Vietnam en la mira de Trump: cómo los nuevos aranceles de EE.UU. amenazan miles de empleos y el crecimiento económico, según NYT
Mientras Trump reaviva la guerra comercial, miles de familias en Vietnam temen por su futuro. Las fábricas que confeccionan ropa para marcas como Nike, Adidas y Walmart están en crisis por un nuevo arancel del 46%. ¿Qué significa esto para la economía global?
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La industria textil de Vietnam, clave en el crecimiento económico del país y fuente de sustento para millones de familias, enfrenta una amenaza inminente: el regreso de aranceles masivos por parte de Estados Unidos.
Según informó The New York Times, el presidente Donald Trump anunció la imposición de un arancel del 46% a las importaciones vietnamitas, una medida que, aunque ha sido pausada por 90 días, ya genera estragos en la economía local.
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Más del 25% del PBI depende de EE.UU.
En Vietnam, donde el sector manufacturero ha crecido de forma exponencial en los últimos 15 años gracias a la demanda estadounidense, la noticia ha desatado temor e incertidumbre. Las fábricas de confecciones, que operan con márgenes de ganancia tan bajos como el 5%, han comenzado a congelar contrataciones, despedir trabajadores y renegociar sus pedidos ante la reducción de órdenes por parte de los grandes minoristas norteamericanos.
Una de las voces que refleja esta preocupación es la de Nguyen Thi Tuyet Hanh, supervisora en una fábrica que produce calzado para Nike y otras marcas globales. Con 40 años y madre de cuatro hijos, Hanh tuvo que trabajar en dos empleos casi todo el año pasado tras la pérdida del empleo de su esposo. Ahora que él ha vuelto a trabajar, temen que los nuevos aranceles los devuelvan a esa situación.
“Mi familia vivió ese tiempo difícil, no quiero volver a pasar por eso”, dijo a The New York Times.
Las fábricas han comenzado a acelerar la producción antes de la entrada en vigencia del arancel en julio, pero otras ya están viendo cómo sus clientes cancelan o retrasan pedidos.
“Todos vivimos con una gran incertidumbre ahora”, expresó Tran Nhu Tung, presidente de la firma Thanh Cong, que emplea a 6.000 personas y fabrica prendas para marcas como Adidas, New Balance y Eddie Bauer.
La dependencia de Vietnam del mercado estadounidense es profunda: más de una cuarta parte del PBI del país depende de esa relación comercial, detalla el medio estadounidense. Ante la amenaza arancelaria, las empresas exploran nuevos mercados como Europa y Medio Oriente, aunque el cambio no es inmediato ni fácil.
Vietnam busca una solución diplomática con Washington
El gobierno vietnamita ha intentado contener el impacto. Horas después del anuncio de Trump, el máximo líder del país, To Lam, lo llamó para proponer la eliminación de los aranceles a productos estadounidenses, y solicitó una reunión presencial en Washington para alcanzar un acuerdo, según The New York Times.
El nuevo paquete arancelario incluye un 10% adicional impuesto a todos los países desde el 2 de abril, que se suma al arancel preexistente del 18% sobre productos textiles vietnamitas. Esto eleva el impuesto total a cerca del 28%, y podría superar el 46% si no se llega a un acuerdo. De concretarse, implicaría un fuerte golpe a las ganancias de las fábricas y al precio final para el consumidor.
“El escenario sería devastador: los márgenes de las fábricas bajarían, los grandes compradores estadounidenses también se verían afectados y, en última instancia, los consumidores pagarían más”, explicó Tung, quien también es vicepresidente de la Asociación Textil y de Confecciones de Vietnam.
Empresas como Mian Apparel —que cuenta con 12.000 empleados y produce para Walmart, Gap, Carter’s y Target— y otras compañías del rubro de fragancias también sienten la presión. La incertidumbre ha paralizado contrataciones y ha llevado a algunos clientes a suspender órdenes clave para la temporada navideña, lo que impacta directamente en la estabilidad laboral de miles de trabajadores.
“Si hay incertidumbre, los clientes pueden redirigir su cadena de suministro”, advirtió Tran Quang, ejecutivo de una fábrica no identificada por The New York Times. “¿Por qué habrían de esperar otros 90 días? ¿Y si el resultado es malo?”





















