Escalada del petróleo revela carencias en seguridad energética
Contrastes. Mientras Europa ve una crisis por la dependencia de gas con Rusia, el Perú no avanza con la masificación de un sustituto al petróleo, requerido hoy más que nunca en el mundo.
La guerra entre Rusia y Ucrania, y su consiguiente réplica sobre los precios del petróleo y gas, han reabierto en la agenda mundial el debate sobre la seguridad energética.
En la región, Colombia espera en julio a Hidroituango, hidroeléctrica con capacidad de cubrir el 20% de la demanda del país; Brasil, Guyana y Surinam alistan la más grande alianza energética de hidrocarburos en el continente; y Bolivia recoge los frutos de invertir en exploración con el hallazgo de 350 billones de pies cúbicos de gas. Nuestro país es la excepción.
La seguridad energética es la capacidad de un país para satisfacer la demanda nacional con suficiencia, oportunidad, sustentabilidad y precios adecuados, en el presente y hacia el futuro. El especialista en temas energéticos, Humberto Campodónico, explica que el petróleo siempre ha tenido ese componente ‘extraeconómico’, algo que ha vuelto a ponerse de manifiesto tras el asedio ruso. Y es que no está subiendo hoy por la ley de oferta y demanda, sino por el conflicto internacional.
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“Los países tienen que ver la manera de protegerse ante esta variación a través de fuentes de energía eólica, solar, etc. En ese contexto, el Perú tiene un ‘pasaporte de seguridad energética’ con el gas natural, que sustituye al petróleo en muchas de sus definiciones y, en nuestro caso, no está sujeto a fluctuaciones internacionales”, menciona.
En efecto, países importadores del recurso, que en el Perú se obtiene de Camisea, han sufrido una escalada de precios por la pandemia y ahora por la guerra similar a la del crudo. El precio del gas natural TTF, el de referencia para Europa, ha superado los 141 €/MWh esta semana, más de diez veces su valor en 2019, cuando se movía en torno a los 13,4 €/MWh, en un momento en el que la tensión en Ucrania es evidente y varios países señalan a Gazprom por disminuir los flujos por el gasoducto que alimenta a la UE. El petróleo global, por su parte, se encamina por arriba de los US$ 100 el barril.
“El contrato que hay con el consorcio Camisea establece que el precio del gas natural se determina cada año con base en el índice de la inflación norteamericana, relacionada con activos de petróleo. Si la inflación en EE. UU. es 2% o 3%, eso subiría el precio del GN”, precisa.
Sin embargo, Campodónico apunta que, en materia de masificación, componente clave para la seguridad energética del país, todavía estamos en deuda. De acuerdo a cifras del Ministerio de Energía y Minas (Minem), más del 80% de conexiones domiciliarias totales está en Lima. El resto de ciudades queda a merced de la importación de combustibles derivados del petróleo, que en Perú bordea los US$ 20 millones diarios. Es el caso del GLP.
El cambio de matriz, asegura Campodónico, es el primer paso para abrir el mercado a otras fuentes de energía, como solar, eólica y geotérmica. Prueba de ello es que el consumo residencial solo tiene una participación del 3%, mientras la industria ocupa el 28% y la generación eléctrica el 58%.
“El Gobierno envío en octubre el PL 679 al Congreso para agilizar la masificación, pero sigue dormido en la Comisión de Energía y Minas. Estamos 15 años atrasados en la sierra, es hora de hacer algo”, asegura.
Petróleo y gas: prosperidad de las economías
Campodónico afirma que las inversiones en hidrocarburos son clave para garantizar la seguridad energética del país. Una de las más importantes es la masificación del gas de Camisea.
Este jueves, Moody’s ha advertido de una posible recesión global y la subida hasta los US$ 150 por barril de petróleo en caso de que la invasión por parte de Rusia a Ucrania se prolongue en el tiempo.
EE. UU. se convirtió en la mayor fuente de GNL de Europa en 2021, representando el 26% de todo el GNL importado por los países miembros de la Unión Europea (UE-27) y el Reino Unido (UK).
En Piura. Avance de las conexiones podría acelerarse. Foto: Andina