Descubren fósil de tardígrado preservado desde hace 16 millones de años
Pese a su extensa historia evolutiva y distribución por todo el mundo, el registro fósil de los tardígrados es sumamente escaso.
Un raro fósil de tardígrado de aspecto moderno, que representa un nuevo género y una nueva especie, ha sido descubierto en el ámbar de la República Dominicana. El fósil data del Mioceno, hace 16 millones de años, según un nuevo estudio.
Los tardígrados, invertebrados microscópicos conocidos por su resistencia a las condiciones más extremas, sobrevivieron a los cinco eventos de extinción masiva del tiempo geológico Fanerozoico, 590 millones de años atrás. Sin embargo, los primeros de su especie de aspecto moderno solo se conocen del Cretácico, hace 80 millones de años.
Los científicos utilizaron microscopía láser confocal para obtener imágenes de mayor resolución de sus características anatómicas importantes, las cuales facilitaron los análisis filogenéticos para su registro taxonómico.
El nuevo fósil Paradoryphoribius chronocaribbeus es solo el tercero encontrando que se describe por completo y se nombra formalmente hasta la fecha. Los otros dos de aspecto moderno son Milnesium swolenskyi y Beorn leggi, ambos pertenecientes al Cretácico en América del Norte.
Paradoryphoribius es el primer fósil que se encuentra incrustado en el ámbar dominicano del Mioceno y el primer fósil representativo de la superfamilia de tardígrados Isohypsibioidea.
“La dificultad de trabajar con este espécimen de color ámbar es que es demasiado pequeño para diseccionar microscopios, necesitábamos uno especial para ver completamente el fósil”, dijo Marc A. Mapalo, estudiante de doctorado en Biología Evolutiva y autor principal del hallazgo.
Generalmente, la luz transmitida por microscopios de disección funciona bien para revelar la morfología de seres más grandes como insectos y arañas en ámbar. Paradoryphoribius, sin embargo, tiene una longitud corporal total de solo 559 micro metros, o un poco más de medio milímetro. A una escala tan pequeña, un microscopio de disección solo puede revelar la morfología externa del fósil.
Afortunadamente, la cutícula de los tardígrados está hecha de quitina, una sustancia fibrosa de glucosa que es un componente principal de las paredes celulares de los hongos y los exoesqueletos de los artrópodos. La quitina es fluorescente y se excita fácilmente con láseres, lo que permite visualizar completamente el fósil tardígrado mediante microscopía láser confocal.
El uso de microscopía láser confocal, en lugar de luz transmitida para estudiar el fósil, creó grados de fluorescencia que permitieron una visión más clara de la morfología interna. Con este método, Mapalo pudo visualizar completamente dos características muy importantes del fósil: las garras y el aparato bucal.
“Aunque externamente parecía un tardígrado moderno, con microscopía láser confocal pudimos ver que tenía esta organización única del intestino anterior que nos justificaba erigir un nuevo género dentro de este grupo existente de superfamilias de tardígrados”, dijo el investigador.