Economía

De diez mujeres indígenas, más de seis no poseen ingresos propios

Desigualdad. Más de un millón de mujeres del Perú rural no poseen autonomía económica, esto quiere decir que dependen del dinero de sus pares masculinos. Especialistas explican que este problema se debe al bajo acceso a la educación, reducida participación política y un escaso control de su propio territorio.

“Dependemos del trabajo del marido”, sentencia Nelly Mejía (61), proveniente de la comunidad de Palla Palla, en la provincia de San Miguel (Ayacucho).

"Los hombres son los que salen a buscar empleo. Somos muy pocas mujeres las que trabajamos. Nos ponemos a lavar ropa o a criar niños para tener un poco de ingresos, pero el varón trae más dinero", señala.

Nelly forma parte del millón 674.714 mujeres indígenas que no percibe un salario personal, es decir, de 10 de ellas, más de 6 no tienen ingresos propios, y por ende, dependen económicamente de sus pares varones.

Así lo demuestra el informe “Situación de los derechos de las mujeres indígenas en el Perú”, elaborado por la Defensoría del Pueblo.

Según el Observatorio de Igualdad de Género de Naciones Unidas, la autonomía económica se explica como “la capacidad de las mujeres de generar ingresos y recursos propios a partir del acceso al trabajo remunerado en igualdad de condiciones que los hombres. Considera el uso del tiempo y la contribución de las mujeres a la economía”.

Al respecto, Natalia Manso, profesora de Pacífico Business School, indica que para lograr dicha independencia económica es necesario mejorar el acceso al escaso financiamiento que se les brinda, así como la infraestructura y la comercialización de sus productos.

Causas

Manso considera que los principales factores que originan este tipo de dependencia son el bajo acceso a educación y el alto abandono escolar, la migración, la baja participación en posiciones políticas y de poder, lo que las lleva a un bajo acceso a un empleo formal que les genere ingresos estables, condición indispensable para la toma de decisiones sobre sus vidas y su futuro.

“Es importante destacar que solo el 41 % de las adolescentes mujeres indígenas culminan la secundaria. Además, solo 3 de cada 10 comunidades nativas y 4 de cada 10 comunidades campesinas cuentan con servicios de salud en su localidad”.

Manso explica que la inaccesibilidad al servicio de salud perjudica especialmente a las mujeres, pues incide en complicaciones a la hora de los partos que hacen que las secuelas tanto para madres como hijos sea mayor, lo que les perjudica para retomar sus estudios y su trabajo.

Relegadas

En América Latina y el Caribe existen más de 23 millones de mujeres indígenas, pertenecientes a más de 670 pueblos latinoamericanos que enfrentan situación de desigualdad frente al resto de la población y dentro de sus propias comunidades, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

En ese sentido, según la Cepal, la inserción laboral de las mujeres indígenas en los diferentes sectores de la economía difiere respecto de la de los hombres, según su condición étnica.

Mientras que los hombres tienen una participación relativamente equilibrada en los sectores primario, secundario y terciario de la economía, las mujeres, tanto las indígenas como las no indígenas, están principalmente ocupadas en el sector terciario, sobre todo en las actividades de comercio y servicios.

Ante ello, Melania Canales, presidenta de la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (Onamiap), señala que un gran obstáculo para el desarrollo económico de las mujeres indígenas es la ausencia de poder sobre su territorio.

En ese sentido, señala que, hasta hace poco, según la Ley General de Comunidades Campesinas, los hombres solo podían ser los comuneros, aquellos que deciden y administran el campo. Por tanto, los hombres decidían por sobre las mujeres y los jóvenes.

"Las mujeres laboran, pero no son consideradas como parte de la gestión del terreno y, por lo tanto, no deciden sobre la tierra. La titularidad la tienen los hombres. Ahora la ley ha cambiado, pero está en proceso de implementación", comenta.

Trabajo doméstico

Manso afirma que en el Perú, el trabajo no remunerado equivale al 20 % del PBI, y es realizado mayoritariamente por las mujeres, como es el caso del trabajo doméstico. Sin embargo, dicho trabajo no implica que consigan mayor independencia económica, sino todo lo contrario.

“No les queda tiempo para poder invertir en un trabajo que sí les suponga un ingreso económico, lo que hace que se perpetúe el círculo de la pobreza y la dependencia económica del hombre”.

Asimismo, Canales apunta que cuando se habla de economía, los hombres siempre deciden. "Las mujeres estamos dedicadas a la producción, la cual no es remunerada. Los hombres siempre salen hacia fuera a buscar trabajo, a traer dinero, pero ¿qué pasaría si ellos compartieron la labor doméstica?", se cuestiona.

Además, la lideresa indígena recalca que son las mujeres las que educan a sus hijas e hijos. Cuando hay enfermedades, las mujeres curan porque tienen conocimiento de plantas medicinales. Ellas también están dedicadas a la artesanía, pero todo eso no es valorado, según la presidenta de la Onamiap.

Por último, Manso sostiene que educar a los hijos varones en el reparto de las tareas del hogar y el cuidado de los hijos es esencial para equilibrar los tiempos dedicados a la familia y al trabajo remunerado y no remunerado.

Por último, Canales y Manso consideran que la mujer indígena es fundamental para entender la economía indígena, (marginada y desplazada por el sistema occidental), principalmente por la conservación de bosques, lagunas, biodiversidad y sobretodo, cultura, la cual no se mantendría si es que ellas migran a las ciudades o se alejan de la producción en sus comunidades.

El dato

Según la OIT, la informalidad (inestabilidad laboral, bajos salarios y precariedad laboral) es mayor entre las mujeres indígenas de la región, con una tasa por encima de 85 %.

Opinión

Nelly Mejía - Ama de casa: “Los hombres son los que salen a buscar empleo. Somos muy pocas mujeres las que trabajamos. Nos ponemos a lavar ropa o a criar niños para tener un poco de ingreso, pero el varón trae más dinero”.

Migración a ciudades, ¿libertad económica?

Según el Banco Mundial, la migración de las mujeres indígenas hacia las ciudades también constituye una oportunidad para liberarse de roles tradicionales y, por tanto, gozan de una mayor independencia económica, aunque la organización aclara que en las urbes enfrentan más dificultades que los hombres para poder desarrollarse.

Al respecto, Natalia Manso, docente de Pacífico Business School, señala que “el Estado debería crear las condiciones adecuadas para que las mujeres indígenas no encuentren la migración como única salida para su autonomía económica. Asimismo, resalta que la conservación de su cultura y tradiciones ancestrales no debería ser incompatible con su desarrollo personal.

Por su parte, Melania Canales, presidenta de la Onamiap, señaló que las mujeres son las más afectadas cuando hay migración. En la época de violencia política muchas mujeres se trasladaron a ciudades. Y por eso muchas de ellas, hoy en día, se dedican al negocio ambulatorio o al empleo doméstico.

Las cifras

3 mllns de mujeres indígenas representan el 10% de la población peruana.

73% de las mujeres indígenas no puede acceder a un empleo en el Perú.

1,7 mllns de mujeres indígenas son parte de la Población en Edad de Trabajar (PET).

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