Ciencia

Némesis, la ‘gemela oscura del Sol’, pudo ser la razón de extinciones masivas en la Tierra

Según observaciones de los astrónomos, ahora esta misteriosa estrella puede estar provocando ciertos fenómenos en las fronteras del sistema solar.

Némesis, el gemelo perdido del Sol, recibe ese nombre por su poder destructivo. Foto: The History Channel
Némesis, el gemelo perdido del Sol, recibe ese nombre por su poder destructivo. Foto: The History Channel

Dos investigadores de la Universidad de California en Berkeley y el Observatorio Astrofísico Harvard-Smithsonian en Cambridge —Steven W. Stahler y Sarah I. Sadavoy— afirmaron que las estrellas con características parecidas a nuestro Sol nacen posiblemente con una ‘hermana gemela’ a la que nombraron Némesis desde 1984.

Para comprobar sus teorías, los científicos examinaron ondas de radio provenientes a una distancia de 600 años luz respecto a la Tierra, zona poblada por estrellas jóvenes, en la constelación de Perseo. Los resultados se describen en las páginas de la revista Monthly Notices of the Astronomical Society.

A este proyecto se le llama VANDAM, el cual permite censar esferoides luminosos de plasma de tipo 0, o bebés estelares; y las de tipo 1, entre 500.000 años y 1 millón de años de antigüedad. El equipo encargado de esta iniciativa se compone de 13 científicos de las universidades de Illinois, Virginia, Arizona y California. También se incluye a expertos del Instituto Max Plank de Astronomía, el Observatorio Nacional de Radioastronomía (Estados Unidos), el Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica y el Observatorio de Leiden.

“Ejecutamos una serie de modelos estadísticos para ver si podíamos dar cuenta de las poblaciones relativas de estrellas individuales jóvenes y binarias de todas las separaciones en la nube molecular de Perseus, y el único modelo que podía reproducir los datos era uno en el que todas las estrellas se forman inicialmente, como binarios amplios”, había declarado Stahler en el año 2017.

Dos sistemas de estrellas binarias orbitando entre sí. Foto: NASA / JPL-Caltech / UCLA

Dos sistemas de estrellas binarias orbitando entre sí. Foto: NASA / JPL-Caltech / UCLA

Una formación de estrella binaria es un sistema de dos de estos cuerpos astronómicos que, vinculados gravitatoriamente, orbitan entre sí.

Según la Sociedad Española de Astronomía (SEA), por dar una explicación con más exactitud, ambas estrellas se desplazan en torno al centro de masas común de ese binomio.

A lo largo del tiempo, por otro lado, los especialistas han buscado superar las confusiones surgidas cuando dos soles se ven cercanos o relacionados desde la perspectiva terrestre. En algunos casos, pertenecerían a zonas del universo totalmente diferentes.

Stahler dijo que al haber encontrado 45 estrellas solitarias, 19 sistemas estelares binarios y otros cinco que contenían más de dos estrellas, “tenemos la evidencia más sólida hasta la fecha” de que un gran número de ellas no nacen binarias.

Sin embargo, si muchas estrellas engendradas en el cosmos son el resultado de un ‘doble parto’, ¿por qué no detectamos a Némesis aún? Richard Muller, de la Universidad de California en Berkeley, había propuesto hace más de dos décadas que una estrella enana roja podría estar moviéndose a 1,5 años luz, un poco distante a los límites helados del sistema solar, aunque ya se habría fundido hace millones de años.

Ilustración de la enana roja Teegarden a unos 12 años luz de distancia, una probable apariencia de Némesis. Foto: Walt Feimer / NASA

Ilustración de la enana roja Teegarden a unos 12 años luz de distancia, una probable apariencia de Némesis. Foto: Walt Feimer / NASA

Los cálculos estadísticos responsabilizan a Némesis de un ciclo de extinciones masivas en aquella astro de 27 millones de años, pero no es un análisis definitivo. Allí se incluye la desaparición de los dinosaurios.

La primera vez que se tocó el tema de la hipótesis de Némesis fue mediante un artículo de la revista Nature firmado en 1984 por los físicos R. A. Muller, Piet Hut y Marc Davis. Consideraban a la ‘destructora’ como una enana marrón, cuya extravagancia radica en que su cantidad de masa se ubica entre los gigantes gaseosos pesados y las estrellas ligeras, en otras palabras, una especie de híbrido con pocas emisiones de energía.