Trump quiere una tasa de interés al 1%, pero podría incendiar la economía que dice proteger
El presidente de los Estados Unidos presiona por una política monetaria ultraexpansiva para financiar su déficit, aunque eso podría asustar a los mercados y reactivar la inflación.
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Donald Trump, fiel a su estilo disruptivo, volvió a sacudir la política económica estadounidense. Esta vez, ha pedido abiertamente que la Reserva Federal (Fed) baje su tasa de interés de referencia al 1%.
Según el presidente, esto permitiría reducir los costos de endeudamiento del gobierno y financiar con más holgura los crecientes déficits generados por sus ambiciosos recortes de impuestos y su proyecto de ley de gastos recientemente aprobado.
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Pero los expertos ya levantaron la ceja.

Fuente: Reuters
Porque cuando un país con casi pleno empleo, crecimiento cercano al 2% e inflación por encima del 2% pide tasas tan bajas, los mercados no lo interpretan como una jugada maestra, sino como un intento riesgoso de presionar al banco central y romper la confianza.
“El temor del mercado de bonos sería que la inflación se reactivara y, en esencia, tendríamos una pérdida de independencia de la Fed”, advirtió Gregory Daco, economista jefe de EY-Parthenon, según Reuters.
Para él, los fundamentos no justifican una reducción tan drástica. La tasa de desempleo está en 4,1% y no hay señales de una recesión.
¿Por qué un 1% no es buena noticia?
Aunque una tasa de referencia en 1% suene atractiva para quienes se endeudan, históricamente ese nivel ha estado asociado a épocas de crisis. Ocurrió durante el mandato de George W. Bush tras el 11 de septiembre de 2001 y se repitió con Barack Obama en plena crisis financiera de 2008. Incluso Trump tuvo ese alivio durante el colapso económico por la pandemia en 2020.
Pero ahora el contexto es distinto. No hay recesión, ni guerras globales, ni colapsos financieros. Y forzar una tasa tan baja podría enviar señales equivocadas. Porque en el mundo financiero, si un país baja los tipos sin justificación, los inversores lo leen como: “Algo anda mal, mejor me retiro”.
Eso podría disparar los rendimientos de los bonos del Tesoro —los instrumentos con los que EE.UU. se financia— y encarecer el crédito para todos: empresas, hogares y el propio Estado.

Fuente: Reuters
Además, no hay garantía de que un recorte así logre su objetivo. “No estoy del todo convencido de que si la Fed mañana decidiera recortar las tasas al 1%, esto tendría el impacto tradicional en las tasas de largo plazo”, agregó Daco.
La Fed no está para complacer a la Casa Blanca
La Reserva Federal tiene como mandato mantener la estabilidad de precios y el pleno empleo. No está diseñada para abaratar los costos del gobierno ni para ser una herramienta política. Sin embargo, Trump ha sido crítico de su presidente, Jerome Powell, al punto de amenazar con despedirlo, lo que encendió las alarmas sobre una posible pérdida de independencia institucional.
Y aunque Trump insiste —incluso le mandó a Powell una nota escrita a mano con tasas de bancos centrales—, la Fed sigue manejando sus decisiones con base en datos y modelos económicos, no en caprichos políticos. Hasta ahora, ninguna regla técnica sugiere que el nivel correcto de la tasa sea el que propone el exmandatario.

Fuente: Reuters
Déficits, deuda y la presión del mercado
Detrás del pedido de Trump hay un trasfondo fiscal: su "Ley de un Proyecto de Ley Grande y Hermoso", aprobada recientemente, implica más gasto público y menos recaudación. Traducido: más déficit. Y eso significa más bonos que emitir para financiarse.
En condiciones normales, más oferta de deuda debería subir las tasas. Pero EE.UU. ha mantenido costos bajos porque aún es visto como refugio seguro: hay confianza en su estabilidad institucional y legal, sus mercados son líquidos y su moneda sigue siendo la principal del mundo.
Aun así, hay límites. Los grandes inversionistas piden una prima por el riesgo: si creen que la inflación subirá o que la Fed ha perdido independencia, exigirán más interés para prestar su dinero.
Y si eso ocurre, el plan de Trump podría terminar siendo un búmeran: en vez de abaratar la deuda, terminaría encareciéndola, afectando a todo el sistema financiero.
Con información de Reuters






















