Científicos chinos desarrollan el cristal más resistente del mundo para armas láser: podría derribar satélites desde la Tierra
China ha desarrollado un cristal de seleniuro de galio y bario, que potencia sus armas láser, permitiendo derribar satélites desde la Tierra. Este avance militar marca un nuevo hito en la tecnología armamentista.
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En los sistemas láser, los cristales actúan como el medio donde los electrones son excitados para emitir fotones, responsables de generar la radiación láser. En este contexto, China ha desarrollado el cristal de seleniuro como parte de sus esfuerzos por fortalecer sus capacidades en el ámbito militar.
Este cristal de seleniuro de galio y bario, representa un avance para el país asiático, ya que es capaz de derribar satélites desde la Tierra al potenciar sus armas láser.

El cristal sintético, con un diámetro de 60 milímetros. Foto: RTVE
¿Cómo es el cristal superpoderoso de China?
El cristal sintético, con un diámetro de 60 milímetros, destaca por su capacidad para transformar de forma eficiente los láseres infrarrojos de onda corta en rayos de infrarrojo medio y lejano. Esta conversión permite que el haz atraviese las denominadas "ventanas atmosféricas", lo que facilita su transmisión a largas distancias sin perder intensidad.
Aunque su tamaño pueda parecer modesto en comparación con el de un arma, esta dimensión cumple un propósito específico: maximizar el rendimiento óptico sin comprometer la estabilidad estructural del material bajo condiciones de alta energía.
¿Cuál es la diferencia con otros cristales?
A comparación del cristal sintético, otros son más grandes debido a que no son de uso armamentista.
Un ejemplo destacado es el láser ZEUS, desarrollado por la Universidad de Michigan, un sistema de pulsos ultracortos con potencia equivalente a los zettavatios. Este dispositivo emplea un cristal de zafiro dopado con titanio de gran tamaño para amplificar su pulso láser hasta alcanzar niveles máximos de energía.
El cristal, que mide cerca de 18 centímetros de diámetro, requirió más de cuatro años de trabajo para su fabricación, lo que lo convierte en uno de los más grandes de su tipo. Aunque en términos teóricos los cristales de mayor tamaño podrían generar haces láser más potentes, existen limitaciones técnicas que dificultan su ampliación. Entre los principales desafíos se encuentran las complejidades del crecimiento del cristal y la dificultad de controlar el calor generado durante su operación, factores que restringen su uso en armas láser de gran escala.
Por lo que el cristal empleado por China, debido a su tamaño, genera mayor potencia en los láseres a comparación a los demás.





















