Ciencia

“El SARS-CoV-2 tiene ecos del VIH y la polio, por eso será difícil hallar la vacuna”, dice experto

William Haseltine, máximo científico de EE. UU., vuelve a señalar que no habrá antídoto contra la COVID-19. Sin embargo, exhorta a poner “esperanza” en los antirretrovirales y anticuerpos monoclonales.

Foto: Captura.
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Hallar la vacuna contra el coronavirus que produce la COVID-19 será un camino difícil, ha advertido desde hace semanas el científico estadounidense William Haseltine, reconocido por su innovador trabajo sobre el VIH/SIDA y el genoma humano.

“No cuenten con ella todavía”, dijo a Reuters en una videollamada. Y este miércoles 8 de julio abundó en las razones. “Cada virus mortal cuenta una historia. A medida que se desarrollan sus capítulos, aprendemos más sobre la posibilidad de desarrollar una vacuna”, escribió el máximo científico de EE. UU. en una reciente publicación de su web personal, reproducida también en la revista Scientific American.

Nombrado por Times en 2001 como una de las 25 personas de negocios más influyentes del mundo, William Haseltine ha estudiado los virus que producen la polio y el SIDA.

La forma en cómo actúan en el cuerpo pueden brindar algunas lecciones para enfrentar esta pandemia, que ya deja más de 12 millones de personas infectadas en todo el mundo, casi la mitad de ellas en América Latina y Estados Unidos.

El poliovirus, por ejemplo, evidenció “desde el principio que una vacuna sería posible”, mientras que con el VIH ocurrió todo lo contrario: “Nos dijo que el camino hacia un antídoto sería largo y difícil”.

Coronavirus: SARS-CoV-2 y diferencias con otras cepas

Cuando el virus de la polio “ingresa al cuerpo, este responde produciendo antígenos que lo eliminan por completo. Es un golpe y fuga: te golpea fuerte y luego escapa para siempre”, especificó Haseltine.

Foto: AFP.

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Con el VIH, en cambio, deviene otro escenario: “Los pacientes producían respuestas más contundentes que con cualquier otra enfermedad, sin embargo, el sistema inmunológico nunca fue lo suficientemente fuerte como para eliminar el virus... permaneció hasta que destruyó el cuerpo”.

Estas experiencias científicas lo han llevado a afirmar que “el SARS-CoV-2 tiene ecos tanto del VIH como de la polio”.

La cepa de la COVID-19 —consideró el especialista― “distorsiona el sistema inmunitario para que, incluso después de que lo elimine, vuelva a ingresar al sistema y causar” el mal nuevamente, por tanto “el camino hacia una vacuna estará lleno de obstáculos”.

“Algunos pacientes producen anticuerpos neutralizantes que pueden eliminar el virus, otros no. Aún se desconoce si una vacuna estimulará los anticuerpos neutralizantes en todos. Tampoco está claro cuánto tiempo esos anticuerpos pueden proteger a alguien”, apuntó William Haseltine.

Sin vacuna contra el coronavirus, ¿hay esperanza?

Los adyuvantes —aquellas sustancias que, incorporados al antígeno o inyectados simultáneamente con él, hacen más efectiva la respuesta inmune— han provocado que las actuales vacunas experimentales generen efectos secundarios graves en pacientes jóvenes y sanos, como desmayos y fiebre alta, mencionó el experto.

Por ello cuestionó: “Si eso es lo que una vacuna le hace a los jóvenes, imagine los efectos secundarios para los ancianos y los enfermos, que son los que más necesitan un medicamento viable”.

Ante el panorama desalentador, William Haseltine ha instado a poner “esperanza” en los antirretrovirales (medicamentos que actúan sobre el virus y evitan que se replique) y los anticuerpos monoclonales (glucoproteínas especializadas que hacen parte del sistema inmune).

La razón es particular: “El plazo para probar su eficacia es mucho más corto que con una vacuna; en cuestión de días se sabe si la carga viral en el paciente aumenta o disminuye, y no hacen falta muchos voluntarios”.

Haseltine admitió que su “hambre” por la vacuna es como la de todos. “Sin embargo, mi experiencia me dice que la esperanza (en ella) puede resultar tan equivocada como hace 36 años”, cuando trabajaba en un antídoto definitivo contra el VIH.

“Tendremos medicamentos antivirales para prevenir y tratar la infección por SARS-CoV-2 para el próximo año, si no antes”, auguró finalmente.