Inversión extranjera directa alcanza los US$1.407 mil millones y redefine la competencia global
En América Latina, la energía impulsó el crecimiento de la IED, aunque la inversión se desplomó a niveles históricos. Se prevé un repunte en sectores como comunicaciones y manufactura avanzada.
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La inversión extranjera directa (IED) está atravesando un cambio estructural que podría marcar el rumbo de la economía mundial en la próxima década. Según el informe The FDI Shake-Up del McKinsey Global Institute (MGI), el flujo anualizado de capital pasó de US$1.137,0 mil millones en 2015-2019 a US$1.407,0 mil millones entre 2022 y mayo de 2025, con una fuerte concentración en sectores estratégicos.
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Megadeals y sectores de futuro
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es el protagonismo de los llamados megadeals, proyectos superiores a US$1.000,0 millones. Aunque solo representan el 1% del total de anuncios, concentran cerca del 50% del monto global comprometido. Estos acuerdos se enfocan en industrias críticas como:
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- Centros de datos, con más de US$150.000,0 millones en proyectos hasta mayo de 2025, el doble que en 2022-2024.
- Semiconductores, con casi US$120.000,0 millones, de los cuales US$100.000,0 millones corresponden a la expansión de TSMC en Arizona.
- Energía de bajas emisiones, con US$330.000,0 millones anuales desde 2022, el doble que en 2015-2019.
- Minerales clave para la manufactura avanzada, con alrededor de US$50.000,0 millones por año.
Estados Unidos lidera la IED estratégica
El informe resalta que Estados Unidos se consolida como el principal destino de la inversión extranjera directa en industrias de alta tecnología. El país concentra alrededor del 90% de los proyectos globales en semiconductores en 2025 y elevó su participación en centros de datos al 20% del total mundial, frente a menos del 10% en 2022-2024. Esto refleja su papel central en la reconfiguración de la inteligencia artificial, la microelectrónica y la infraestructura digital.
América Latina: energía como motor, pero con retrocesos
En América Latina, más del 80% del crecimiento de la IED desde 2022 provino del sector energético, en particular de proyectos fósiles financiados por capital europeo y de Medio Oriente. Argentina, Guyana y México destacan por su relevancia estratégica en la diversificación de suministros energéticos.
No obstante, entre enero y mayo de 2025 los proyectos de inversión en la región cayeron al nivel más bajo en dos décadas, en línea con la contracción observada en otras economías emergentes.
Más allá de la energía, la región mostró entre 2022 y 2024 un crecimiento del 23% en proyectos de comunicaciones, software y manufactura avanzada respecto a la etapa pre-COVID-19, lo que abre una oportunidad para reposicionarse en cadenas globales de valor.
Un tablero competitivo en transformación
El análisis de McKinsey subraya que la IED ya no solo impulsa crecimiento, sino que también se ha convertido en un factor estratégico para la competitividad de países y empresas. Sin embargo, advierte que muchos proyectos podrían enfrentar trabas por temas regulatorios, permisos o disponibilidad energética. Para América Latina, la clave será atraer y concretar inversiones en industrias del futuro en un escenario global cada vez más competitivo.























