El duro y satisfactorio camino de todo nuevo emprendedor en el Perú
Tenacidad. Una escuela virtual para floristas, un negocio que comienza cuando los demás terminan de comer y un maestro zapatero que bautiza cada prenda antes de entregarla. Toda idea es buena cuando la pandemia apremia y los tiempos cambian.
Emprendedores locales que afrontan nuevos retos a medida que el mercado se alivia.
Flores para soñar
“Desde que decidí mudarme de Madrid, prácticamente no tuve vacaciones. Acostumbrada a este ritmo de no parar, dije ‘tengo que ponerme un horario de oficina’. La reacción fue inmediata, confiesa Lili Rivera.
Así nació la escuela virtual de floristas Floral Trendy, bajo un contexto de pandemia y con limitaciones de suministro debido a las nuevas restricciones. El proyecto, madurado por Rivera desde que incursionó en el mercado (hace ya cinco años), ofrece una verdadera cátedra para ayudar a los emprendedores que quieren hacer un negocio desde casa. Ella confiesa que el perfil del florista peruano ha cambiado, es ahora un profesional con un background a sus espaldas que le permite desenvolverse mejor en el mercado digital y comunicarse con los clientes al mejor nivel.
“Hay escuelas de alto nivel como Floral Trendy muy posicionadas en México, para hablar de Latinoamérica, o más cerca, en Brasil. Pero en el Perú no existen escuelas que trabajen con flores peruanas y dirigidas a un público local, que es muy distinto”, manifiesta.
No obstante, recuerda también que la llegada del confinamiento representó un duro revés para todos los productores en la cadena de las flores, desde los floricultores hasta los floristas, pues el Ministerio de Agricultura no los había considerado para continuar operando, como sí ocurrió con los cultivos para alimentación. Virtud de ello, es que nace también la cruzada de Perú Florece, una organización de productores ligados al sector que pudo, finalmente, interceder ante el Gobierno. Toda una proeza.
“Qué iba a pensar que organizaríamos una comunidad de floristas como Perú Florece, cuando en Perú íbamos cada uno por su lado. Aquí sí se pueden hacer realidad los sueños, este es el mío”, nos deleita.
Alta gama, altamar
El cuero de pescado es hasta tres veces más fuerte que el común, y la mayoría del material se pierde pese a ser el Perú uno de los países con más rico litoral en el mundo. Así lo entendieron Efraín Alva y su esposa Keyla Polo Céspedes, quienes pasaron de confeccionar casacas, billeteras y correas de alta gama con la piel de corvinas, robalos, pericos y paiches, a diseñar mascarillas con aplicaciones de cobre para reducir al máximo los riesgos en pandemia.
El proceso de producción de Qaya, que nace en los principales afluentes en costa, sierra y selva del Perú, incluye insumos ecoamigables como extracto de tara para el curtido y especies como achiote, cúrcuma, caoba y maíz morado para darle color.
“Somos un emprendimiento de triple impacto: sostenible, porque nosotros no contaminamos en nuestro proceso, esta piel era desechada sin ser aprovechada; social, porque una vez que la tenemos curtida la llevamos a las cárceles de mujeres, donde las capacitamos; y económica, pues estamos generando mercado con un material nuevo que involucra a muchas personas”, refiere Efraín.
En efecto, el trabajo de Qaya ha servido para capacitar a internas en penales como Santa Mónica, en Chorrillos, donde la pareja, junto a otras dos personas, instruye en la noble labor que a ellos les ha permitido vender hasta 4.000 mascarillas desde el inicio del confinamiento.
El siguiente paso es la internacionalización. Suiza, Alemania, Estados Unidos y México ya importan sus prendas de cuero ecoamigable hecho en el Perú. Francia e Italia, en la mira.
QAYA. Ya los antiguos peruanos curtían piel marina de ballena. Foto: Félix Contreras / La República
Un paso a la vez
Zapateros y costureros de oficio, los integrantes de la familia de Briam Cherrepano encontraron en Chermez Shoes la mejor apuesta para reinsertarse en el mercado ante la coyuntura que dejaba el 2020. Pese a que la empresa nació a inicios de este año, Brian y su familia han logrado una buena acogida en el mercado y ya preparan hasta ochenta pares de zapatos cada mes que entregan de forma personalizada e incluyendo incluso el nombre de su futuro dueño.
La capacidad digital de la empresa y el apoyo de artistas del medio local han sido clave en el proceso. Sin embargo, la competencia con prendas traídas de China sigue siendo dura.
“Se podría decir que es nuestra piedra en el zapato. Los porcentajes de impuestos son muy bajos para el calzado chino y nos perjudica a nosotros, productores locales. Una zapatilla importada puedes comprarla, prácticamente, al mismo costo de producción que tenemos. La competencia nos deja sin margen de ganancia”, explica.
En efecto, Indecopi señaló a inicios de julio que evalúa una prórroga a la aplicación de derechos antidumping a calzado chino, cuya vigencia vence el próximo 30 de noviembre. El daño a la rama de producción nacional continuaría o se repetiría en caso se suprima.
Brian no endilga toda la responsabilidad al Gobierno. Advierte que también la piratería y la idiosincrasia del comprador peruano son una fórmula fatal para los nuevos emprendimientos. Muchas veces, se prefiere comprar una prenda de imitación a bajo precio que una bajo marca peruana con igual valor. Con todo, la familia Cherrepano pisa fuerte y augura un mejor mañana, sólido ellos.
Chermez. Los Cherrepano lograron calzar sueños y talento. Foto: Félix Contreras / La República
Gobierno y su rol clave para alentar emprendimientos
Indecopi advirtió que los zapatos de origen chino con la parte superior de caucho o plástico y cuero natural podrían ingresar al mercado peruano registrando precios menores (12,7% y 34,1%, respectivamente) a los precios del productor nacional.
Recién en mayo del 2020, el Gobierno admitió a las actividades ligadas al sector de floristería como parte de las esenciales. Ello implicó autorizar a todo negocio de producción, venta y distribución de flores, a excepción de la venta ambulatoria.
Para garantizar la sostenibilidad de los peces se aplican medidas como la veda y el respeto de las tallas mínimas de las especies, determinadas por Produce e Imarpe. Ello incluye al cuero de pescado.
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