Ciencia

Superficie de Mercurio podría estar cubierta por 16.000 billones de toneladas de diamantes

El planeta más cercano al Sol recibió tantos impactos que ahora albergaría una reserva de gemas 16 veces superior a la que hay en la Tierra, según nuevo estudio.

La Cuenca Caloris de Mercurio posee cráteres de más de 300 kilómetros de diámetro. Foto: NASA / Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory / Carnegie Institution of Washington
La Cuenca Caloris de Mercurio posee cráteres de más de 300 kilómetros de diámetro. Foto: NASA / Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory / Carnegie Institution of Washington

Mercurio, el planeta más cercano al Sol, podría albergar más de 16.000 billones de toneladas de diamantes en su corteza, según un reciente estudio basado en simulaciones por ordenador que abarcó sus 4.500 millones de años de vida geológica.

La investigación fue dirigida por Kevin Cannon, científico planetario de la Escuela de Minas de Colorado, en Estados Unidos, y sus hallazgos fueron expuestos en la 53° Conferencia de Ciencias Lunar y Planetaria.

Como muchos otros planetas del sistema solar, cuando Mercurio era un mundo joven estuvo cubierto de océanos de magma que luego se enfriaron y cristalizaron varios minerales. Solo el grafito (una forma natural del carbono) persistió como una primera capa del planeta. Más adelante recién sería cubierta por la actividad volcánica.

Cráter Eminescu Mercurio

Según las simulaciones por ordenador, los impactos también generaron una alta presión y temperatura que pudieron transformar el grafito en diamantes. En la imagen, el cráter Eminescu. Foto: NASA / Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory / Carnegie Institution of Washington

Sin embargo, en un violento periodo llamado Bombardeo Intenso Tardío (o LHB, por sus siglas en inglés), los constantes impactos de meteoritos y cometas en Mercurio ocasionaron cráteres de gran impacto en su corteza y sacaron a relucir la capa de grafito. Desde el espacio, estas depresiones se observan como las zonas más oscuras del planeta.

Pero, según las simulaciones de Cannon, las colisiones también generaron una alta presión y temperatura que transformaron el grafito en diamante, el mineral más duro en la naturaleza terrestre y uno de los más preciados.

Así, en el caso de que la capa de grafito haya sido de 300 metros de espesor cuando ocurrieron las colisiones, entre el 30% y el 60% de toda la cantidad se habría convertido en este mineral precioso.

Como resultado de los choques, se habrían generado 16.000 billones de toneladas de diamantes, muchos de ellos en fragmentos diminutos y enterrados cerca de su superficie.

Esta abismal cifra de gemas sería 16 veces mayor que la reserva estimada en la Tierra, de acuerdo con el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT).

Además, si bien Cannon reconoce que impactos posteriores al periodo LHB pueden haber destruido algunos diamantes, la pérdida puede haber sido “muy limitada”.

Depósitos inexplorados de diamantes

Mercurio es un planeta hostil para la presencia humana debido a su proximidad al Sol y su atmósfera ligera, que causa temperaturas diurnas de 426° C y temperaturas nocturnas de -143° C, según la NASA.

Por esa razón, para explorar si existe dicha cantidad de diamantes en la roca caliente, la mejor opción son los instrumentos espaciales.

MESSENGER, una sonda espacial de la NASA que cartografió Mercurio entre 2008 y 2015, no pudo detectar los depósitos de diamantes debido a que el mineral no emite muchas longitudes de onda cercanas al infrarrojo.

Imágenes de Mercurio, el planeta terrestre más pequeño del sistema solar, tomadas por la misión BepiColombo en 2021. Foto: composición / ESA / JAXA

Imágenes de Mercurio, el planeta terrestre más pequeño del sistema solar, tomadas por la misión BepiColombo en 2021. Foto: composición / ESA / JAXA

Por esa razón, los expertos esperan que BepiColombo, una misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), cumplan este objetivo para 2025, cuando ajusten completamente su órbita en el planeta.