Científicos anuncian el posible final del verano y el invierno: la actividad humana está "creando" dos nuevas estaciones
Un estudio de Inglaterra revela que la actividad humana está generando nuevas estaciones climáticas que alteran los ciclos naturales del planeta.
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Durante siglos, las estaciones han marcado los ritmos de la naturaleza, regulando la agricultura, las costumbres culturales y el comportamiento de numerosas especies. Sin embargo, un reciente estudio científico realizado por investigadores del Departamento de Medio Ambiente y Geografía de la Universidad de York, en Reino Unido, revela que la actividad humana está provocando un cambio radical en los ciclos del planeta.
Según el estudio, la contaminación, la deforestación, la extracción de minerales, la caza furtiva de especies y otros impactos provocados por el ser humano están generando nuevas estaciones, distintas a las reconocidas por la ciencia. Esto no solo desorganiza el calendario natural, sino que amenaza con alterar ecosistemas completos, afectar la producción agrícola global y desestabilizar la biodiversidad de la Tierra.
La ciencia confirma un cambio drástico en los ciclos del planeta
El análisis encabezado por Felicia Liu y Thomas Smith describe un fenómeno sin precedentes: la aparición de estaciones “sincopadas” y “arritmicas”. Las primeras aluden a la modificación de los patrones estacionales tradicionales, como veranos más intensos o inviernos moderados. Las segundas, en cambio, representan una pérdida del orden natural, con primaveras anticipadas, otoños prácticamente inexistentes y veranos que se extienden más de lo habitual.
Este hallazgo pone en evidencia cómo las acciones humanas han traspasado los límites de la estabilidad climática. Los investigadores advierten que estos nuevos comportamientos del clima no son simplemente variaciones, sino transformaciones estructurales de las estaciones.
Por ejemplo, el invierno, una estación clave para numerosos ecosistemas, está disminuyendo en intensidad y duración, lo que perjudica tanto a la flora como a la fauna de distintas regiones.
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La desaparición del invierno y la transformación del verano
Uno de los efectos más notorios de este fenómeno es la escasez de nieve en zonas como los Alpes. Esta disminución afecta severamente las actividades económicas asociadas a los deportes de invierno, comprometiendo la economía local. En paralelo, el verano comenzó a alargarse y ganar intensidad, desatando olas de calor más frecuentes y prolongadas que modifican el crecimiento de la vegetación.
Las aves marinas del Reino Unido también dejaron de reproducirse e invernar en sus periodos habituales. Este tipo de alteraciones en el comportamiento animal es una prueba concreta del desequilibrio del calendario natural. La pérdida de referencias estacionales afecta directamente a los seres vivos, y sus consecuencias ya se reflejan en la biodiversidad y el desarrollo de cultivos agrícolas, especialmente en zonas sensibles del hemisferio norte.
Nuevas estaciones emergen en el sudeste asiático
En regiones del sudeste asiático, como Indonesia, han surgido fenómenos climáticos tan inusuales que ya se les reconoce como estaciones. Es el caso de la llamada “estación de neblina”, provocada por los incendios forestales y la contaminación del aire. También se identifica una “temporada basura”, donde la acumulación de residuos afecta ecosistemas acuáticos y terrestres.
Estos eventos reflejan cómo la combinación de deforestación, caza furtiva, extracción descontrolada de recursos y contaminación de océanos y lagos está moldeando nuevos ciclos. Lejos de ser temporales, estas transformaciones se están consolidando como parte de una nueva realidad climática. Las alteraciones ya afectan las costumbres culturales y las actividades económicas vinculadas a las estaciones tradicionales.




















