Gen de los neandertales que nos hizo vulnerables a la COVID-19 también protege del VIH
Según un estudio anterior, esta característica genética aún se encuentra en parte de la población asiática y europea, pero no se sabe cómo ha logrado perdurar hasta hoy.
En 2020, los genetistas Hugo Zeberg y Svante Pääbo, ambos del Instituto Max Planck, en Alemania, demostraron que una variante genética heredada de los neandertales era el principal factor de riesgo genético para sufrir una enfermedad de COVID-19 grave.
Este fragmento de ADN, transmitido a lo largo de la evolución humana, aún se encuentra en el 30% de la población del sur de Asia y en menor medida en Europa (8%), pero era casi ausente en el continente de África.
En su investigación, Zeberg y Pääbo determinaron que un grupo de genes del cromosoma 3 se vinculaba con un mayor riesgo de hospitalización e insuficiencia respiratoria al infectarse con el virus del SARS-CoV-2.
Meses después, ambos investigadores estudiaron esta variante en muestras de ADN humano antiguo y observaron que su frecuencia fue aumentando significativamente desde la última edad de hielo y que ahora es “inesperadamente común”.
“Este importante factor de riesgo genético para la COVID-19 es tan común que comencé a preguntarme si en realidad podría ser bueno para algo, como brindar protección contra otra enfermedad infecciosa”, explica Hugo Zeberg, único autor del nuevo estudio publicado este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS).
El factor de riesgo genético se encuentra en una región del cromosoma 3 que consta de muchos genes. Algunos de ellos codifican receptores en el sistema inmunológico. Y uno de estos receptores (CCR5) es utilizado por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) para infectar los glóbulos blancos.
Zeberg descubrió que las personas portadoras del factor de riesgo de COVID-19 tenían menos receptores CCR5, lo que lo llevó a probar si también tenían un menor riesgo de infectarse con el VIH.
Al analizar la información de los pacientes de tres bases de datos biológicas (FinnGen, UK Biobank y Michigan Genomic Initiative), descubrió que los portadores de la variante de riesgo de COVID-19 tenían un 27% menos de probabilidades de contraer el VIH.
“Esto muestra cómo una variante genética puede ser tanto una buena como una mala noticia”, indica Zeberg.
Sin embargo, dado que el VIH solo surgió durante el siglo XX, la protección contra esta enfermedad infecciosa no puede explicar por qué la variante de riesgo genético de COVID-19 se volvió tan común entre los homínidos hace 10.000 años.