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Vendía desayunos a los 5 años en La Parada y hoy está en 'El gran chef: famosos': Beatriz Martínez y su historia

Beatriz Martínez, conocida como la 'Herbolaria del Pueblo' y participante de 'El gran chef: famosos', llevó una sacrificada vida en La Parada. Te contamos su historia.

Beatriz Martínez, integrante de 'El gran chef: famosos', tiene actualmente un emprendimiento de productos naturales. Foto: composición de Jazmín Ceras/La República/captura/Instagram
Beatriz Martínez, integrante de 'El gran chef: famosos', tiene actualmente un emprendimiento de productos naturales. Foto: composición de Jazmín Ceras/La República/captura/Instagram

Beatriz Silvia Martínez Malpartida, la 'Herbolaria del Pueblo', es una emprendedora dedicada a la medicina natural y actualmente concursa en el reality culinario 'El gran chef: famosos'. Aunque ahora destaca por su presencia en la TV, la vida de Beatriz Martínez no ha sido sencilla, pues desde pequeña luchó junto a su madre por un mejor futuro.

Beatriz Martínez, la integrante de la tercera temporada de 'El gran chef: famosos', llegó desde su natal Cerro de Pasco a los 5 años y no dudó en acompañar a su madre a vender desayunos en La Parada. Te contamos su historia a continuación.

Beatriz Martínez llega de Cerro de Pasco a Lima

Beatriz Martínez contó para La República cómo llegó a la capital en compañía de su madre para buscar sacar adelante a su familia, conformada por sus dos hermanos y sus sueños de superación.

—Beatriz, tú migras de Cerro de Pasco a Lima. ¿A qué edad y con quién fue?

—Mi mamá migra cuando yo tenía 5 años de edad. Ella, pues, una madre luchadora, sacó adelante a mí y después a mi hermana y mi hermanito. Bueno, desde los 5 años, estoy acá en Lima.

—¿Tu mamá tomó la decisión de traerte a Lima o tú se lo pediste?

—Mi madre siempre estuvo conmigo. Ella no podía de dejarme para nada. Le agradezco porque, en esa parte, es una gran mujer. Ella me dijo: 'Si yo me voy, donde me voy, me voy con mi hija'; y gracias a ella es que también he aprendido a ser emprendedora. Me falta llegar a ser grande como ella, pero estoy logrando poco a poco.

—¿Cómo fue llegar a Lima desde Cerro de Pasco?

—Bueno, no fue fácil. No fue fácil porque he visto a mi madre caerse, levantarse, salir adelante y a mí, al lado de ella, me ha enseñado a tener ese espíritu noble, un espíritu sensible, pero a la vez también una fortaleza grande y no ha sido fácil. Hemos tenido caídas, pero mi madre ha sabido levantarse para que ahora sea una gran empresaria y yo voy a seguir los pasos de ella también.

—¿A dónde llegaste inicialmente aquí en Lima?

—Llegamos acá a La Parada. Antiguamente, La Parada, pues no era Gamarra. No era como esa hora. En ese tiempo, Gamarra era bastante comercio interno; ahora es libre. Siempre aquí, en La Parada, es donde yo he crecido, donde yo me he surgido y ahora donde sigo avanzando es aquí, justamente en la avenida Aviación.

Los emprendedores inicios de la 'Herbolaria del pueblo'

—Inicialmente, tuvieron un pequeño negocio en La Parada, ¿cómo fue ello, Beatriz?

—Sí, mi mamita llegó aquí a Lima, recuerdo, con una carretita pequeña. En esa carretita, pues, mi mamá preparaba maca todas las mañanas para vender a las 4.00, 3.00 o a veces hasta salíamos 2.00 de la mañana o ya 1.00 de la mañana, porque llegaban los camiones que descargaban verduras papas acá, al mercado, y justamente nuestro cliente, nuestro primer cliente, excelentes y clientes selectivos eran justamente los estibadores, a quienes agradezco porque, como ellos son del campo, también sabían que estos productos eran buenos. Entonces, ellos venían: "Casera, mi desayuno, porque yo me voy a trabajar". Entonces, ellos sabían que lo que nosotros preparábamos, la maca, la quinua y la soja, les iba a dar full energía. Es así como ellos se alimentaban y nuestros clientes, los estibadores, a quienes agradezco también mucho, a los caseritos.

—¿Y tú querías ayudar a tu mamá, Beatriz?

—Sí, ella no quería, no quería nunca. Decía: "No, hija, no puedes ir muy temprano, por favor, que descanses", pero ya, conforme fui creciendo, cuando tenía 9, 8, 7 años, hasta 10; ya, de los 7 para arriba, ya no soltaba yo a mi mamá; atrás de ella, atrás. Ella como sea: aunque ella no quería, pero yo atrás.

—¿Cómo ayudabas, Beatriz, en el pequeño negocio?

—Por ejemplo, cobrando. Mi mamá me hacía guardar la platita o, si no, también le decía a los caseros este (el producto que ofrecía) para qué es bueno. Bueno, cuando fui a creciendo un poquito más, pero también ya conocía a los caseros y teníamos servido a nuestra maquita en botellitas, entonces ya le daba los caseros. Ellos venían, encontraban y se llevaban.

—En cuestión de ingresos, ¿les ayudó tener este negocio inicial?

—Bueno, a ver, no era tanto así que digamos. No, pero, gracias a Dios, al menos, teníamos para comer, para que mi madre me pueda vestir, para que me dé mis estudios, para que me dé un techo donde dormir. Gracias a Dios sí, mi madre de verdad admirable. Estoy contenta con ella. Gracias a Dios, me dio una buena madre.