Gianfranco Quattrini: “El desafío es visibilizar un tema sensible”
Director de “Encintados”. Cineasta habla de película que protagonizan Magdyel Ugaz y Ximena Palomino sobre una pareja gay que desea tener un bebé.
Sofía (Magdyel Ugaz) y Martina (Ximena Palomino) se aman y esperan convertirse en madres, pero el proceso está siendo difícil. Es la sinopsis de “Encintados”, del director peruano-argentino Gianfranco Quattrini, que llega a las salas este jueves 26 de mayo.
¿Qué tan difícil o enriquecedor ha sido escribir, dirigir y producir?
Ha sido un proceso que ha implicado mucho trabajo de naturaleza diversa y mucha dedicación. El camino ha sido largo, empezamos a idear el proyecto en el año 2016, junto con Mariana Silva, una dramaturga y guionista peruana extraordinaria. Nos enfrentamos al hermoso desafío de contar esta historia de personajes imperfectos y contradictorios, que siguen sus impulsos vitales y apuestan al amor y la familia.
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Ha dicho que la película busca abrir una conversación acerca de que no hay una sola manera de amar.
El gran desafío ha sido realizar una comedia abierta al público familiar, que visibilice un tema sensible en un país donde hay demasiados prejuicios. Soy muy exigente conmigo mismo y mi meta era contar esta historia teniendo como referente a los grandes maestros de la comedia, como Billy Wilder (”Departamento de soltero”) y Pietro Germi (”Seducida y abandonada”), por mencionar un par. Son cineastas que a través de comedias populares han abordado temas tabúes, fomentando conversaciones relevantes en la sociedad.
Filmación. Encintados se grabó en Cusco y contó con la participación del actor argentino Benjamin Amadeo. Foto: difusión.
Uno de los personajes suelta la frase “aquí la ley las discrimina”. ¿Cómo espera que sea recibida la cinta por la comunidad LGTB?
No pertenezco a los espacios de activismo y no es una película militante, porque no tengo esa experiencia. Pero es un hecho que el Perú tiene un gran atraso en cuanto a los derechos de las familias diversas comparado con Argentina, Brasil, Chile, por mirar a los países vecinos. Soy un hombre blanco heterosexual y he dedicado siete años de mi vida a dar a luz a esta película, porque me parecía una historia que valía la pena contarse. La manera que tenemos los cineastas de acercarnos a los temas es contando historias, y esta es una como tantas, no pretende ser una referencia. La realidad es que todos estamos aprendiendo, es un tiempo de muchos cambios y si la película ayuda a generar una conversación sobre la diversidad en la familia y en el amor, es un punto a favor.
Cusco es un destino ideal para cualquier cineasta. En su caso, ¿por qué lo eligió como locación?
Cusco, con una cultura milenaria y las misteriosas fuerzas de los apus, es, a la vez, el lugar más cosmopolita del Perú. Allí te puedes encontrar con personas de diversas partes del mundo que han arribado en busca de sanación, en contacto con los espíritus de allí. El personaje protagonista argentino llega a Cusco para sanar una herida de amor y realizar un cambio en su vida, es inconsciente de la dimensión del cambio que está por afrontar. Por eso elegimos Cusco, ya que narrativamente era lo más poderoso. Pero no es fácil filmar en Cusco, e implicó un desafío muy grande para todo el equipo técnico por la altura y las distancias. Antes de iniciar el rodaje, sabiendo a dónde íbamos, realizamos una ceremonia con la chamana Marcela Pantigozo, para solicitar el permiso a los apus. Fue una experiencia hermosa bajo una fina llovizna, en la que agradecimos la posibilidad de empezar a contar esta historia.