carrera artística?

―Es una satisfacción muy grande seguir todavía en este derrotero de la música.

Yuri Ortuño y su grupo La nueva proyección. Foto: Facebook

Yuri Ortuño y su grupo La nueva proyección. Foto: Facebook

Tienes decenas de discos y centenares de canciones propias, ¿por qué ahora les cuesta a los artistas jóvenes lanzar, al menos, un tema inédito?

―Cuando empecé a hacer música, nunca dije: “Voy a ser famoso” o “Voy a hacer plata con esto”. Ha sido más el amor por lo nuestro y por esas músicas de nuestros antepasados. Yo creo que falta eso. Hoy en día queremos ser artistas exitistas, no exitosos. Entonces agarramos covers, le ponemos algo y lo único que queremos es ser populares y tener millones de vistas. Ya no hay ese compromiso con la patria, al menos en lo folclórico.

Y eso que el avance de la tecnología es una gran ayuda.

―Hoy es más fácil que antes poder grabar porque todo el mundo puede grabar un disco en su computadora.

¿Qué consejo les darías?

―Recomiendo a los grupos jóvenes, por ejemplo, agarrar canciones de autores y compositores de antaño —hay tanta obra musical bella—, y apostar por ello. Pero resumiendo todo esto, creo que es el miedo a arriesgar para surgir con tu producción propia.

Bolivia ha exportado grandes grupos como Los Kjarkas, Proyección y La Nueva Proyección. ¿Por qué crees que ha dejado de lanzar agrupaciones de la misma talla internacional?

Hoy por hoy los músicos se han vuelto muy ‘lights’. No hay esencia. Y hago una autocrítica en mi país. Y en ese aspecto, debo destacar la labor en el Perú de muchos artistas jóvenes que han descollado tremendamente, pero aquí nos hemos vuelto muy ‘lights’. Falta peso, falta compromiso. Creo que es el miedo a sufrir porque, para nosotros, han sido años de una lucha enarbolando el folclore, enarbolando la música. Sí, hace buen tiempo que Bolivia no ha estado exportando artistas de la talla internacional de los que tú nombras porque se han conformado mucho. Se han conformado con trabajar en todas las fiestas patronales y ganar su billetito. Entonces no hay producciones de calidad.