Ciencia

El misterioso planeta con una cola de cometa que mide casi 600.000 km: astrofísicos explican esta rareza

Planetas errantes, agujeros negros caníbales, violentos giros de estrellas de neutrones: el universo encierra muchos misterios. El exoplaneta WASP-69b, que deja escapar 200.000 toneladas de helio por segundo, se suma a estos enigmas.

Este descubrimiento abre nuevas posibilidades para el estudio de los exoplanetas. Foto: Observatorio W. M. Keck/Adam Makarenko
Este descubrimiento abre nuevas posibilidades para el estudio de los exoplanetas. Foto: Observatorio W. M. Keck/Adam Makarenko

Desde planetas errantes —no sujetos a la gravedad de una estrella— hasta la fusión de agujeros negros han causado gran curiosidad en la comunidad afín a los acontecimientos astronómicos. En esta oportunidad, un equipo de investigación, liderado por Dakotah Tyler, del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de California, observó que el exoplaneta WASP-69b está perdiendo su atmósfera poco a poco. Este proceso crea una consecuencia asombrosa.

La atracción gravitatoria de su estrella, a 163 años luz de la Tierra, está desgarrando al cuerpo celeste, lo que provoca que se detecte una cola brumosa parecida a la de un cometa. Este planeta fuera del sistema solar, con un tamaño similar a Júpiter, despide una estela de helio con una longitud de 563.000 km: su tamaño es realmente impresionante.

¿Cuáles son las características de WASP-69b, el planeta con cola de cometa?

El nombre WASP-69b se debe a su descubrimiento como el planeta 'b' en la estrella número 69 del sondeo llamado Wide Angle Search for Planets (WASP, por sus siglas en inglés), cuyos observatorios robóticos se ubican en España (isla de La Palma) y Sudáfrica.

Si bien es un 10% más grande que Júpiter en tamaño, WASP-69b tiene una masa más cercana a la de Saturno y es mucho menos denso, con solo alrededor del 30% de la masa del planeta más colosal del sistema solar. WASP-69b solo demora 3,8 días en dar la vuelta alrededor de su estrella, lo que le hace recibir una gran cantidad de energía y calentarse. Este calentamiento causa la expansión del gas o 'cola de cometa' que han visto escapar los astrónomos.

Mediante un estudio publicado en la revista Astrophysical Journal, se detectó que el helio huía rápidamente: salen unas 200.000 toneladas por segundo. En paralelo, la Tierra pierde esa misma cantidad de masa cada 1.000 millones de años. Las diferencias son más que elocuentes. Dicho esto, se espera que WASP-69b pierda una cantidad ingente de su masa atmosférica, aproximadamente 15 veces la de la Tierra.

"La distribución de los tamaños de los exoplanetas y la distancia orbital codifica aspectos clave de la física de la formación de planetas, como el crecimiento de núcleos rocosos, la acreción/pérdida de envolturas gaseosas, la migración orbital y otros procesos", ilustran los involucrados en el artículo citado.

Vista hecha por computadora del exoplaneta WASP-69b. Foto: NASA

Vista hecha por computadora del exoplaneta WASP-69b. Foto: NASA

Los ciclos solares y su influencia en la cola del exoplaneta WASP-69b

Los vientos solares están estrechamente vinculados a la pérdida de atmósfera del exoplaneta WASP-69b, un objeto del espacio que ha desafiado los conocimientos actuales sobre la formación de cuerpos celestes.

La estrella de nuestro vecindario galáctico, el Sol, experimenta ciclos de actividad magnética que duran 11 años. Cuando este evento alcanza su cúspide, se detectan más llamaradas solares y cambios en el viento solar. Pero estos ciclos son algo impredecibles; en otras palabras, es difícil determinar su comportamiento exacto. Precisamente, WASP-69b es el resultado de esta variabilidad, por lo tanto, los astrónomos necesitan estudiar más casos como este para ampliar las teorías.

Este escape atmosférico —fenómeno conocido como 'fotoevaporación'— también confirma que resultará complicadísimo encontrar a los hipotéticos Neptunos calientes (reciben este adjetivo por trasladarse cerca de sus estrellas) y los Radius Gap (planetas entre 1,5 y 2 veces más grandes que el radio de la Tierra) por su incapacidad de retener sus gases, aunque al universo le encantan los giros de tuerca.