Economía

América Latina: inflación sin tregua, un lastre para las pensiones

A pesar de que existen diversas fórmulas en los sistemas de pensiones de cada país, es inevitable el impacto negativo que tendrá la inflación sobre ellos. Algunas medidas se han tomado, pero hasta ahora son insuficientes.

En México, un trabajador formal promedio recibe menos del 30% de su salario cuando se jubila, por debajo de todos los países de la OCDE. Foto: Mibolsillo
En México, un trabajador formal promedio recibe menos del 30% de su salario cuando se jubila, por debajo de todos los países de la OCDE. Foto: Mibolsillo

El efecto de la inflación que golpea con especial dureza en los últimos meses está haciendo tambalear los sistemas de pensiones de las principales economías de América Latina, que enfrentan la crisis con diversas estrategias y es probable que más adelante requerirán esfuerzos adicionales, según un análisis de la agencia Efe.

La revalorización de las pensiones se verá afectada en Estados Unidos, México, Brasil, Colombia, Argentina y Chile, países que a pesar de tener modelos distintos, coinciden en que han recibido el impacto de la subida de los precios y servicios derivada de la guerra en Ucrania, la pandemia; el aumento de las tarifas del transporte y la energía; y los desajustes en la cadena de distribución global.

En Colombia, Mauricio Olivera, vicerrector académico de la Universidad de los Andes en Colombia y gerente general de Econometría Consultores, explica a Efe que las dos crisis —la pandemia y la inflación— están sacudiendo sobre todo a los países que son fiscalmente más débiles y ponen en riesgo los sistemas de pensiones a mediano y largo plazo. Sumado a que algunos ya arrastraban fallas desde hace tiempo.

En México, un trabajador formal promedio recibe menos del 30% de su salario cuando se jubila, por debajo de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según un reporte del Banco de México, lo que está llevando a algunos sectores a reclamar la eliminación del sistema privado de pensiones.

No obstante, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha descartado nuevas reformas tras la promulgada en 2021, que aumentó en un 40% el ingreso de los jubilados, redujo el requisito de 25 años de aporte a 15 e incrementó el aporte total del Estado y las empresas a la pensión del 6,5% al 15% sin aumentar la cuota de los trabajadores.

Ante la inflación, aún hay soluciones insuficientes

En Estados Unidos, los ingresos para los pensionados dependen de diferentes fuentes, como pagos de la Seguridad Social o fondos de pensiones, y no se espera, por lo general, que se reduzcan a una sola.

Ante tasas de inflación que no se veían desde la década de 1980, los beneficios de la Seguridad Social, un sistema público de pagos que se nutre de contribuciones obligatorias, contempla aumentos mensuales según las subidas de la inflación. Pero esto no es suficiente: los incrementos van del 2% al 3% anual, muy por debajo de la tasa de subida de los precios, que fue del 8,3% en agosto.

En tanto, en Brasil, el Congreso aprobó en 2019 una reforma que impuso la edad mínima de jubilación de 62 años para las mujeres y de 65 para los hombres, con un tiempo mínimo de contribución de 15 y 20 años, respectivamente.

Sistemas mixtos

En Colombia existe un sistema mixto de pensiones que permite a los trabajadores cotizar en la estatal Colpensiones, bajo el sistema de prima media, o en los fondos privados, que funcionan desde 1993 como cuentas individuales de capitalización que reciben los aportes del trabajador y determinan el monto de la pensión.

El presidente Gustavo Petro ha propuesto crear un nuevo sistema basado en un esquema de pilares, partiendo por el más básico, para dar mayor cobertura a las personas pobres de la tercera edad, que actualmente carecen de una pensión.

Un sistema similar funciona en Perú, donde la afiliación a un sistema de pensiones es obligatoria para todos los trabajadores dependientes, que deben escoger entre el modelo privado, con al menos 20 años de aporte del 13% del sueldo o ingresos, o el público, para lograr una pensión mínima de S/ 500 (US$ 130).

Capitalización individual

Chile fue pionero en la región en desechar el modelo de reparto: cada trabajador formal aporta el 10% de su salario mensual a una cuenta personal, de la que puede disponer cuando se jubile (60 años las mujeres y 65 años los hombres). Es tutelada por una Administradora de Fondos de Pensiones (AFP), empresas privadas reguladas por el Estado que obtienen beneficios millonarios tras invertir esos ahorros en los mercados, que suman cerca del 8% del PIB chileno.

En Argentina, en cambio, el sistema de pensiones vigente es estatal y de reparto o solidario; es decir, se nutre con los aportes a la seguridad social de un porcentaje de los ingresos obligatorios de los trabajadores independientes y asalariados. La ley establece que la jubilación debe ser equivalente a un 82% del ingreso con el que el trabajador se retiró y además actualizarse periódicamente.

Dadas las sucesivas crisis económicas en el país, se han aplicado medidas excepcionales llamadas “moratorias previsionales” que permiten jubilarse con menos años de aportes, pero cobrando una pensión menor.

Con información de EFE.